Una sociedad dentro de la sociedad

Octavio Paz, en su discurso de aceptación del Premio Miguel de Cervantes en 1981, dijo: «¿y qué es una literatura? No es una colección de autores y de libros, sino una sociedad de obras. Las novelas, los poemas, los relatos, las comedias y los ensayos se convierten en obras por la complicidad creadora de los lectores. La obra es obra gracias al lector. Monumento instantáneo, perpetuamente levantado y perpetuamente demolido (…). La obra nace de la conjunción del autor y el lector; por esto la literatura es una sociedad dentro de la sociedad: una comunidad de obras que, simultáneamente, crean un público de lectores y son recreadas por esos lectores».

Aún cuando las dos editoriales cienfuegueras (Mecenas, 1991 y Reina del Mar, 1996) comenzaron a funcionar antes de la implementación del Sistema de Ediciones Territoriales (SET), es en agosto del 2000 cuando todas las provincias del país se benefician con un equipamiento que potenció la edición y publicación de sus propios libros.

Ian Rodríguez Pérez, narrador y poeta, fue uno de los fundadores en la Perla del Sur del SET. Sus juicios y comentarios nos acercan a la historia de las editoriales cienfuegueras, también con perspectiva crítica y posibles soluciones que pueden mejorar los obstáculos que existen en el trabajo de hoy.

El inicio de las editoriales provinciales perseguía, en primer lugar, promover a los escritores en su propia casa.

¿Como crees, a través de los años, que ha florecido esa y otras pretensiones?

«La creación del Sistema de Ediciones Territoriales respondió a que era insuficiente el papel desempeñado por las editoriales nacionales. La idea oportuna y bienaventurada de nuestro Comandante en Jefe de crear este Sistema (que por la tecnología que emplea llamamos RISO) tuvo que ver, sobre todo, en solventar la avalancha creativa que podían tener los escritores en cualquier provincia del país.

»En materia creativa no creo que nada resulte ambicioso. Aunque en el principio hubo desaciertos como una especie de cuota en las que debían estar representados todos los municipios y eso fue en menoscabo de la calidad literaria. Hoy, es una materia vencida, las editoriales andan por otro camino, ya no hay cuotas de cantidad ni de representatividad, lo que se vela es que prime la calidad estética».

Primer ejemplar publicado por Reina del Mar Editores, Antología poética.¿Hasta qué punto las editoriales tienen libertad para publicar las necesidades de los públicos? ¿Se realiza algún tipo de estudio?

 «Una editorial que se respete tiene que hacer estudios de público  y tener en cuenta además qué están leyendo los lectores en las bibliotecas, las encuestas que aplican las librerías, la información estadística, y todos esos datos llevarlos al consejo editorial a la hora de conformar los planes. Nosotros tuvimos la suerte de que en el Centro de Investigación Florentino Morales se implementó hace unos años un estudio sobre el nivel de recepción de los libros de las dos editoriales, especificando autor preferido, la opinión sobre el diseño y las materias que se publicaban. Con esos resultados hemos venido trabajando».

¿Atenta contra el proceso editorial no tener financiamiento propio?

«En materia de financiamiento las editoriales provinciales tienen una vía fundamental: la garantía, por parte del Instituto Cubano del Libro, otorgar — según el plan aprobado— los insumos que se necesitan para producir la cantidad de títulos y de ejemplares que se proponen. Ya una gestión que involucre al Centro Provincial del Libro, a la Dirección Provincial de Cultura u otras autoridades sería demasiado engorrosa. Pero sí creo que las editoriales, cada vez más, deben buscar su propia manera de establecer reediciones, de buscar financiamiento en otras instituciones que pudieran estar interesadas. El Instituto ha estado pidiendo que eso sea una estrategia para garantizar el trabajo, sobre todo, porque estos insumos hay que importarlos y son bastante caros».

Sin embargo, ninguna editorial disfruta de las ganancias que producen.

«En el país existen editoriales que se autofinancian pero están a un nivel exploratorio para ver el futuro que debe tener ese mundo en Cuba. Las editoriales de las provincias son subvencionadas y hacen una labor más bien de promoción, pues las tiradas no pasan de mil ejemplares; y así, por muy alto que sea el precio a partir de la ficha de costo que se le haga, generalmente nunca va a cubrir el gasto de la compra de los insumos. Estas editoriales no son empresas».

¿Y funciona bien así o sería mejor si se autofinanciaran?

