Natalia Bolívar


Lydia Cabrera, un homenaje en los 120 años de su natalicio

Llegaba el 20 de mayo de 1900 en la calle habanera de Galiano y nacía la última hija del matrimonio de Elisa Bilbao y Raimundo Cabrera, la cual bautizaron con el nombre de Lydia Cabrera Bilbao. Con una educación férrea pero a la vez llena del encanto de la historia y la cultura cubana, a la niña Lydia le fue formada su espíritu intelectual que le permitió a los 14 años escribir para varias revistas de la época. Por seis meses ingresa en la Academia de San Alejandro, donde su maestro Romañach la guía por el universo de las artes visuales. Es en este período en que conoce a pintores que formarían parte de la vanguardia de esta manifestación en Cuba, donde destaca la figura de Amelia Peláez.

Después de vender la parte de su negocio sobre muebles antiguos y restauración, parte a París a estudiar Historia de Arte. Sus estudios sobre el arte de la India, Japón y China, y –como dijera– mirando las aguas del Sena es que empieza su interés por la cultura de los negros en Cuba. Su relación con la escritora Teresa de la Parra, fue muy decisiva para su formación como etnóloga. Producto de ese vínculo nace su primer libro Cuentos Negros de Cuba, que fue publicado en 1936. El texto nació por la insistencia de la escritora venezolana a Lydia y como forma de entretener a Teresa durante su tratamiento de tuberculosis.

Posteriormente regresa a Cuba a causa de la inminencia de la Segunda Guerra Mundial. Ya en la mayor de las Antillas utiliza como principal herramienta el testimonio oral de hombres y mujeres que eran portadores de una sabiduría que había llegado por medio de sus antepasados africanos a la isla y que hasta ese momento era desconocida en Cuba. En este período se publica la versión en español de Cuentos Negros de Cuba, prologado por Fernando Ortiz. Además de conocer a la que sería su compañera de toda la vida, la otra Teresa, de apellido De Rojas y que todos la conocían como Titina. Es en la Quinta de San José donde ambas encuentran el refugio de su amor y el ímpetu para seguir con las investigaciones del universo afrocubano.

En 1954 todos sus esfuerzos investigativos se concretaron en la aparición del libro El Monte. Las críticas a esa joya de la literatura cubana y afroamericana fueron escritas por varias personalidades, como Lezama Lima, María Zambrano, Argeliers León, Gastón Baquero, entre otros. Pero esto no detiene su espíritu intranquilo que la lleva a seguir sus investigaciones en la cercanía del Central Cuba, en la Laguna Sagrada de San Joaquín, adonde fue acompañada por diferentes amigos como el francés Pierre Verge.

Asimismo, Lydia contribuye con la creación de la sala de etnología del Museo Nacional de Bellas Artes, donde comienza su vínculo con Natalia Bolívar, quien se convertiría años después en su discípula más aventajada. En 1959 aparece el libro La Sociedad Secreta Abukua, el cual se convirtió en el primer texto que aborda esta fraternidad religiosa constituida por hombres. Este ciclo de su vida termina cuando el 24 de junio de 1960 marcha al exilio, del cual jamás se desprenderá.

Fueron casi 10 años de silencio escritural lo que vive en la diáspora, ligado con el tormento de vivir en un país que no le hacía muchas ilusiones y los deseos de volver a Cuba. En 1970 publica Otán Iyebiyé, el misterio de las piedras preciosas. De este periodo existen una docena de libros, en los cuales se plasman el universo de la cultura del negro cubano de diferentes formas, pero siempre partiendo de la oralidad.

Todos estos textos en la actualidad no se han podido publicar en Cuba, lo que sin dudas influye en el patrimonio bibliográfico y oral que recopiló Lydia Cabrera. Su relación con los cubanos Jorge e Isabel Castellanos dieron como fruto el libro Cultura Afrocubana, publicado en cuatro tomos y que son otra joya de las investigaciones etnográficas cubana.

El 19 de septiembre de 1991 fallecería en Miami, rodeada de su colección de piedras y jicoteas y amparada por un busto de la Virgen de Regla, de la cual era muy devota. Según me confirmó en una ocasión Natalia Bolívar, Lydia entrega su espíritu después de pronunciar tres veces la palabra Habana.

