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Francisco L贸pez Sacha: Encantador de serpientes

Francisco L贸pez Sacha no sabe vivir sin la m煤sica. Eso es lo primero. Todo lo que piensa, lo que dice, lo que crea鈥iene su banda sonora, porque es adicto al rock and roll y a la m煤sica cubana, y a cada g茅nero musical en el que descubra los toques ancestrales de nuestros padres africanos.

En cuanto supe que este hombre naci贸 en Manzanillo, 隆en Granma!, me fascin茅 con la idea de saberlo todo sobre su vida, y lo que pude conocer fue suficiente para querer m谩s conversaciones como esa, que tuvo lugar este 11 de julio en el Sal贸n de Mayo, del Pabell贸n Cuba, sede de la Asociaci贸n Hermanos Sa铆z, organizaci贸n que auspicia cada verano el espacio Encuentro con, al que asisten relevantes personalidades de la cultura en la Isla.

Es narrador, ensayista, Maestro de Juventudes y cr铆tico de arte, aunque 茅l mismo sostenga la idea de Cintio Vitier de que los cr铆ticos no sirven para nada, a menos que 鈥渟epan crear y sean capaces de ejercer la cr铆tica cuando dominan a plenitud el ejercicio creativo鈥.

Su creaci贸n art铆stica ha estado consagrada en gran medida al crecimiento de los otros, as铆 lo asegur贸 en la conversaci贸n Magda Resik, anfitriona del encuentro, quien fue su alumna en el Instituto Superior de Arte, y conoce profundamente la capacidad inspiradora de este hombre, que como lleva la m煤sica dentro, encanta y despierta el intelecto de quienes se aproximan.

El pueblo con mar donde naci贸 le regal贸 su primer aire intelectual, y no pudo parar de respirar, aunque para ello tuviera que alzar las alas y conquistar otros horizontes. Fueron Pablo Neruda, Manuel Navarro Luna, y la voz de Nicol谩s Guill茅n (que todav铆a retumba claramente en su cabeza), su primer contacto en directo con la poes铆a, en un recital realizado en el Teatro Manzanillo. 聽

En un momento determinado y por arbitrarias decisiones, supo que no pod铆a crecer all铆, Sacha ten铆a demasiado dentro y tuvo que romper los l铆mites impuestos; como tanta gente 鈥渄e campo鈥, a veces es imprescindible salir del pedacito que se ama para poder crecer.

鈥淢i amor por La Habana fue amor a primera vista, llegu茅 de madrugada, sal铆 caminando por la calle Zulueta (que en ese entonces no sab铆a c贸mo se llamaba) y descubr铆 un mundo azul鈥. Y como buen explorador, el joven Sacha comenz贸 a descubrirlo todo, lo primero fue el teatro porque 鈥渆l arte no espera鈥. Se le col贸 desde la llegada en todos sus sentidos, era un arte vivo con el cual sent铆a ese maravilloso deslumbramiento de una sola vez solo perceptible frente al escenario. Mientras aprehendi贸 cada sensaci贸n y se apropi贸 de mil lecturas comenz贸 a dialogar con el lector que lleva dentro, y al cual nunca traiciona fabricando estructuras o historias forzadas, 鈥渆so nunca me lo permito como escritor鈥, asegura.

鈥淪i no tengo nada personal que decir, no escribo. Y si no hay m煤sica, no escribo鈥. Tampoco renuncia a la belleza, 鈥渜ue tanta falta nos hace鈥. R铆e y, como experimentado orador, interrumpe sus ideas con un chiste; son evidentes su sonoridad y falta de vanidad; este hombre encanta, y no solo a las serpientes.

El espacio Encuentro con se mantendr谩 cada jueves, a las cuatro de la tarde, durante los meses de julio y agosto en el Pabell贸n Cuba, una oportunidad para conocer m谩s a grandes de nuestra cultura.

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