Una conversación íntima a La Luz

  • Llegado el tiempo de las inevitables conversaciones.
  • Cuando una palabra no es exactamente una palabra
  • sino un disparo entre dos.
  • L.Y.

Sobre qué escribir entonces.

Entro a su oficina y la sonrisa es la primera bienvenida.

A decir verdad, se trata de un amigo-guía, más allá de un amigo-jefe.

Con versos revoloteando por la cabeza supongo que planifica la jornada,

entre risas y tazas de café,

un humor exquisito se concentra y reparte alas para crear.

Así de libres somos bajo su manto.

Luis Yuseff: Luz Yuseff —decimos con cariño.

Es el artífice de los proyectos de nuestro sello editorial, un hombre que no queda sin alternativas.

Creo, sin temor a equivocarme, que este don viene marcado por la poesía. Es cierto que el poeta presume de una cosmovisión poco natural, reconoce luces y si hay alguna sombra es porque seguramente ha plantado un árbol. Y aunque lentos van sucediéndose los días estamos tranquilos porque «el hombre» algo inventa, algo se le ocurrirá —repetimos a coro.

Al principio de este evento epidemiológico, cuando la incertidumbre era la única respuesta, el equipo editorial padecía de una angustia lógica, todos los eventos a los que estamos acostumbrados se suspenderían y los escritores en sus casas solo tendrían como opción leer, surgen entonces las constantes conversaciones con nuestro jefe editor y ahí, en ese lazo íntimo y concomitante, no quedamos náufrago de su voz.

Estamos hablando del creador de aquella peña literaria que por manera ininterrumpida condujera durante más de diez años «Tarde de Ateneo», en la que se presentaron novedades editoriales de Cuba y el mundo, autores de diversos sellos que en muchas ocasiones interactuaban con el público, «La Isla en versos», otro espacio para las presentaciones de los esenciales escritores de la provincia; «Sala del Miraletras», donde se han estrenado materiales audiovisuales relacionado con estos temas afines; «Abrirse las constelaciones», otra oportunidad en la que los adeptos han podido disfrutar de figuras de renombre como Lina de Feria, Virgilio López Lemus, Joaquín Borges Triana, entre otros.   

Yuseff se comunica con facilidad, y por esto ha sabido llevar con parsimonia inigualable eventos de grandes magnitudes, como el Coloquio Iberoamericano de Letras y Palabras Compartidas.

Si no puede haber público, cómo le hacemos para que nuestros lectores conozcan todo el trabajo que hemos estado haciendo en el año. Vamos a trabajar con las redes —nos dice— todo lo haremos en formatos digitales. Para ello ha creado un equipo creativo con el que comparte tantas ideas como vengan a su mente. Estas luces y estos cuerpos, ¡qué equipazo! —sonreímos—; es mágico trabajar de este modo. Y aunque hay días en que se prohíbe tener amigos, cuando los tiene los ha amado con el ardor de la pólvora mojada en la garganta… con el delirio del que está viviendo sus últimos días.

Así ha sabido llevar el autor de Aspersores una vida, una editorial, una pandemia, aun estando su barriada en cuarentena absoluta, nos ha mostrado otros caminos a seguir.

  • A través de las ventanas
  • las luces intermitentes
  • estremecen los sitios con colores burbujeantes.

Su oficina es «el sitio donde mejor se está», nuestras conversaciones fluyen entre abrazos, halagos a las disimiles especies de caracoles que ostenta en cada rincón. Pedirle alguno es un acto desafiante, que solo lo más cercanos se atreverían, pero lo ofrece, como mismo ofrece su experiencia. Tomo un Helix aspersa y lo conservo con un Silencio profundo.

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