Con la muerte de Lydia concluyó un ciclo muy importante de la iniciación de las investigaciones sobre el negro en Cuba y sus aportes a la cultura nacional. Este ciclo lo comparte con Don Fernando Ortiz y Rómulo Lachatañeré.

Como tantos otros escritores que murieron en la diáspora, Lydia forma parte de la naturaleza y realidad de esta nación, por lo que es importante mantener presente su legado cuando del patrimonio cultural de Cuba se hable. Por suerte, en estos últimos años han existido numerosos esfuerzos por reconocer la importancia que tiene esta escritora y etnóloga para este archipiélago bañado por las aguas del Mar Caribe.

De ahí que en un futuro sea importante publicar su bibliografía –publicada en el extranjero– aún inédita y desconocida en Cuba. Solo así saldamos cuenta con algunos errores de nuestro pasado y, por ende, el futuro será más luminoso.


Memoria Nuestra: un espacio para el debate, pero también para la amistad

Entrevista con la profesora e investigadora Yuleidys Gonzálesz Estrada, ganadora del “Congreso de Pensamiento y Premio Memoria Nuestra 2019” de la Romerías de Mayo

Las Romerías de Mayo son el epicentro de los jóvenes creadores más inquietos de la Isla de Cuba. El “Congreso de Pensamiento y Premio Memoria Nuestra” es su arista más teórica. Convoca a los jóvenes investigadores de las Ciencias Sociales y Humanísticas sobre temas y problemáticas de interés para la cultura nacional. Es una especie de simbiosis entre jóvenes y grandes intelectuales que asisten como conferencistas o jurado a sus sesiones de trabajo. Entre los que han asistido se puede mencionar Eusebio Leal, Fernando Martínez Heredia, Eduardo Torres Cuevas, Natalia Bolívar, Abel Prieto,  entre otros.  

La edición anterior, correspondiente al año 2019 fue premiada en la categoría de investigación la joven Yuleidys Gonzáles Estrada, profesora de la Universidad de Granma y asociada de la AHS en la sesión de Crítica e Investigación, en la cual ha ocupado funciones como Jefa de Sección y Vicepresidenta. Yula, como muchos la conocen, es especialista en el pensamiento filosófico cubano y latinoamericano de la de la década de 1960-1970 y actualmente una de las activista e investigadoras de género más relevantes en la región oriental, con su proyecto de reanimación socio cultural “La Cuarta Lucía”.

Actualmente se encuentra en casa, como la inmensa mayoría de los cubanos ante la pandemia de la COVID 19. Inquieta y creativa sigue profundizando sus trabajos académicos y su incesante bregar en el activismo desde las redes sociales. Nos comunicamos con ella vía WhatsApp y gustosamente conversamos sobres sus experiencias en el Memoria Nuestra.

cortesía de yula

Has asistido varias oportunidades al Memoria Nuestra, desde tu trayectoria científica. ¿Qué distingue a este espacio teórico de los demás? 

He tenido la suerte de asistir a las dos últimas ediciones del evento. Desde la primera vez se quedó muy cerca de mi corazón. He participado en varios eventos nacionales e internacionales dentro y fuera del país, pero Memoria Nuestra es diferente. Como dije en una entrevista anterior, es un espacio para el debate, pero también para la amistad, por eso crea una suerte de comunidad  “nuestromemoriana”. Es cierto que dan un premio en metálico y eso es atractivo, pero el verdadero premio es poder participar y dialogar con tanta juventud comprometida con la difícil tarea de crear. 

Fuiste la ganadora de la edición de 2019 en la categoría de investigación. ¿Cuál era la esencia de tu investigación? ¿Porque crees que fuiste elegida entre una veintena de ponencias?

Así es. Tuve el altísimo honor de recibir el Premio de Investigación del 2019. Mi investigación se tituló: “La teoría de la Revolución Social Latinoamericana en las publicaciones periódicas cubanas 1960-1970”. Tuvo como objetivo demostrar la existencia de una teoría de la revolución social para América Latina en las Revistas Casas de las Américas, Cuba Socialista y Pensamiento Crítico. Ya era una investigación concluida con la que obtuve el título de Doctora en Filosofía, el Premio CITMA y el Premio al Mérito Científico. Creo que estos fueron aspectos que pesaron en la decisión del tribunal, pero había ponencias de muchísimas calidad.

cortesía de yula

 ¿Desde tu perspectiva cuáles son las mayores ventajas de este evento? ¿Qué piensas que se deba mejorar?

