Praxis y arte a golpe de fe

Arte y religión son dos palabras que han acompañado al hombre desde la primera mancha de pintura en una cueva hasta el último bloque de piedra de cada catedral. Hoy en día no romantizamos con la magia, ya hacemos ciencia con los conceptos más rebuscados de teología. La historia está llena de obras que toman como motivo central la imagen divina, debido a que el arte como la religión son manifestaciones de la subjetividad humana intrínsecas a la praxis cultural.

Si se analiza la historia del arte, no son pocos los artistas que han tomado como motivo temático la religión y la han trasformado en su centro creativo. Interesados por la unión del arte y lo divino el 15 de diciembre de 2022 el Centro Cultural y de Animación Misionera San Antonio María Claret (Parroquia Santísima Trinidad) inauguró el XXI Salón Nacional de Arte Religioso, que por suerte de fe y buena voluntad reunió nuevamente a artistas de toda Cuba para realizar obras de arte con un enfoque religioso.

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Este evento, que cuenta con numerosas ediciones y gran prestigio dentro de la isla, se abrió paso después de dos años de ausencia del panorama artístico-visual santiaguero debido a la ovid-19. Romper la inercia y retomar un evento de tanta importancia fue una acción que se agradece. Muchas personas e instituciones en momentos de crisis se escudan en causas externas para mantenerse en una zona de confort. Esta comodidad les impide volver a vivir y solo se sientan al margen de la ventana a soñar con lo que podría ser y no fue. En este sentido el Centro San Antonio María Claret demostró que el arte y la fe llevan sacrificio, y que la voluntad es el primer paso, pero el compromiso y la dedicación son el camino.

Resulta llamativo para muchos que en un evento artístico organizado por una institución eclesiástica el término religioso sustituya al de sacro. Claro está, todo proceso va más allá de una mera casualidad o error de concepto. El arte sacro y el religioso no significan lo mismo, como muchas personas erróneamente creen. Aunque ambos conceptos están vinculados por la representación de motivos religiosos, existen diferencias marcadas, no por el objeto o proceso artístico en sí, sino por la posición que asumen los creyentes o practicantes de una religión con respecto a la obra de arte. En este sentido, hacer un análisis sociológico es importante debido a que la diferencia entre el arte religioso y sacro está dada por un contrato social entre diferentes personas que convergen en un determinado sitio de adoración.

El arte es recontextualizado constantemente y lo que en algún momento llegó a ser una obra de gran relevancia histórica, la evolución de la praxis artística y contextual de la sociedad, puede hacer que no sea tan relevante en otro periodo. Esto ocurre con la danza de conceptos que relacionan el arte sacro y el religioso. En algún momento una obra que fue asumida socialmente por creyentes o practicantes con un carácter litúrgico y de adoración religiosa, en otro contexto o momento histórico puede ser que no tenga dicho carácter. O viceversa, una obra de arte puede comenzar teniendo socialmente una visión de arte religioso y terminar recontextualizado la visión social hacia un motivo de arte sacro.

Galería del Centro San Antonio María Claret.

Los contextos cambian y la visualidad del ser humano se readapta a las circunstancias que viven; de esto no está exenta la religión y todas las características tanto visuales como conceptuales que la representan. Cuando analizamos una obra artística que se denomina “sacra” tiene como característica fundamental que es un objeto litúrgico y que busca la belleza divina. A diferencia del arte religioso, que no es motivo de culto o de adoración por los fieles o practicantes de una creencia determinada.

Después de dilucidar de forma breve algunos motivos por los cuales las piezas presentadas en las exposiciones anuales que hace el Centro Cultural y de Animación Misionera San Antonio María Claret son denominadas arte religioso en vez de sacro, podemos decir que la institución nos aporta no solo un espacio para exhibir arte, también para conceptualizar y aprender. Este Centro tiene gran relevancia en la praxis artística santiaguera debido a los eventos culturales que realiza, los cuales van más allá del propio Salón.

Después de un periodo de crisis, no solo pandémico, también político y económico, la visión del cubano ha asumido paradigmas diferentes. En ese momento de reclusión las redes sociales alcanzaron mayor preponderancia con respecto a la presencialidad debido al ostracismo que confinaba a las personas en su casa. Este fenómeno puede ser que haya influenciado en la cantidad de personas que asistieron al Salón de Arte Religioso, que a diferencia de otras ediciones no contó con tanto público, lo que no quiere decir que el espacio no se haya llenado con los interesados en saber las novedades del arte religioso en Cuba.

Un aspecto a destacar es la poca participación de artistas en comparación a ediciones anteriores. La provincia de Santiago de Cuba reunió un total de 40 creadores de forma mayoritaria, a los que se le unieron artistas de Holguín, Villa Clara y La Habana. La pregunta es, ¿qué paradigma ha cambiado en la praxis cultural y en la asistencia a eventos en los santiagueros?

Las letras “n” y “o” en conjunto son una palabra atinada a la praxis de librar responsabilidades y no crear compromiso. Este Salón demostró que decir “no se puede” porque estamos llenos de carencias, no es lo apropiado, cuando la resiliencia puede preponderar a golpe de fe y de sacrificios.

