Títeres guantanameros invadieron Colombia

Con agrado recibió el gremio colombiano de teatro Latonicalatero a la guantanamera Cucarachita Cuca, que andaba de paseo en Bogotá, con El buen curador y la vecina. Antes de la función, los tres habían regañado al Perro que no sabía ladrar, y el travieso animal, había echo una Petición de manos a los niños de aquel lugar para refugiarse en el Solar de Villafañe.

No se trata de un simple juego de palabras, son los nombres de las obras de teatro que jóvenes artistas del Guaso presentaron en los más importantes festivales internacionales de teatro de títeres en Colombia.

Yosmel López Ortiz, Aliexa Argote Laurencio, Ailyn Zamora Frómeta y Dilailis Martínez Paumier, la generación más novel del consagrado Teatro Guiñol de Guantánamo, regresaron luego de una gira de tres meses, concluida en septiembre, que los llevó a compartir destrezas profesionales y visiones del mundo artístico de esta provincia en importantes ciudades colombianas como Bogotá, Armenia, Pereira y Medellín, apoyados por la Corporación Mundos Diversos y la Asociación Cultural Hilos Mágicos, de aquella nación.

En diálogo con esta edición digital Yosmel López explicó que la iniciativa surgió a partir del Tercer Encuentro Nacional Titereando en la Ciudad, un evento que en Guantánamo acoge a representantes internacionales y que en 2014 trajo al colectivo Latonicalatero de Bogotá, gestor de la reciente invitación.

«La idea era que estuviéramos en diferentes ciudades para que notáramos el amplio ámbito de la escena teatral de títeres para niños en ese país. Realmente nos encontramos con estéticas y propuestas diversas en cada lugar que visitamos», comenta Yosmel, quien además se desempeña como vicepresidente de la Asociación Hermanos Saíz en la provincia más oriental.

En Colombia actuaron en recintos repletos de público, pero también en otros espacios en los que el teatro desbordó las salas, para llegar a la calle y fundirse en barrios, centros culturales e instituciones educativas. Y eso lo confirma su participación en las temporadas teatrales en el coliseo del Parque Nacional de Bogotá y las actuaciones en la Asociación Cultural Teatrova, de esta misma ciudad. También recibieron una buena acogida en el Festival Internacional de Títeres de Neiva, y el Festival Internacional de Teatro en Supia.

«Tuvimos la suerte de participar en uno de los eventos más prestigiosos de Bogotá, el Festival de Teatro Calle Arriba Calle Abajo. Aunque no hacemos teatro de este tipo puramente, nos pudimos acomodar bien al espacio y a la estética que el encuentro proporcionaba gracias a nuestra experiencia en la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa», comenta el joven actor, Premio Adolfo Llauradó de la AHS en 2012.

«Las obras conectaron muy bien con el auditorio porque todas tienen lo que las personas esperan del cubano: la espontaneidad, el doble sentido, la música en vivo y nuestra idiosincrasia criolla. No obstante, tuvimos que adoptar ciertas frases y palabras para que las obras pudieran entenderse sin otras lecturas. A veces el espectáculo lo hace más el público, que la propia presentación que está haciendo el actor», añade.

Precisamente sobre la acogida que recibieron, Yosmel asegura que en Bogotá las personas se divirtieron, sin embargo en lugares como Armenia se sintieron en casa, el ambiente se parecía al de Cuba, incluso por las temperaturas altas y el trato afable y cariñoso de sus habitantes.

Los actores no solo participaron como grupo en sus espectáculos durante los festivales. Al Encuentro de Unipersonales, que organiza la compañía Hilos Mágicos de Bogotá, llegaron también para intercambiar con investigadores de diferentes geografías en un evento teórico sobre las perspectivas de este apartado del arte teatral.

«Los artistas cada vez se mueven menos en grupo porque es muy difícil participar en los eventos en formatos grandes, y se apuesta mucho por el unipersonal», señaló.

En la actualidad estos jóvenes trabajan en el montaje de una versión de la comedia romántica Sueño de una noche de verano, escrita por William Shakespeare, adaptada a la cotidianidad cubana y guantanamera en especial.

«Es un proyecto interesante pues nos aporta nuevas formas de concebir el teatro y permite movernos en otras zonas de creación. A la vez, nos aleja del estilo costumbrista que ha caracterizado nuestros espectáculos anteriores. A la larga podremos saber si es el camino que tomaremos en lo adelante o si retomaremos lo que hasta ahora hemos hecho en el Guiñol Guantánamo», concluye Yosmel.

 

Tomado de Venceremos

Foto de Portada: El buen curador y la vecina fue unas de las obras que los actores del Teatro Guiñol de Guantánamo, Yosmel López Ortiz y Dilailis Martínez Paumier, llevaron a las tablas colombianas. (Cortesía del entrevistado)

 

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