¡Qué manera de quererte, qué manera!

¿Y a quién caldo quiere, cuántas tazas le dan? Un derroche de amor y virtud fue lo que desbordó el claustro y estudiantado del Conservatorio Esteban Salas en la gala por su aniversario 60. Cual quinceañeros por cuarta ocasión celebrados se vistieron de lujo y desplegaron sus mejores pertenencias, talento y consagración. No escatimaron en recursos, hubo señores brindis para todos los gustos. Esplendor y más esplendor, cuando uno creyó que no habría nada mejor los anfitriones salían a bandejas plenas. A fiestas como éstas es a las que siempre quiero asistir. Cuando participo en convites como el del jueves 5 de marzo a partir de las 8.30 p.m en la Sala de Conciertos Dolores, sé que vale todo el empeño y la fe de los buenos cubanos.

Zulema Iglesias junto a Orquesta Sinfónica Juvenil/ foto yori andino

Varias fueron las semanas de ensayos. Bien puedo apuntar que cualquiera de ellos era ya algo muy cercano a lo sublime. ¡Bravo! a todo el claustro de profesores y trabajadores que dejaron el alma en cada jornada; y por supuesto, a los jóvenes artistas que hoy enarbolan la música de una isla. A mí me gusta la palabra isla aunque para muchos no esté de moda, aunque se haya abusado del signo, a mí me va. Un pedazo de ella habita los salones, aulas, pasillos y rincones de nuestra vivienda, el Conservatorio, que a seis décadas expone juventud, salud y armonía.

Yo sé que me reboso cuando de ustedes hablo. ¿Qué le voy a hacer? Habitante incorregible soy.

Carlos Alberto Solís junto a Orquesta Sinfónica Juvenil/ foto yori andino

Varios fueron los formatos musicales que en pasarela tomaron el escenario. Segura estoy que lo hicieron a propósito. Quisieron mostrar a sus concurrentes todo cuánto tienen. No la inútil vanidad de quien cambia de uno a otro traje sin llegar a reconocerse en alguno. ¡Ay sublime belleza de los sentidos, menos mal que existes! Muchas son las generaciones que en Santiago y a miles de kilómetros por tierra y mar reconocen su formación en la institución.

Tal vez por eso es que Silvita Calzado, directora de Vocal Divas, se emocionó al comentar sobre la labor del padre Osmundo Calzado, o de su propia historia de amor familiar con génesis en la calle Santa Lucía. Otro tanto lucieron las muchachas de Vocal Adalias, quienes con varios años de labor son egresadas todas del plantel. Santiago de Cuba ostenta un desarrollo en la música vocal en formaciones femeninas y masculinas que amerita otra dedicatoria. Por lo pronto baste enfatizar que ellos y ellas son hijos de la formación académica que hoy festeja.

Vocal Divas. Imagen de Archivo de yori andino

El Orfeón Santiago y el coro Madrigalista se dieron cita en el tabloncillo bajo la dirección de la maestra Magalys Sánchez. Bueno, ya sabemos de esta tierra y su tradición coral, su añejo Festival de Coros y del rol de la enseñanza musical en la salvaguarda y proliferación de este patrimonio musical.

Formaciones de música de cámara integradas por alumnos y profesores también asistieron al baile junto a solistas instrumentistas. Maestros como la agrupación Magic Sax Quartet y el cuarteto de cuerdas Arkos, por supuesto quisieron aparecer en las instantáneas, porque son referentes cuando de esta historia se narre. Los intrépidos del jazz, que por estas fechas no paran de acaparar el show, otra vez hicieron de las suyas. Sospecho que estos muchachos no tienen pare cochero, en poco tiempo seguirán dando mucho y bueno de que hablar.

Magalyz Sánchez frente al Orfeón y el coro Madrigalista/ foto yori andino

¡Pero Víctor, ARRASASTE!

Víctor Vargas es un todoterreno. Víctor es un hombre orquesta al estilo literal. Desde hace varios años se echó la Orquesta Sinfónica Juvenil a los hombros y la verdad es algo impresionante. A él le han sacado en ocasiones anteriores hasta estribillos congueros a golpe sinfónico ante presentaciones que como las de esta noche de marzo, arrasan.

Esta formación acompañó al mexicano Carlos Alberto Solís, en un tema de su autoría que honró a las madres y que ilustró el hermanamiento entre las culturas de ambos países.

David Gómez y formato de jazz/ foto yori andino

Zulema, para la próxima avisa. ¡Cuánta grandeza! Claro que la Sala Dolores en pleno se puso de pie ante ti. No le pregunten más a la Iglesias por qué con tanta valía se quedó en Santiago, no se lo reiteren por favor. Ella decidió quedarse para que Santiago tenga razones de su orgullo. Respetamos y queremos a los que con talento y amor también habitan otras geografías. Y nos honra que esta mujer sea metáfora de su ciudad.

(a voces, orquesta y conteo de Pérez Prado) Uno, Dos, Tres, Cuatro, Cinco, Seis, Siete, Ocho ¡MaaaaaaaaaamBo! Ahhhh!!!!

…el público baila, no hay quien pueda resistirse.

Uno, Dos, Tres, Cuatro, Cinco, Seis, Siete, Ocho ¡MaaaaaaaaaamBo! Ahhhh!!!!

Hay flores por doquier, aquellas en celofán y aquellas con las que te premia la vida. La felicidad se antoja lágrima en los ojos de algunos. Risas, Fiesta y alma llevan tatuajes de amor.

jazz band del Conservatorio/ foto yori andino

Uno, Dos, Tres, Cuatro, Cinco, Seis, Siete, Ocho ¡MaaaaaaaaaamBo! Ahhhh!!!!

Oigan manit@s, ¡apretaron! Somos una Orquesta que va por mucho más. No me disculpen la sobredosis de adjetivos. No me perdonen el amor. Es mi Conservatorio, y siento orgullo.

(A ritmo de Conga): Unos, Dos y Tres, Uno, Dos y Tres: ¡Qué paso más chévere, qué paso más chévere el del Conservatorio é!

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