¡Cuidado! Hay duendes en mis bolsillos

…El granjero puso un cartel que alarmó a todos los animales.

-“¡Basta de lamentaciones!”- “¡Mañana antes de que asome el sol, saldré a buscar la lluvia!”

El caballo salió a todo galope. “-¿Alguien ha visto a la lluvia?”- y nadie contestó. Anduvo llanuras y montañas pero el campo estaba con las hojas secas…

Uno de sus primeros juguetes fue esta historia. Con los días se volvió su juego favorito. Comenzó en la oscuridad y las sombras de las paredes, el piso y el techo. La ciudad estaba en penumbras. Solo contaba dos años cuando su imaginación se agarró a todo galope a la crin del alazán. Los tíos le habían regalado el peluche que vio transformar en protagonista. La cita se trocó impostergable, sobre las ocho y treinta por muchas noches se reiteró la función de teatro de títere y sombras en casa.

Tuve un duende sin apodos/ En lo más falso del techo.

Yo le escribía derecho, / El respondía a su modo.

Los sábados y domingos Plaza de Marte es jolgorio. No sé cómo todo Santiago le cabe. Hay aspectos de esta dinámica que no me gustan y hoy no vienen al caso; otros sí. A los ilustres de la familia les encantan las mascotas de felpa que andariegas causan alboroto. Chicos y grandes detienen el paso de las estatuas vivientes para atrapar en sus teléfonos el momento. Los príncipes en crecimiento se abalanzan sobre los aparatos frutos de la inventiva popular. Y en el centro de este universo orbita el arte.

Fue gracias a la información de Sailin, madre de Vida, que llegamos a la Casa de la Cultura Josué País, también conocida como Casa del Estudiante. De espectadores pasamos a aprendices. Allí nos recibió una señora que es linaje de la cultura santiaguera, Bertha Ferrer Estiú. Los niños que se forman como narradores orales en la conducción de Bertica tienen diversas edades. Lo que nunca imaginé fue que recibiera a Vida, María Fernanda y Adriana que aun no cumplían los tres años.

El proyecto El bolsillo del duende es diversión y aprendizaje, consagración de la maestra, sus aficionados y las familias.

 La calle de los fantasmas, Ni canta ni come frutas, La jutía desobediente, La muñeca de trapo, y los del Bolsillo son inseparables. Bertica promueve la asistencia de sus estudiantes a las puestas que acontecen en la sede del Teatro Guiñol, para ella es importante que los infantes adquieran valores de la cultura artístico-literaria y escénica más allá del repertorio de cada narrador.

Los pretendientes de Martina enloquecieron. Por suerte esta es una cucaracha con determinación. Ya nadie puede manipularla, su realización no pende de un casorio. Halla el amor en sí misma y en las virtudes de quienes le rodean. Cuando la puesta llegó a su fin, en falso yo intentaba contener la emoción. La escenografía, la música incidental, las trovasones que bien interpretaron los actores-personajes, la representación toda y un teatro colmado hasta la última butaca destruyeron mi coraza. Yo soy Martina, ese es el teatro para niños y las familias de nuestra ciudad. Agradezco a mi hija que me haya llevado.

Y es que por mucho que se diga nunca caduca, los adultos deben crecer junto a sus hijos. Ese es otro de los méritos del Bolsillo del duende.

                                                       Sueños Mágicos (Reinaldo Álvarez, El Chapucerito)

Desde una estrella lejana / Llega siempre un enanito/ Montado en su chivichana/ Y después de acurrucarse/ cerquita de mi almohada,/ de sus bolsillos él saca/ la pequeña vara mágica,/ con que roza suavemente/ una a una mis pestañas y los ojos se me cierran/ mientras que a mi oído canta:

Nana de las hadas/ Que tejen los grillos, / Con hilos muy finos/ De lunas pasadas,/ Para que este niño/ Duerma hasta mañana.

¿Cómo aprenden textos como éste y otros los niños en edad preescolar? Por supuesto, no me refiero a la repetición que inutiliza la palabra. El proceso demanda la comprensión del sentido textual y por ende una interpretación acorde con la edad.

La profesora escoge el repertorio según el grado de escolaridad de cada integrante y otros aspectos técnicos que valoran incluso los rasgos de la personalidad de estos niños y sus maneras de decir.  

El programa de presentaciones habituales del proyecto involucra varias actividades como las de los fines de semana en Plaza de Marte, la Calle Heredia, la Biblioteca Provincial Elvira Cape, el espacio La esquina de los artistas o la propia sede de la Casa de la Cultura.  Momento relevante resulta la participación en el espacio El cochero azul, en el que coinciden varios niños escritores y narradores orales durante las ediciones santiagueras de la Feria del Libro. Los Encuentros de Teatro para artistas aficionados registran importantes resultados. Otra jornada intensa resulta en días de Festival del Caribe, cuando la palabra oral llega a diferentes poblados del territorio, círculos infantiles y escuelas, hogares para niños sin amparo filial, la sede del Teatro Guiñol, entre otras locaciones.

La mañana de Fuego les vio tiritar. El Festival del Caribe despedía las horas matutinas en el Café Dranguet. De entre el grupo salió Mabel y se introdujo lo mismo que personaje en sus libros:

 (Los mayores, Teresa Melo)

Mi mamá es como una niña/ que habría que regañar: / fuma y fuma sin parar.

En una mano la pluma/ en la otra el cigarro, / pero si mojo mis pies/ me pronostica un catarro.

A las personas mayores/ no las puedo comprender, / hablan y hablan pero hacen/ lo que yo no debo hacer.                                                                   

(El inicio de la guerra, Yunier Riquenes)

A veces me pregunto por qué Los Menores no podemos tomar nuestras propias decisiones, por qué no podemos escoger la ropa que queremos usar, por qué siempre, si mama o papa sacan un short, y uno reclama, ellos dicen: dale, ponte ese; no comprenden que a uno le interesa andar con pantalón para verse más grande. Pero no entienden, si no te lo pones te dan un golpe.

Los duendes corretean entre los ojos de Tere y Yunier. La literatura ofrece la sinceridad de sostener la mirada. La literatura despoja las distancias que interpone la edad. La edad desaparece.

Bertha Ferrer, además de las páginas universales, con buen tino escoge para el repertorio del Bolsillo autores cubanos contemporáneos que escriben para niños, y en realidad, para todos.

Si pudiera escoger un lugar del mundo para arroparme escogeré El Bolsillo. Duende soy y corro por el patio de la Biblioteca. La ropa dejo exhausta de sapiencia. Iré y con aquel traeré la lluvia para que Adriana me bese otra vez:

…La nube se aprestó a la cabalgata. El corcel apresuró su paso cuando ella se derramó sobre la tierra.

El granjero y sus hijos se bañaron bajo el aguacero. Los animales hicieron fiesta cuando asomaron las primeras flores. El viento arrancó el cartel “Se vende esta granja” y otra nube lo llevó muy lejos.

                                                        (El caballo que trajo la lluvia, Adriana y Yori)

Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Lo más Leído

Lo lamentamos. No hay nada que mostrar aún.

Suscripción

Para recibir nuestro boletín ingrese su dirección de correo electrónico