Nuestra cultura de resistencia

Los invitados al espacio Dialogar dialogar, convocado cada mes por la Asociación Hermanos Saíz (AHS) para provocar el debate y repensar nuestra sociedad, analizaron en esta ocasión la cultura de nuestro tiempo, y el relación entre resistencia y creación.

El encuentro, conducido por el periodista Yasel Toledo, contó con la participación de Abel Prieto, presidente de la Sociedad Cultural José Martí y ex Ministro de Cultura, así como también Giselle Armas Pedraza, joven investigadora miembro de la AHS, y Jaime Gómez Triana, director del programa de estudios sobre culturas originarias de América en la Casa de las Américas.

Los panelistas analizaron la resistencia cultural como la acción-reflexión descolonizadora y despatriarcalizadora, que visibiliza de forma dialéctica las tramas subterráneas de la homogeneización neoliberal.  

“La cultura de nuestro tiempo, que es la de un capitalismo neoliberal despiadado, se caracteriza por la manipulación a gran escala de las subjetividades, y en ese contexto, la reemergencia de paradigmas alternativos al neoliberalismo, basados en las propias estrategias de resistencia de los pueblos, y el despliegue con éxito de procesos sociales de matriz descolonizadora, han puesto a funcionar la vieja maquinaria del exterminio”, explicó Gómez Triana.

Respecto a la situación político y social de Latinoamética resaltó la resistencia popular e indígena que emerge en la región como respuesta a la desfachatez del neoliberalismo, procesos que nos exigen estar atentos y pensar-obrar-sentir sin ingenuidad.

Coincidieron en que frente a la estrategia de individualizar la mejor alternativa es fortalecerse en comunidad para proteger a lo interno la diversidad, a lo que Giselle Armas Pedraza agregó que solo podremos resistir si creamos una nueva cultura anticapitalista que profundice la Revolución, objetivo que implica todavía muchos desafíos.

“Si bien el poder político sigue teniendo como principio la justicia social y la redistribución de las riquezas en favor de las mayorías, no es garantía de éxito pues debemos conectar las propuestas de la Revolución con las necesidades y realidades de las mayorías”.

El diálogo, que tuvo lugar en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba, giró en torno a cómo la cultura está llamada a ser el espacio de resistencia fundamental para mantener el proyecto revolucionario cubano, porque “no existe la cultura de resistencia sin el arte crítico, capaz de proponer al lector-espectador una estrategia activa de análisis de su realidad, una actividad que en lugar de adormecerlo lo desesperece e involucre”.

Cuba significa mucho, sin creernos el centro del universo, para nuestra región y para el mundo, destacó Abel Prieto. “A veces no nos damos cuenta de cuánto se han universalizado los símbolos de resistencia cubanos.”

El intelectual rememoró cómo los errores en temas culturales asociados a la quiebra de la subjetividad fueron una de las causas fundamentales en la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, porque como decía Gramsci “si no tienes la hegemonía cultural, lo que estás construyendo es frágil y reversible”.

Aseguró que el amor y la alegría son las armas de la resistencia, y eso nos ha ayudado a mantenernos firmes frente a las constantes dificultades, pero “tenemos que hacer cada día mejor nuestro socialismo, menos burocrático, menos formal”.

El país necesita una resistencia que no solo defienda lo logrado sino que cree y profundice una cultura liberadora.

 

 

 

 

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