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El periodismo audiovisual me identifica: Marleidy Muñoz

Abrimos paréntesis para reflexionar sobre el periodismo joven que se hace hoy en Cuba, a partir de una reconocida periodista que ejerció como corresponsal en un telecentro de nuestro país. Con la joven cienfueguera Marleidy Muñoz dialogamos esta noche.

Egresada de la licenciatura en Periodismo en la Universidad Central de las Villas Marta Abreu, 2009; la invitada de esta noche es periodista y se ha desempeñado como tal y como conductora de espacios informativos y variados en la radio y la televisión de su natal Cienfuegos, comprometida martiana, investigadora ágil y acuciosa, enamorada de los temas culturales, ha volcado su talento en una profesión por la que ha sido ampliamente reconocida. La bienvenida a Paréntesis a Marleidy Muñoz.

¿Qué te hizo decidirte por el periodismo como profesión? ¿Cuándo?

La decisión no era Periodismo inicialmente, eran la carreras que estuvieran vinculadas a la facultad de medio audiovisuales, al arte, fue una oportunidad, un regalo que fuera el periodismo quien me definiera como persona, como profesional. Era la Realización lo que de alguna manera ha transversalizado todas mis decisiones.

¿Por qué entonces el periodismo televisivo?

Eso sí lo tenía claro. Porque era el espacio, el medio que me permitía —desde la creatividad y la realización— identificarme más con el medio. De igual manera, me he desenvuelto en todos los medios de comunicación. El periodismo era mi vida, mi decisión y fue la oportunidad que me permitió desempeñarme.

¿Cursaste las pruebas como periodista en el 2009 en la Universidad Marta Abreu (UCLV)? ¿En qué medida crees que te sirvieron esos años de estudio para el desempeño posterior como profesional?

Creo que la universidad es una carrera para la vida. Porque te ayuda a pensar desde una metodología, desde un análisis, desde una evaluación de una perspectiva diferente. En el caso del periodismo, fueron años para intercambiar, para hacer amigos, para viajar por el país, para aprender. Específicamente, en la carrera en la UCLV todavía el programa académico se estaba programando, diseñando. Pero fue, por supuesto, el lugar de las herramientas, de las bases. El lugar de crecer como persona y formarme inicialmente como profesional. Fue el inicio.

Una vez graduada, regresas a tu natal Cienfuegos y comienzas a desempeñarte en Perlavisión. ¿Cuéntanos de tu experiencia allí, en que especialidades empezaste a laborar?

Cuando me gradué ejercí como periodista en el Departamento Informativo de lujo que tiene el telecentro. Fue como una segunda escuela: empiezas de 0 y te tienes que ganar el respeto del equipo, de los telerreceptores. Hice de todo. Me esforcé muchísimo, pero todo ello gracias al impulso y el reto de estar en un departamento con personas como Ismary Barcia, como Damaris Leyva Feijoo, con otros que me antecedieron. Toda mi vida depende de esa estancia allí.

Pero no te quedaste ahí, también incursionaste en la conducción de espacios en la radio. Cuéntanos sobre esa experiencia.

La radio en Cienfuegos llega por un programa joven que se llama Cita con la juventud. A partir de un segmento que se llama Trovando, ya ves cómo el perfil cultural siempre me conquista. Era una experiencia más distante porque lo escribía, pero toda la realización era del equipo de Radio Ciudad del Mar.

Desde el 2013 te desempeñas como reportera y corresponsal del sistema informativo de la Televisión Cubana en la redacción cultural y en el Noticiero Cultural. Háblanos sobre esta experiencia.