«Yo creo que debe existir ese tipo de editorial así como otra que con sus estudios, con autores de su catálogo, puedan preferir probar y entrar en las leyes del mercado. Pero siempre debe haber un tipo de aventura como esta, que haga libros valiosos en su contenido aunque el lector no apueste por él, pero que sean necesarios tanto por la información que traen como por el nivel de complejidad del producto artístico que pueda ser».

Existen atrasos considerables en Mecenas y Reina del Mar editoriales con respecto a la publicación de los libros…

«Ya son dos años en que las producciones que se han propuesto como plan no se han materializado, el trabajo en la poligráfica no siempre se desencadena de la mejor forma. Atenta contra ello la entrega en tiempo de los cheques, de los contratos, toda una cuestión de índole burocrática que muchas veces lacera el cronograma aún cuando los libros están editados.

»Hay otro elemento: el equipamiento risográfico ya lleva unos años con nosotros y no está diseñado para grandes producciones de libros, es muy frágil y con la ruptura y desajustes vienen también los retrasos».

El nacimiento de las editoriales en Cienfuegos debió generar algunos tropiezos durante el trabajo inicial, ¿a la distancia de estos quince años cómo crees que se ha pautado el camino?

«En el año 2000 ocurre la asignación del equipo risográfico lo que provocó una avalancha de producción de libros que a muchos de nosotros nos parecía descomunal. Los primeros planes eran de más de 30 ejemplares.

»Reina del Mar, por su parte, surge por las insatisfacciones que tenían los jóvenes creadores de la provincia con la labor que hacía Mecenas. Por ello la editorial de la AHS siempre se propuso hacer libros que en materia de diseño fueran más atractivos, aún con la impresión directa que era lo que se usaba en esos años. Publicó también traducciones antes que Mecenas, se dedicaron a los libros de caricaturas, historietas antes que Mecenas y, sobre todo, una labor con el teatro, tanto en el ensayo como la publicación de obras teatrales, que ha sido encomiable; y ha obtenido, también, premios a nivel nacional antes que Mecenas, como la Puerta de Papel en reiteradas ocasiones».

En cuanto a las tecnologías digitales y la edición de libros Cienfuegos no ha dado siquiera los primeros pasos…

«Es cierto que ha estado muy rezagada y es lamentable, porque es una posibilidad que se pudiera aprovechar mejor ya que cada vez es más grande la tendencia a que el lector lea en formato digital, por lo menos en determinados sectores como los más jóvenes y a esos los estamos perdiendo. Pienso que todo ocurre por falta de estrategias institucionales encausadas a proyectar, a financiar, a organizar esta labor y también a una carencia de personal. Se pudiera explotar mucho más y es un camino al que hay que llegar y el que hay que vencer».

Ian Rodríguez Pérez, narrador y poeta, fundador del Sistema de Ediciones Territoriales en CienfuegosEl trabajo de estas editoriales provinciales nunca ha sido tan local ni tan pequeño, por lo que a muchos escritores les parece un término peyorativo encasillarlas como “territoriales”. Sus proyecciones, teniendo mejores o no tan buenas épocas, se han centrado en publicar buenos libros, tanto de autores clásicos como producciones nacionales que resulten relevantes (sin contar los premios literarios), en variar los géneros, en conquistar con diseños llamativos, con temáticas oportunas que se inserten en el ámbito de un país donde leer se ha convertido en una penosa moda pero que no todos saben llevar con elegancia.

Por ello, es casi una burla que en dos años, por cuestiones que los superan, no hayan cumplido en su totalidad los planes propuestos. Solo algunos ejemplares han visto la buena luz para acudir a tiempo y representar a la provincia en las Ferias del Libro. Quizá sean estos quince años momento puntual para celebrar con una mejor infraestructura que no dé margen a rupturas editoriales. Quizá sea este el mejor tiempo para sentarse dentro de esta sociedad y (re)crearla.

Foto 1 Destacada: Primeros libros publicados por la editorial Mecenas. / Foto: Melissa Cordero Novo

Foto 2: Primer ejemplar publicado por Reina del Mar Editores, Antología poética. / Foto: Melissa 

Foto 3: Ian Rodríguez Pérez, narrador y poeta, fundador del Sistema de Ediciones Territoriales en Cienfuegos. / Foto: Leslie Corrales

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  • Excelente trabajo, muy oportuno, tengo un libro de teatro que debió publicarse desde 2014 y una antología que debe salir también pronto. Espero que los traumas poligráficos se resuelvan, ya que hay otros libros (no los míos) muy valiosos esperando ver la luz, así como el público lector que los espera…

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