Para mí una de las mayores ventajas constituye una oportunidad para los investigadores de mayor y menor experiencia debatan sobres sus temas de investigación pero también sobre los problemas más latentes de nuestra realidad. En eso ayuda mucho la convivencia pues las sesiones de trabajo no terminan con las ponencias. Me gustaría que se incluyeran en el tribunal a jóvenes investigadores de la AHS y que las editoriales de la organización publicaran libros con los resultados de las investigativos más relevantes. 

Yula, un mensaje que quieras trasmitirles a los romeros y el colectivo asiduo del Memoria Nuestra que están en casa.

Para terminar, quiero agradecer a las y los organizadores por no darse por vencidos. Por asumir con responsabilidad el enorme legado del Congreso y Premio Memoria Nuestra. Creo que esta es una oportunidad única para hacer un evento que late con el espíritu de las vanguardias. A toda la gente romera que cada año espera ese encuentro fenomenal sepan que en esta ocasión no nos abrazaremos ni compartiremos por los café y los parques de Holguín, pero estaremos en esa conexión inquebrantable creada por el arte. ¡Hagamos de estas Romerías las más grandes de todos los tiempos!   


Memoria Nuestra 2020, oportunidad para los jóvenes investigadores

La AHS en Holguín y el comité organizador de las XXVII Romerías de Mayo convocan al Premio y Congreso Memoria Nuestra 2020, considerado la columna vertebral del Festival Mundial de Juventudes Artísticas, a realizarse en esta ciudad del 3 al 7 de mayo.

“Este importante evento tiene como finalidad el rescate de la memoria regional, histórica y cultural, así como la detección y reconocimiento de valores endógenos que fortalecen a las naciones en este momento de progresiva despersonalización cultural. El Premio, por su parte, promueve la discusión acerca de las identidades y culturas regionales en su más extensa acepción, a partir del debate sobre el quehacer de los intelectuales en la sociedad actual, así como la presentación de aquellos proyectos comunitarios que defiendan estos valores”, explicó Lilién Aguilera, presidenta de la AHS en Holguín.

En este sentido se proponen diversas líneas temáticas como el papel del intelectual en la sociedad contemporánea, las culturas regionales e identidades, la formación y consolidación de la cultura nacional, experiencias comunitarias y los 300 años de fundación del pueblo de Holguín, al cual dedicará también parte de su amplio programa.

Pueden participar en esta edición del Memoria Nuestra todos los investigadores jóvenes menores de 35 años, sean miembros o no de la AHS. El plazo de admisión de las ponencias cierra el primero de abril y los autores aceptados serán notificados antes del día 10 de ese mes. Las exposiciones de las ponencias se realizarán en forma de paneles, integrados por investigaciones o proyectos similares, o relacionados por su objeto de investigación, resultados, época u otros criterios que el tribunal considere pertinente.

Los interesados deben enviar sus ponencias a las siguientes direcciones electrónicas: mnuestra05@gmail.com y ahs@baibrama.cult.cu La hoja de presentación debe incluir: Título, Nombre y apellidos, carné de identidad, provincia, centro o institución al que pertenece, correo y teléfono. Además, un resumen de no más de 250 palabras y palabras claves. La ponencia no debe exceder las 15 cuartillas, incluyendo bibliografía, imágenes, tablas u otros recursos, y debe estar en formato Word, tamaño carta (8 ½ x 11), Arial 12, interlineado 1,5. Las citas y referencias bibliográficas se realizarán según las normas APA.

Un jurado, integrado por catedráticos, profesores e investigadores de reconocido prestigio, otorgará dos premios, uno de investigación y otro de proyecto sociocultural comunitario, consistentes en certificado y mil pesos cubanos, así como las menciones que estime.

Cada año, en las Romerías de Mayo, se realiza este certamen de pensamiento, que por su importancia y aportes al conocimiento y a las tradiciones de los pueblos se ha convertido en columna vertebral de este megaevento, que es el Festival de Juventudes Artísticas.

Reconocidos investigadores, académicos y creadores han realizado su conferencia inaugural y sido miembros del jurado, entre ellos Natalia Bolívar, Eduardo Torres Cuevas, Olga García Yero, Fernando Martínez Heredia, José María Vitier, Virgilio López Lemus y Luis Álvarez.