La experiencia es lo que significa, desde un telecentro —con todas las condiciones reales técnicas que trae consigo esto— hacer reportajes y tributar todos los días para la televisión provincial y para el Sistema Informativo. Es un regalo en el sentido que te ayuda a conocer todas las jerarquías artísticas, los proyectos, las iniciativas que se van gestando; te vas sintiendo en familia, amén de que puedas —con un ojo crítico— otorgar un matiz informativo y profundizar en otros temas culturales que están sucediendo en tu ciudad, por las exigencias que llevan del tipo profesional. Ahí me fui percatando de que no solo quería inclinarme por lo cultural sino hacer otros reportajes de corte social-investigativo, con una mirada antropológica de la realidad; entonces, para poder llevar esos intereses en común el esfuerzo era tremendo, creo que valió la pena.

Hablas de esfuerzo y de periodismo cultural de calidad, que como corresponsal del Sistema Informativo has tenido que realizar. Ahora bien, ¿Cuán difícil le resulta a alguien de una provincia, por ejemplo Cienfuegos, hacer un periodismo, aunque esté alejado de los principales centros culturales de promoción?

Para mí el esfuerzo no importa. ¿Dónde está lo negativo? En que yo creo que el periodismo cultural en Cuba desde su representación, desde que se coloque en espacios nacionales, todavía se queda en lo informativo, en describir o anunciar qué está pasando. Tal vez con un perfil de convocatoria, de promoción, entonces la calidad está en analizar, en profundizar. No dar la cara de lo que pasó en la presentación sino de ver lo que no se logra.

Eres una mujer muy joven y uno se da cuenta que tienes muchos premios. Cito algunos para que no se me queden: Premio del Concurso Primero de mayo, del Concurso 5 de septiembre, Premio Nacional Periódico Patria y también muchos reconocimientos en el Concurso Annia Pino in memoriam de periodismo joven. ¿Qué significan para ti esos reconocimientos en una carrera tan corta y una edad tan joven?

Para mí los premios han sido tremendos. Me siento feliz, porque es la manera de compensar tanto esfuerzo. Trabajos que en su mayoría no fueron publicados por la televisión nacional; que los revisen, que los valoren, que te den observaciones y se premien es una alegría tremenda. Una compensación no sólo mía como reportera sino de una equipo de trabajo, de meses de investigación y de entusiasmo. De vencer muchísimos obstáculos.

Sobre todo le tengo muchísimo cariño al concurso nacional de periodismo joven Annia Pino in Memoriam, donde se creó una familia entre los que participábamos en los talleres; desmontábamos las obras y conocíamos lo que se hacía en provincia: la manera de narrar, de contar. Por dónde iban los discursos, a veces muy alejados de las agendas informativas nacionales. Y eso te daba ánimo.

Recibiste la Beca El reino de este mundo, para dirigir, escribir y producir el documental Tierra Roja, debido a tu pasión por los temas culturales. Cuéntame sobre este particular. ¿Qué significó para ti la beca?

La beca la entrega la Asociación Hermanos Saíz para el apoyo a la producción audiovisual, en este caso Teatro de los Elementos, que realiza teatro comunitario en las faldas del macizo de Guamuaya, fue mi investigación para la tesis de Maestría en Antropología. Ésta será la segunda producción que haré entre amigos. Ya tengo una primera producción como ópera prima. Por lo que Tierra Roja será un ejercicio que me permitirá disfrutarlo un poco más.

Y hablabas de tu ópera prima: Guamuaya ¿sin ellas? Cuéntanos un poco más.

Guamuaya… es un documental en co-autoría con otra colega, también cienfueguera: Laura Roque. Fue una experiencia a partir de una beca de producción audiovisual, un proyecto de intercambio que se llama Sparrings Parters, que vino a través de la AHS, y nos permitió enamorarnos de la realización. Ya estábamos haciendo coberturas en Perlavisión y aprovechamos la experiencia creativa que narra las cinco historias de mujeres en comunidades rurales en el macizo de Guamuaya. Tuvimos como asesora a Magda González Grau, éramos equipo muy joven, donde casi todo el mundo se estrenaba en su ópera prima en la realización de documentales. Entonces, fue compartir, aprender. Fue el ejercicio inicial para saber qué era lo que queríamos hacer.