Amplia participación tuvo la fotografía como manifestación artístic. Y para el que crea que tomar una foto es solo mirar a través del objetivo, presionar el disparador y sonreír con el resultado, están en un grave error. La fotografía va más allá del sonido realizado por la cámara al cerrar el diafragma, ella lleva estudio y habilidad con el equipo. Y para el que a estas alturas crea que esto es poco, una buena foto no está formada por la habilidad del fotógrafo solamente, también es importante el cerebro detrás del ojo que permite crear conceptos nuevos.

Dedicarse al mundo de la fotografía no es más fácil que al de la pintura, como muchos afirman. Es válido destacar el auge que esta manifestación ha alcanzado en la provincia de Santiago de Cuba en los últimos salones de arte, y como era de esperar, este no fue la excepción.

Entre los fotógrafos presentados al certamen se encuentra la joven artista Arlena Sera Ramos con su obra titulada Huellas: Juan: 316. Una obra impresa en papel mate que goza de una gran carga visual y conceptual. Este trabajo galardonado con una mención representa no solo las huellas de la religión, también las experiencias de vida y la postura que uno asume ante ellas. La pieza sin dudas es un trabajo bien logrado que lastimosamente no se llevó más premios.

El artista holguinero Aníbal de la Torre Cruz presentó la fotografía titulada Cada cual con su cruz, colocada curatorialmente al lado de la obra del artista santiaguero Marlon René Aguilera. Este expuso dos piezas impresas en papel mate pertenecientes a la serie Cuestión de Credo. La primera de ellas titulada Advocación, representaba a Jesús en un primer plano fuera de foco, lo que aumenta la preponderancia del segundo plano con la imagen de la Virgen situada en regla de oro. La otra foto presentada por el artista se titulaba Alaguema no debes mojarte.

Obra: Cada cual con su cruz, de Aníbal de la Torre Cruz.

Otras de las fotos exhibidas fueron las tomadas por los artistas habaneros: Ruslán Martínez Kolodiy y Jesús Delfino Villa. El primero con la obra titulada Instrumento digital, galardonada con una mención. A su vez Delfino presentó la pieza fotográfica de la serie Alas, con el título homónimo.

Al evento se presentaron artistas como Carlos Javier Álvarez Bravo con la representación de la Virgen de la Caridad del Cobre, en una pintura realizada en la técnica mixta y titulada Más que una plegaria. Esta obra es un cuadro con un formato piramidal de base ovalada en la que el artista representaba la iconografía de la Santa con colores dorados en su ropaje. A su vez, el artista habanero José Luis García Cortés exhibió la obra titulada Santo Rostro en la técnica de temple sobre madera en un formato de 47×42 cm. La pieza representa el rostro de Cristo con un trabajo pictórico que nos recuerda al arte realizado en La Edad Media, donde la yuxtaposición de planos y la falta de perspectiva dan la sensación de estar frente a una obra de arte realizada en otra época.

Obra Más que una plegaria, de Carlos Javier Álvarez Bravo.

Una de las piezas que denotaba dentro del conjunto expositivo por su peso conceptual fue Primeros Auxilios de Reynaldo Pagán Ávila. La pintura es un juego con el espectador, donde resalta la cualidad humana de buscar consuelo en la religión solo en situaciones difíciles. Con la técnica de acrílico sobre lienzo y un formato de 60x 46 cm, el artista representaba la imagen de un Cristo en sustitución de la típica hacha en la caja roja de vidrio frágil que se usa en caso de incendios. Con la frase “Usar solo en caso de emergencia”, el artista cuestiona la religión, y cómo es asumida por los que la tienen como filosofía de vida.

La obra fue galardonada con el Premio Colateral de Consejo Nacional de las Artes Plásticas. Sin dudas un reconocimiento bien merecido a esta pieza que cuestiona la naturaleza humana con respecto a la religión. Este no fue el único reconocimiento que el artista guardó en sus bolsillos, la pintura titulada Hecce Homo, realizada en acrílico sobre cartulina con una dimensión de 45x30cm, fue galardonada con el Premio Colateral del Consejo Provincial de las Artes Plásticas.

Destaca también la participación de Othmar Josef Gisler con las obras Santa María de la Caridad y La Esperanza. Ambas piezas realizadas en acrílico sobre lienzo y con la técnica del puntillismo. El humor gráfico estuvo a cargo de Ramón Emilio Pérez López (Chicho) con las piezas El papa ayuna y En la unión está la fuerza, que Dios nos U.N.E. A su vez, el artista Wilkie Villalón de León, estudiante de la academia de arte Joaquín Tejada, presentó la pieza titulada Umbral. La instalación realizada en PVC, algodón y en la técnica de origami contaba con gran acabado visual. Esta obra fue galardonada con una mención del Consejo Provincial de las Artes Plásticas y con el Premio Colateral del Centro Loyola Santiaguero.

No solo estos fueron los artistas que participaron en la exposición realizada en la sala número uno del Centro San Antonio María Claret. Entre los nombres del catálogo se encuentran creadores visuales como Evelio Ramos Pérez, el holguinero Oscar García González o la habanera Rita V. Valdés, quien fue galardonada con el premio colateral del Instituto Pastoral Enrique Pérez Serantes.

La instalación estuvo representada con las piezas Héroes Inocentes de Alberto Paz Smith y Fe, de Luis David Carles Rodríguez. La primera es un trabajo de gran factura visual, donde el elemento de la cruz que formaba la obra tenía sobre ella rostros de niños fundidos en metal. Esta pieza fue galardonada con una mención del Consejo Provincial de las Artes Plásticas.

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