Navarrete en su riego

Su figura, en aquellos años, no podía determinarse con meros cálculos de alguna tendencia o género. En escena era histriónico. Cantaba sus canciones de una distintiva manera que a nadie imitaba pero a muchos atraía. Y en los momentos más álgidos de los conciertos, cuando más emocionado estaba el público, rompía la frecuencia musical para recitar un poema, podríamos decir medio surrealista, incluso dadá. A partir de una frase que escogía al azar comenzaba la sucesión indetenible de sintagmas, la relación de fenómenos tan opuestos como podía ser una rosa y el crecimiento del Producto Interno Bruto. Todo esto, en el fondo, podía parecer baldío, pero encerraban una peculiar poética. Yunior Orestes Navarrete educó a los auditorios a su estética; luego de eso no hubo presentación donde alguien, desde la muchedumbre, gritara:

—Poema.

Yunior era un personaje imprescindible de, y para, la Trovuntivitis. Le daba tono. Al marcharse dejó un espacio que no ha sido olvidado. Y desde la distancia, a pesar de que lo separen océanos o que haya tenido que adaptar su oído al catalán, continúa rellenando con sus creaciones el capítulo de la trova contemporánea en Cuba. Luego de adaptarse a los ambientes, de canalizar sus expectativas, de encontrar un sitio desde donde pudiera seguir siendo él mismo dentro de un nuevo contexto, logró Navarrete hallar otros sitios donde depositar su música. Surge así el CD Después del riego.

«Mira la idea de hacer un disco, primeramente» —cuenta Yunior— «parte  de la inquietud de tener registradas mis canciones. También de tener un material de estudio más elaborado, más serio, ya que las grabaciones que tenía eran de años atrás, como el disco del Centro Pablo A guitarra Limpia y el Trovanonima.cu. En este último sí que las canciones tienen una calidad de estudio, pero quería someterme a un proceso de grabación, de auto producción activa en todo momento.

»La idea de grabar el disco ya venía dándome vueltas, pero no había tenido la posibilidad ni el tiempo de lanzarme a seleccionar un grupo de mis canciones. Algo bastante difícil para mí porque uno no tiene —al menos yo no tenía la más remota idea— de qué canciones escoger y, por otro lado, de repente te das cuenta que tienes muchas canciones que no caben en un solo disco. Y es entonces cuando uno busca ayuda. Fue en ese momento cuando empiezo a compartir con Yendris Patterson la idea del disco. Yendris Patterson, aparte de gran amigo, es un gran artista de la plástica cubana, de la Isla de la Juventud que desde hace unos años reside por estos lares, ¡para suerte mía!

»Entonces, me senté e hice la maqueta para tener claro que es lo que quería. Escogí canciones que llevaban tiempo acompañándome como Fieras del cardenal, Alma de halcón… y otros de reciente composición como Vida. Esta canción es bastante directa y evoca el hecho de recordar los buenos momentos vividos, y la canción Luna, que viene siendo un canto al hecho de la emigración, tanto física como mentalmente».

El disco está compuesto por ocho temas que Yunior presenta con arreglos, quizá, sorprendentes, pues no son exactamente la línea que había seguido hasta el momento. Pero es la lógica adaptación, el guiño entre el mercado y el consumo, y la prueba de fórmulas para el nuevo individuo en que se transforma.

Narra Yunior cómo transcurrió el proceso creativo de su primer disco: «con maqueta en mano empecé la búsqueda de estudio de grabación. Yendris Patterson le comenta a Alexey Rodríguez Ringo, percusionista cubano, la idea del disco y este a su vez le comenta a Patterson la existencia del estudio Guajira Estudio, de  Roberto del Pino (integrante del grupo cubano Vocal Tempo), gran músico y amigo; y Wil Galo, músico y productor nicaragüense. Lo curioso de la situación es que a Ringo y a Pino los conocía desde hacía mucho tiempo. Pino porque estudiamos en la misma universidad pedagógica y a Ringo de las andanzas musicales por la isla. Con todo esto, ¡empezamos a grabar!»

»La producción del disco es de Wil Galo, el cual, además, puso guitarras y bajos. Las percusiones corrieron a cargo de Ringo y los coros de algunas canciones fueron hechos por Pino como por su proyecto Fulanito de tal. Mi obra es un disco sencillo y sin más pretensiones que la de vestir mis canciones y hacerlas llegar al público. La segunda producción nacerá de lo aprendido con este disco».

Un disco de música, a este nivel, no solo debe quedarse en una selección aleatoria de temas. Es necesario que haya un diálogo entre ellos, un hilo conductor, una sinfonía oculta que algo diga, que algo comunique; luego que todo el acompañamiento —dígase gráfico y promocional— ofrezca un cierre, conceptualmente hablando, lo más acabado posible. Este es el caso de Después del riego, donde Yunior logra, a la par, la unidad temática y de significación.

«Es a partir de la canción Grano de Maíz» —confiesa Navarrete— «que tiene una frase “… como grano de maíz, déjenme caer al suelo, que si el tiempo me acompaña, podré crecer después del riego…â€,  que el disco empieza a tomar forma. Es básicamente la idea de sembrar para recoger, que hay un antes y un después, el renacer después de la lluvia-riego. Referente al diseño, Yendris trabajó con el equipo de Kronicom (es una empresa de diseño gráfico y audiovisual) para la maquetación y la impresión. Posteriormente a la salida del disco, trabajamos en la realización del videoclip con el tema Grano de Maíz».

Sobre el trabajo físico que conllevó para Navarrete la grabación del CD, él declara que ese proceso «es complejo tanto aquí como allá, solo que desde aquí hay más facilidad para acceder a la parte técnica». A la hora de vender su producción debe hacerlo directamente en los conciertos que ofrece aunque también, «de momento estoy explorando la posibilidad de la venta de canciones online (por ejemplo por itunes, spotify, bandcamp…), que son plataformas para la comercialización y promoción musical. En este sentido, acá tienes más facilidad de acceso y de promoción vía internet. Y que tú mismo te lo puedes gestionar sin necesidad de intermediarios, discográficas… En fin que es una manera de llegar a más gente».

Al cambiar de escenario, Yunior de repente se vio golpeado, para bien, por otra cultura, por otra manera de interpretar y crear en, y desde, la música. «Obviamente, me voy influenciando con lo que escucho acá. Esta ciudad, Barcelona, es de jazz, blues, canción de autor, flamenco, rock y de africanismo… en fin; yo no tengo prejuicios musicales y le pongo el oído a todo lo que aparezca y después saco mis propias conclusiones. En Cuba era lo mismo, le metía el oído a todo lo que pasaba por mis manos o cerca de mí. Aun así, mantengo aquella inquietud de escuchar música, venga de donde venga. Todas ellas me nutren y, como decía antes, saco mis propias conclusiones. En fin…. Si son los giros que da».

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