En fase de producción se encuentra otro documental tuyo: «El valle hundido». ¿Qué puede esperar el público de esta producción?

«El valle hundido» ya tiene el guion escrito, pero es un documental un poco más ambicioso y necesita una producción mayor. Es la historia de un pueblo, que antes del triunfo de la Revolución se indemnizó a sus pobladores para crear allí la presa Anabanilla. Es un lugar mágico, con muchísimas leyendas; queremos hacer un trabajo en 3D de reconstrucción del pueblo a partir de un libro que se está escribiendo. Por ahí las pistas.

¿Cuán difícil resulta para un periodista, que realiza temas informativos generalmente, llevar paralelo al diarismo que nos consume, una obra documentalista?

Yo he sentido que se niega un poco que el periodista pueda proponerse esta meta creativa. Porque son lenguajes diferentes, con objetivos y premisas diferentes. Pero como el propio periodismo y la literatura pueden coincidir en géneros e historias que contar, también pueden coincidir con el documental. Un género que se da en la carrera, pero que no se profundiza, no se materializa por las especificidades que tiene. Pero creo que no tiene que haber un contradiscurso en este sentido. Es una aspiración creativa mayor. Y es cierto que por la dinámica del sistema informativo no puedes hacerlo desde un telecentro a la par del periodismo pero que es posible. Creo que tenemos las herramientas.

Hace unos meses que trabajas en la capital: en la Dirección Nacional de la AHS. Cuéntame en qué te desempeñas. ¿Cuál es el rol que juegas y sobre todo en qué se diferencia de lo que hacías en tu natal Cienfuegos?

Estoy al frente del Departamento de Comunicación de la Dirección Nacional de la AHS. Es diferente. Estoy todavía acomodándome y entendiendo no solo la dinámica de trabajo, sino de no ser una reportera que sale a la calle a encontrar historias todos los días. Es distinto, pero ahora respondo por un equipo que es otra de las satisfacciones. Un equipo muy profesional: desde un departamento que incluye la realización audiovisual con un equipo de periodistas, editores, camarógrafos; también un sitio web, diseñadores; desde el que podemos hacer mucho para promocionar el arte joven, desde la jerarquía del esfuerzo. Pero ahora respondo por el trabajo de otros y otras, y no me queda muy cómodo porque lo que me gusta es trabajar. Pensar en la realización del documental Tierra Roja detenida, con el equipo esperando, porque quiero insertarme con ellos y enseñarlos. Porque es diferente, una ciudad distinta con otra dinámica de vida, con otra manera de pensar, desde lo profesional y desde lo personal.

Has llegado en un momento oportuno: los 30 años de la AHS, los 10 de Paréntesis…

Somos amigos ante todo. Nos respetamos, no coincidimos pero lo damos todo por el arte joven, la verdad de crear, la polémica y por la calidad también. Desde ese espacio ojalá podamos intencionar nuestro esfuerzo.

En el trayecto de la conversación utilizaste la frase: «Soy periodista en esencia». Si tuvieras que volver a empezar ¿Escogerías nuevamente el periodismo?

Seguro. Pienso, siento, me emociono, desde la sensibilidad y el análisis de un periodista. Al menos desde mi criterio personal. Creo que hay mucho por hacer, hay tareas muy puntuales que están ya habladas y que de alguna manera yo siento que no se aterrizan. Me gustaría ser parte de esa generación que apuesta por otro periodismo, por otra manera de contar, de participar en las transformaciones, desde el diálogo. Un periodismo que no supla lo alternativo, y otras publicaciones, sino que sea desde lo institucional. Desde las personas que salen de las academias y se insertan en los telecentros, en las televisoras territoriales, quienes aporten a una Cuba con otra fisonomía que no es solo La Habana, aunque coincidan las mismas problemáticas, las mismas historias de vida.

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