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Casa de las Américas en su línea de la vida: memorias de una visita

A solo cuatro meses del triunfo de la Revolución cubana, el gobierno revolucionario, por Ley 299 el 28 de abril de 1959, creó la Casa de las Américas, institución con personalidad jurídica propia que realiza actividades de carácter no gubernamental, encaminadas a desarrollar y ampliar las relaciones socioculturales con los pueblos de la América Latina, el Caribe y el resto del mundo. La Casa fue inaugurada el 4 de julio de 1959 en un acto presidido por el entonces Ministro de Educación, Armando Hart Dávalos, en el edificio de la antigua Casa Continental de la Cultura.

Una de las experiencias más interesantes del II Taller y Premio Nacional de Periodismo Cultural “Rubén Martínez Villena” 2020 fue la visita a esta institución, uno de los centros culturales de mayor renombre y prestigio en Cuba y el continente. La visita permitió que todos los presentes pudiéramos conocer sus particularidades, además de sostener un diálogo ameno con Abel Prieto Jiménez, escritor y su actual presidente. Otro momento de gran relevancia fue la visita a la Galería “Mariano Rodríguez”, especializada en arte popular de nuestra América y donde los que participamos pudimos ver la exposición “Viaje de la tierra del Hermano Venado”.

Pero lo más atractivo fue conocer la historia de la Casa de las Américas, a partir de la exposición “La línea de la vida». La muestra es una suerte de recuento histórico de sus 60 años de labor ininterrumpida. La idea original es del Consejo de dirección de la Casa y cada una de sus áreas.

El concepto y montaje, dirección de Comunicación e Imagen, dirigido por Maité Hernández Lorenzo, y la Oficina de Diseño dirigida por Pepe Menéndez. En especial, al trabajo del programa Memoria de la Casa y sus trabajadoras Sylvia Gil, Chiki Salsamendi y Ana Cecilia Ruiz. La curaduría y el diseño museográfico son sorprendente, al convertir a toda la Casa en una verdadera galería de arte. Ningún espacio se hace ajeno a la misma. Con los diseños gráficos de Pepe Méndez, la relación entre coherencia y espacio físico permite un deleite único para el público que puede presenciar y deleitarse con el ingenio creativo de este diseñador, que una vez más demuestra su amplio dominio del oficio y su exquisito gusto.

Nuestro guía por la exposición fue el joven Ernesto Teuma Taureaux, quien demostró sus amplios conocimientos acerca de las seis décadas de historia de la promoción cultural que ha realizado Casa de las Américas. La primera parte de la exposición muestra la primera década de trabajo. Donde se destacan los sueños fundacionales de los diferentes hombres y mujeres guiados por Haydee Santamaría; se puede observar a través de cada foto, carta, libro y cartel que se muestra en la misma. Aquí distinguir el segmento dedicado al Premio Literario que entrega esta institución y el acta del primer jurado donde estuvieron reconocidos escritores e intelectuales de Cuba y América Latina y del Caribe. En esta primera década distinguir La Rosa Sangrante, del guantanamero Alfredo Rosgar, símbolo del primer Encuentro de la Canción Protesta celebrado en la Casa y que después desembocaría en el movimiento de la Nueva Trova.

En la segunda década de esta exposición destaca una Arpillera, de la cantautora y artesana Violeta Parra, que no es más que una técnica textil originaria de Chile. Los años 80 colocada en la subida de las escaleras nos sorprende con la presidencia del pintor Mariano Rodríguez; la fotografías de los dos Encuentros de Intelectuales por la Soberanía de Nuestra América y el apoyo desde la cultura a la Revolución Sandinista, en Granada y las guerrillas en Centroamérica.

Los 90 nos sorprende en los duros años del período especial y la convención de seguir la obra de esta institución –amén de las dificultades–, con el cambio de paradigma del autofinanciamiento. En 1992 “Nuestra América ante el quinto centenario” que fue una toma de posición frente a los fantasmas del colonialismo y por los pueblos indígenas. En 1994 se muestra el inicio del primer Programa de Estudio sobre la Mujer, a los que con el decursar de los años se unirían el de Latinos en Estados Unidos, Culturas Originarias y Afroamérica.

Y el nuevo milenio, con el aniversario 50 de la Casa siendo un momento de fiesta. El comienzo de los años temáticos y la Casa como ventana y enlace cultural con los gobiernos progresistas. Además del encuentro Casa Tomada, donde los jóvenes artistas, escritores e intelectuales de la región se reunieron como un ejemplo de unión entre la vanguardia artística de Cuba con la región.

La exposición acaba con la máquina de escribir de Conrado Bulgado, quien fue funcionario de relaciones internacionales de la Casa y quien tuvo la tarea de inventariar la mayor parte de los bienes culturales que protege el centro.

Esta exposición tiene un gran significado porque muestra parte de la obra cultural de la nación cubana en estos 60 años de existencia de la Revolución. Por lo que visitar esta prestigiosa institución para disfrutar de esta “Línea del tiempo” –hecha exposición– es una experiencia que no se puede perder.

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