Haydee Santamaría, desde su propia voz

Durante un conversatorio desarrollado en la Biblioteca Nacional, en el año 1978 y registrado por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), Haydée Santamaría Cuadrado reveló que su cumpleaños no era, verdaderamente, el 31 de diciembre, como siempre había dicho. Decidió cambiar la fecha de su nacimiento, un día, cuando aún era tan pequeña que ella misma se lo creyó por muchísimo tiempo. Lo descubrió años después, cuando necesitó documentos oficiales para casarse: en ellos se declaraba que su nacimiento había ocurrido el 30 de diciembre de 1922, en la región central de Cuba.

Esta es una de las notas curiosas que aparecen en el libro Hay que defender la vida, una coedición del Fondo Editorial Casa de las Américas y la editorial Latioamericana Ocean Sur. Se trata de una compilación de textos que muestra el legado de Haydée Santamaría a la Revolución y a la cultura cubana. El trabajo de investigación y cotejo de documentos duró aproximadamente cinco años y estuvo a cargo de Ana Niria Albo Díaz, especialista de Casa de las Américas, y de Jaime Gómez Triana, vicepresidente de esa importante institución.

Para muchas personas resultará sorprendente la decisión de Haydée de celebrar sus cumpleaños un día después de haber nacido. Existen varias versiones del porqué.

“Ella cuenta que lo había cambiado para el 31 porque era la fecha en la que se celebraban las fiestas, pues el día 30 la familia estaba en los preparativos para la jornada siguiente –explica Gómez Triana–. En muchos lugares también aparece que nació el 23. Por eso, el trabajo de investigación incluyó un cotejo muy fuerte de documentación, de toda la papelería oficial y la inscripción de nacimiento. En ese proceso, fue muy importante un papelito escrito por su madre donde había puesto los días de nacimiento de sus hijos”.

Los compiladores desarrollaron una intensa revisión bibliográfica y hemerográfica en el archivo de Casa de las Américas, con la papelería atesorada en la oficina de la presidencia, pues el objetivo del libro era mostrar su pensamiento a través de los textos, cartas, discursos y otros documentos que ella escribió.

El vicepresidente de Casa de las Américas asegura que trabajaron con la guía de Myriam Radlow, quien fuera la última jefa de despacho de Haydée y todavía labora allí, con el presidente Abel Prieto.

“Revisamos todas las gavetas y encontramos maravillas: las primeras versiones de entrevistas concedidas por Haydée publicadas en distintos periódicos y revistas –asegura Gómez Triana–.  Aparecieron muchísimas cartas clasificadas por problemas sociales: becas, viviendas… En ellas, Haydée responde de manera muy directa y, en muchos casos, deja ver su postura firme, su posición frente a cualquier privilegio. De esas cartas quedó una pequeña muestra en el libro. Había otras que ya estaban en el archivo de Casa de las Américas, de la época de la Sierra Maestra, de la prisión en Guanajay y de toda la época anterior al triunfo revolucionario. Esas pueden encontrarse en una primera parte del texto”.

Para la socióloga Ana Niria Albo Díaz hurgar en los archivos fue redescubrir a la Haydée conectada con la historia, pero también con los problemas del presente que le correspondió vivir. Cuenta la especialista que hallaron referencia a charlas y alocuciones que no se encuentran publicadas.

“Eso nos permitió saber que existían, para tratar de encontrar los originales, que a veces podían ser las notas de ella en una libreta o las transcripciones de lo que le había dictado a alguna de las jefas de despacho; aunque las cartas más sorprendentes fueron las que sostuvo con el pueblo”.

De Haydée no solo impresiona su firmeza cuando le mostraron la prueba horrorosa de que habían torturado a su hermano después del asalto al cuartel Moncada. El valor para dejar la seguridad del hogar e irse a arriesgar la vida en la clandestinidad, en la Sierra, en el exilio; su capacidad de aunar a muchos intelectuales representantes de lo mejor del arte cubano y latinoamericano son parte de esa impronta que se atesora en este libro.

“La posibilidad que tuvo de dialogar con grandes intelectuales estuvo dada por la fuerza que para ella tenía el hecho de representar a la Revolución cubana y conectarla con los escritores y artistas y, a través de ellos, con los pueblos de la América Latina y del Caribe –advierte Gómez Triana–. Ella sentía que la Casa de las Américas podía ser una institución para establecer el diálogo con los creadores y las tradiciones culturales de los pueblos del continente.

“La cultura cubana le debe a Haydée el núcleo y la idea fundacional de la Casa de las Américas, que recibiera a los grandes intelectuales de nuestra América, que los trabajadores de la Casa no fueran quienes laboraban en el edificio de 3ra y G, sino todos esos escritores y artistas que estaban en sus países, en el continente, y que proponían ideas, encuentros, publicaciones. Ella logró aglutinar los proyectos de esos creadores y eso dio infinitos frutos: el premio literario Casa de las Américas con todo lo que ello significa, la canción protesta y lo que eso influyó en el nacimiento de nuestra nueva trova”.

Entre todo el pensamiento y la obra de Haydée, a Ana Niria Albo le seduce, de su personalidad, esa intuición de una mujer que, cuando triunfó la Revolución, apenas tenía el sexto grado vencido. Por eso, a lo largo de todo el libro, el lector podrá encontrar pistas sobre su sensibilidad.

Ana Niria apunta que “tal vez el ejemplo más conocido tiene que ver con el movimiento de la nueva trova y el Quinquenio Gris, ese momento difícil de la Revolución. Durante esos años, ella tuvo un papel esencial en la defensa de la justicia social y en el entendimiento de qué era lo que estaban haciendo esos jóvenes, que era algo muy diferente pero muy revolucionario. La manera en la que ella supo aglutinarlos, atraerlos hacia el proceso revolucionario habla de esa sensibilidad.

“Silvio ha contado cómo eran aquellas grandes reuniones en casa de Haydée, hablando sobre el proceso del Moncada y cómo él entendió todo lo que vivieron sus compañeros, más allá de lo que dicen los libros de Historia. Eso lo llevó a componer la Canción del elegido. El tema surgió de una conversación con Haydeé sobre Abel”.

Y asegura la compiladora que en ella “la sensibilidad está mezclada con la lealtad, con ese anhelo por lograr toda la justicia social posible, con la fidelidad. Se expresa en su testimonio donde ella relata por qué, a pesar de que después del Moncada nunca quiso estar fuera de Cuba y por eso rechaza la oportunidad de estar en el Granma, cuando Fidel le pide que vaya al exilio a reunir armamento y dinero, ella acepta. Cuando uno escucha las grabaciones de las entrevistas que le hicieron, uno se da cuenta de que en ella había una sensibilidad enorme”.

En más de 600 páginas del texto Hay que defender la vida, los lectores podrán ahondar en la apasionante vida de Haydée Santamaría a través de sus propias palabras y conocer mejor a la mujer, la revolucionaria, la fundadora de Casa de las Américas, su integridad y también el humor campesino que la caracterizó.

El volumen es la oportunidad de acercarse a una mujer que, como expresó Ana María Cabrera Mardsen, a cargo de la gestión editorial de Ocean Sur, “pudo haber pasado a la historia como la hermana de Abel, la novia de Boris Santa Coloma, como la esposa de Armando Hart, como la fiel amiga de Fidel Castro; sin embargo, ella se impuso a los prejuicios machistas de la época y quedó grabada en la historia de la Revolución Cubana como la gran mujer que es”.


CRÉDITOS

Fotos: Tomadas del Portal Informativo de Casa de las Américas

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