Un maestro para el Día Internacional del Jazz

Las temporadas del Encuentro con, el espacio que conduce Magda Resik tuvieron este viernes, un invitado especial. La seducción que propone el jazz fue el principal motivo para esperar por la llegada de Chucho Valdés en el Salón de Mayo, cuando la ciudad festejaba el Día Internacional del Jazz y Esperanza Spalding ofrecía un concierto comunitario en el Anfiteatro de Guanabacoa.

El Pabellón Cuba siempre ha sido el espacio para historiar la creación de los principales artistas cubanos e internacionales. Fue así como el diálogo de la anfitriona con el maestro del jazz comenzó por la primera vez que Chucho tocó el piano. «Fue a los tres años, dicen, porque yo no tengo recuerdo consciente de ello. Dicen que mi papá llegó a la casa a buscar unas partituras y me encontró tocando con las dos manos, entonces, sorprendido, buscó a Pilar, mi mamá, le preguntó y ella dijo, ¿Ah sí?, Él te ve y luego imita».

De esas confesiones estuvo colmado el espacio, con seguidores del jazz y la música del compositor de temas ancestrales como Misa Negra. Más adelante, Magda le preguntó sobre su niñez y Chucho contó otra historia donde narró el encuentro en Tropicana con un talentoso niño norteamericano. Su padre lo había llevado allí, ante la prepotencia de los admiradores del extranjero, para que representara a nuestro niño genio, con un repertorio similar a los temas de su colega. Interpretó entonces, un danzón, una pieza de Mozart y el Boogie Woogie, especialidad del americano, lo que le valdría la invitación a un espectáculo en el mayor de los cabarets cubanos. De esta forma, a los 11 años, ya Chucho representaba a los cubanos ante otros músicos, con el solo interés de compartir y exponer su mayor pasión: la música cubana.

Al preguntarle cual era la definición de su música, Chucho respondió que Jazz Afrocubano. Así, cuando al escucharlo, encuentran elementos de diverso tipo en sus piezas, tienen la contraparte en las raíces de la música nacional, y del cubano como individuo multirracial. «Como la música es TODO», y él está aprendiendo constantemente, desde su tiempo con Leo Brower e Irakere, le interesa vincular en sus composiciones los temas que llevan desde la popular conga hasta lo clásico.

Chucho Valdés contestó a la interrogante ¿Qué le aconseja el maestro a los jóvenes?: «Yo me siento muy orgulloso de ver a tanta gente con talento, y me preocupo porque nadie se fija en los maestros, que son los verdaderos responsables del resultado, entonces lo que les digo es: miren a sus profesores y den las gracias».     

Un espacio importante el de aquella tarde en medio de la Jornada por el Día Internacional del Jazz. Cerrada con el broche de oro al otorgarle a Chucho Valdés el sello 30 Aniversario de la Asociación Hermanos Saíz y la distinción Maestro de Juventudes, al finalizar el espacio donde aseguró ser «sólo un alumno».

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