XIII Bienal de La Habana, la realidad de lo posible

Fuente: Granma

La confirmación de artistas extranjeros de 52 naciones en la XIII Bienal de La Habana, del 12 de abril al 12 de mayo entrantes, se revela como una señal inequívoca del poder de convocatoria del encuentro más importante de las artes plásticas organizado por Cuba, y de la voluntad manifiesta de una política cultural que apuesta por la continuidad de su realización.

Esto es mucho más significativo si se tienen en cuenta las exigencias organizativas y logísticas de un evento sumamente complejo y abarcador que tiene lugar en medio de una tensa situación de las finanzas externas cubanas y del recrudecimiento del  bloqueo, a lo que hay que sumar ciertas acciones orientadas a opacar lo que se prefigura como una fiesta de la visualidad más avanzada.

En la recta final de los preparativos, los organizadores aseguraron que el lema de esta Bienal, La construcción de lo posible, está a punto de concretarse en la realidad.

Fiel a su original vocación tercermundista, habrá representaciones de Centroamérica y el Caribe (32 artistas), Sudamérica (21), Ãfrica y Medio Oriente (23) y Asia y Oceanía (27), con la particularidad de que procedentes de esta última región asistirán 11 artistas de China e igual número de Australia. En total estarán en el evento unos 300 creadores foráneos, de acuerdo a datos suministrados por Jorge Alfonso, director ejecutivo de la Bienal.

Para los artistas cubanos invitados –17 con proyectos individuales y 68 en proyectos colectivos– a las muestras principales, la próxima Bienal representa una nueva oportunidad de apertura y confrontación de su obra con el mundo. Cuando se examina el listado de artistas nacionales implicados en el núcleo central del foro, se observa cómo entre los 85 invitados cohabitan varias promociones. Junto a creadores de reconocida trayectoria, varios de ellos merecedores del Premio Nacional de las Artes Plásticas, se hallan otros cuyas recientes trayectorias garantizan la constante renovación de códigos estéticos que mantiene viva la actualidad artística cubana.

Si para los artistas es importante la Bienal, lo es también en gran medida para los públicos. En primer lugar porque La Habana se convertirá, tanto o más que en las últimas convocatorias, en una galería abierta. Y luego por la posibilidad de enriquecer experiencias y acervos visuales.

En la capital cubana los exponentes ocuparán más de 30 instituciones culturales, museos y galerías, entre los que se encuentran el Pabellón Cuba, las galerías La Acacia, Villa Manuela, Orígenes, así como espacios del centro Histórico de la Ciudad y el Centro Hispanoamericano de la Cultura; en tanto el Museo Nacional de Bellas Artes acogerá un proyecto producto de una amplia y rigurosa investigación. Otros espacios anfitriones serán los públicos, entre esos últimos el corredor de la Calle Línea, proyecto liderado por la arquitecta Vilma Bartolomé, y el Malecón, escenario de la tercera edición de Detrás del muro, exposición a cielo abierto organizada por el curador Juan Delgado Calzadilla, que contará con la presencia de más de 60 artistas.

Más allá de La Habana, en las provincias, otras sedes se incorporarán al programa: el proyecto Farmacia, en Pinar del Río; la iniciativa Ríos intermitentes, de Magdalena Campos, en Matanzas; la muestra colectiva Mar adentro, en Cienfuegos; y el festival de videoarte, en Camagüey.

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