¡Reine usted, Señor Bolero!

 

¿Quién dijo que el sentimiento/ no tenía forma humana?/

¿Quién se asoma a la ventana/ y con un cristal de aumento/

dimensiona su instrumento/ con voz de imposible altura?/

Joel derriba la oscura/ pared que esconde el delirio/

y haciendo brotar un lirio/ encandila la locura.

(“Homenaje a Joel Leyva” – José Orpí Galí)

La cancionística cubana, diversa y universal, es motivo de disfrute para varias generaciones de cubanos y oyentes internacionales. El bolero es uno de los embajadores culturales de los aquí nacidos. No es de extrañar que los intérpretes se apropien de piezas antológicas y otras que aunque menos conocidas, son asumidas por quienes desde el canto las hacen suyas, y también por aquellos que desde la escucha le otorgan vida.

Una tarde de viernes unos meses atrás dispuse mi atención hacia la programación del telecentro santiaguero. La presentadora dialogaba con un intérprete de la canción y el bolero cubanos que a muchos logra conmover, y quien a la celebración de sus 20 años de vida artística profesional aun no atesora realización fonográfica alguna por los sellos nacionales establecidos. Imagino que varios de los televidentes confluyentes frente a su pantalla, como yo, agradecieron aquella emisión.

Y es que con certeza afirmo que el panorama actual del bolero en Santiago de Cuba tiene en Joel Leyva Causse una de sus más auténticos exponentes. El peculiar timbre de su voz y la expresividad al decir la canción le ameritan un espacio en la preservación del género. Y aunque desde su Baracoa natal arribó, esta tierra, natural geografía de grandes boleros, lo rebautizó.

Sus inicios se vinculan al movimiento de Casas de Cultura en su ciudad natal. Una vez radicado en la santiaguera urbe, tiene la posibilidad de recibir clases de técnica vocal con el maestro José Armando Garzón.

A partir de 1998 Joel Leyva se ubica entre las principales figuras de varios centros nocturnos, en los que ganó pronta acogida por su carisma, versatilidad y comunicación. El público que le sigue acompaña a Leyva en sus continuas presentaciones, pues se trata de un intérprete que conoce los códigos para trabajar en el Teatro Heredia o el Teatro Nacional, escenarios de amplias audiencias, tanto como en la complicidad que emerge de la intimidad de La Jutía Conga en Santiago de Cuba y los emblemáticos El Gato Tuerto o salón Dos Gardenias en la capital.

Como los que bien son de la loma y en el llano cantan, Joel Leyva ha llevado el buen decir de su canción también al espacio “Noche de Boleros” en la casona Hurón Azul en la capital, momentos en los que ha compartido escena junto a figuras representativas del bolero en Cuba.

Su musical presencia se hace habitual en las ediciones del Festival Boleros de Oro, Festival del Caribe, el Concurso de Música Popular Cubana Electo Rosell Chepin, entre los varios eventos y realizaciones artísticas que brindan protagonismo al bolero. En particular, las ediciones del Boleros de Oro en Santiago le han visto crecer en la escena, la misma que ha compartido con extraordinarias voces como Ivette Cepeda, Anaís Abreu, Esperancita Ibis, Marilis González, Frank González, Geidy Chapman, Noemí Rodríguez, entre otros amantes de este cancionero.

En la edición del 2017 fue una de las voces que junto al Coro Madrigalista, Marilis González, Grisel Gómez, el septeto Morena Son, rindió homenaje al compositor santiaguero Calixto Cardona en la Sala Dolores. Y como este evento tiene arraigo en varias comunidades, a Joel Leyva le valió el reconocimiento extendido por el Proyecto Amigos de la Cultura, en mérito a su participación en estos espacios junto al pueblo.

Por sus aportes, la filial santiaguera de la UNEAC acoge entre la membresía de la sección de música, a quien ha sido invitado a compartir conciertos de Ela Calvo, Farah María, Coco Friman, entre otros representantes del bolero insular.

Irradiar los códigos del género es un afán para Joel Leyva, por eso es uno de los anfitriones de la concurrida peña dedicada a este decir musical los sábados en el patio La Jutía Conga en la UNEAC.

Otros sitios del enclave citadino como La esquina de los artistas en la Escalinata del Museo Emilio Bacardí, el santiaguero Museo de la Música o el proyecto El Edén de las Musas en el Balcón de Velázquez acogen el protagonismo de su interpretación. En abril de 2015 en la Peña El Menú, Leyva, junto a Zulema Iglesias y la agrupación Los Tambores de Enrique Bonne, tuvo la oportunidad de interpretar temas de la extensa cosecha del maestro, a quien estuviera dedicada la emisión.

Otras figuras de la música en Santiago procuran el abrazo desde la música. Así resultó con la vocalista, pianista y compositora María del Carmen González en ocasión de la celebración por sus 40 años de vida artística en la Sala Dolores, momento que compartió con algunos invitados muy cercanos a su vida y profesión, entre ellos, Joel Leyva. A la interpretación de este defensor de la cancionística, la creadora ha entregado varias de sus composiciones.

Y es que en el repertorio de este intérprete destacan la firma de autores santiagueros. De la cosecha de Enrique Bonne, Leyva asume el bolero Quiero alguien como tú, y los temas Usted Volverá a pasar y Poco a Poco. También le resulta atrayente el legado de otros importantes autores de esta ciudad como Calixto Cardona, de quien toma De bolero en bolero, Por eso te regalo una flor y Sácame de dudas, a la vez que de la pluma de Rodulfo Vaillant sobresale el título Fueron Horas Perdidas.

De la firma de la ya desaparecida pintora y poeta Ana Amelia Pérez Ramos, compañera en vida y obra del maestro José Loreto Horruitinier, Leyva acoge temas. Otros creadores musicales de la oriental geografía sellan la cancionística que ha propuesto en sus dos primeras décadas de trabajo musical.

José Alfredo Jiménez, Concha Valdés, José Antonio Méndez, Pablo Milanés o Ernesto Duharte son solo algunos de los varios autores a cuyas creaciones el joven artista personaliza en sus interpretaciones.

De seguro, mucho más habrá que decir de quien todavía joven se desborda junto al bolero por estos contornos. Por lo pronto, los poetas han tomado la iniciativa que a otros falta. Bien lo definió José Orpí en su homenaje:

¡Ay, Joel! Los sueños pasan

y aunque la vida es muy corta

sabes que ante todo importa

cultivar tiempos que enlazan.

Los vientos también arrasan

con el acorde más fiero

pero tú, desde el certero

encanto de la nobleza

sigues brindando belleza.

¡Reine usted, Señor Bolero!

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