Hostigar los sentidos

Esta joven artista visual hostiga los sentidos: los libera y los amarra. No es cuestión de provocación, sino de vocación. Quizás todos los caminos lleven a Roma, pero para Alona Román existe una sola senda, que es fractal y bifurcada, tanto física como simbólica: un espacio de ritual y de inmersión.

¿Cómo llegas al mundo de las artes visuales?

Esa pregunta es fácil: cuando tenía unos tres años me pusieron un papel y un lápiz delante. Hasta el día de hoy es todo lo que necesito para ser feliz.

¿Qué aportan, a tu criterio, las jóvenes artes visuales a la Historia del Arte cubano?

Estamos en el momento ansiado, ya no existe una frontera comunicativa o informativa. Sin embargo, hay un sobrepoblamiento en las graduaciones provenientes de las escuelas de arte. La mayoría subsiste y unos poquitísimos afortunados llegan a formar parte de las anheladas nóminas de las galerías comerciales, con propuestas creativas de marcada autocensura y dominadas en su mayoría por las convenciones canónicas establecidas por el mercado. Intermedio a estos quedan los creadores libres, aquellos que aún no sienten la presión de gustar. En ellos creo que está la simiente de lo que podremos llamar arte cubano de los años 20 de este siglo.

cortesía de la entrevistada

¿Cómo defines la poética de tu visualidad?

Llevo ocho años estudiando esta pregunta y la respuesta cada vez dista más de ser encontrada. Lo único que he mantenido en estos ocho años de investigación y desarrollo de mi obra ha sido el deseo de experimentar, siempre desde una postura autorreferencial.

No obstante, siento grandes influencias de movimientos artísticos como el surrealismo, el dadaísmo, el pop art, el arte psicodélico y el conceptualismo. Pienso que el estilo que he ido creando fluctúa entre estos.

¿Cuáles son los espacios, tanto simbólicos como materiales, que te interesa intervenir?

Como ya explicaba, mi proceso es bastante random por lo que, en cuanto a temática o contextos, me inspiran infinidad de situaciones, que intento condensar en obras. Esto puede hacer que el resultado sea algo barroco.

¿Es la intervención una forma de reaccionar a la realidad innata de un espacio, o responde a la necesidad de un proceso interno de exploración/transformación?

El contexto es de vital importancia en mi trabajo. Estoy bastante en contra del llamado «white cube» en lo que respecta a mi proceso, creo que la frialdad de la galería no es un espacio propicio para la total inmersión del espectador en esa comunicación que debe efectuarse con la obra. Falta esa información aurática que me proporciono a través de la transformación del espacio físico, por lo que la creación de escenarios es el engaño discreto que cierra el ciclo comunicativo.

¿Cuáles son los métodos/formas/sistemas que usan los jóvenes artistas para insertarse en el mercado del arte nacional? ¿Hasta qué punto funciona la autogestión en comparación con otras formas de gestión?

No existe un mecanismo establecido para insertarse en este mercado, puesto que es insensato creer que existe dicho mercado nacional. Ahora, existe una maquinaria, un sistema oculto cuya información está encriptada en la invisibilidad de sus engranajes y es aquí donde corresponde a los jóvenes artistas develar los misterios para la posible institucionalización de sus productos.

Pongamos un ejemplo: un joven estudiante del Instituto Superior de Arte se acerca a la galería regente del Fondo de Bienes Culturales, dígase Collage Habana. Localiza la dirección, que le va a hacer saber que por su edad no le está permitido exponer su obra en ninguna galería de esta institución porque no tiene la edad correspondiente, y le sugiere que se dirija a la única galería que está acondicionada para recibir su propuesta.

cortesía de la entrevistada

Es aquí cuando el joven se mueve hacia Galería Galiano. Allí le comunican que Galiano tiene una nómina, un conjunto de 16 artistas y que en el transcurso de un año debe asegurar exposiciones personales a esos 16 artistas, por lo que no va a ser posible exhibir las obras que está proponiendo. Pero que se anime a participar en «Post-it».

Es posible que en este espacio se le sugiera la creación de un currículum, que a su vez lo avale como un artista activo. Para eso debe mostrar sus obras en espacios confinados: por ejemplo, las nada comerciales galerías municipales o las del Casco Histórico, que lo único que podrían brindar sería —cuando mucho— algo de promoción.

Por lo tanto, la última opción serían los espacios alternativos como D’Nasco o Art Haus que escasean, pero brindan en su seno algo de glamour a la propuesta del joven artista. ¡Y la opción más feliz! Galerías privadas como El Apartamento, a donde si tiene muchísima suerte llegará algún día a través de las relaciones correctas.

Hace poco, inauguraste la exposición U’re High!, en D’Nasco Studio, ¿hasta qué punto lo efímero de buena parte de las piezas exhibidas condicionó y guio tu mirada?

U’re High! nunca estuvo concebida como una exposición, sino como un espectáculo. Es por esto que no me encasillé en una propuesta meramente estática y evité las obras permanentes como pinturas o instalaciones, que en el pasado poblaban mis environments. En cambio exploré la persona, el cuerpo performático, lo que inevitablemente versa sobre la temporalidad; también elementos simbólicos como el hielo o el sonido me brindaban esa plataforma temporal trascendente.

La sinestesia y la (sobre)exposición de los sentidos a determinados estímulos, fundamentalmente los sonoros, fueron parte importante de U’re High!, ¿qué buscabas?, ¿de qué manera el espectador jugó un rol activísimo en esta muestra?

La verdad es que el arte, como lo conocemos antes de la contemporaneidad, se permitía la distancia entre el perceptor y la obra. No es que haya dejado de fabricarse un arte de distancias, pero es mi intención crear una experiencia, un vínculo más allá de lo racional, más emotivo y vívido. Por esta razón utilizo cualquier medio para hostigar los sentidos, agredirlos sin tocarlos, marcar en el subconsciente y entregar un mensaje a niveles emocionales.

cortesía de la entrevistada

¿Cómo valoras la presencia de otras manifestaciones artísticas en el imbricado propio de tu obra? ¿Hasta qué punto esta gana en independencia o dependencia cuando se relaciona con otros saberes del campo artístico?

Mi obra no tiene una frontera en cuanto a sus dimensiones. Valoro muchísimo la colaboración de otros artistas, con independencia de sus líneas creativas. Siempre existe un punto de convergencia, no pienso nunca en limitar la creación. En lugar de eso prefiero desdibujar las líneas que han dividido por siglos los campos de creación artística y lograr así una obra más completa y abarcadora.

Tu paso por el Instituto Superior de Arte, ¿aporta o ralentiza? ¿Hasta qué punto la academia es una burbuja y también un espacio de confluencia? ¿Cómo aprovechar esto en beneficio de la obra futura?

¡En mi experiencia ha sido maravilloso! Todas las virtudes y deficiencias en mi proceso académico han sido ventajas, paradójicamente.

Sin la oportunidad de estudiar en una academia no fuese ni la mitad de productiva; no creo imprescindible la formación escolar, pero en mi caso sí ha sido fructífera.

En la evolución de la poética de tu visualidad, ¿qué te interesaría descubrir?, ¿cuáles serán tus próximos caminos?

Me encantaría incrementar mi background cognitivo. En esta profesión nunca se termina de estudiar, por lo que constantemente la obra está en evolución, así que solo espero que no se detenga ese cambio y no paren de crecer las ganas.

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