Lázaro Prieto: «Jamás dejar de crear»

Todo comenzó cuando cogía las libretas como especie de lienzo, y las llenaba de imágenes muy suyas, pero fue a partir del año 2002, en la Escuela de Instructores de Arte, cuando todo fue adquiriendo matices más fuertes, y decidió dedicarse completamente a la creación.

No se atreve a llamar aquellos primeros impulsos como obras, «no fueron más que un acto de pura ingenuidad, de lanzamiento hacia lo desconocido y la confrontación con el público como aliciente principal que para nada tenía que ver con la vida “romántica” de estudiante. También se pudiera denominar como una etapa de desprendimiento, pero a la vez de muchísima atracción hacia lo desconocido, y algo experimental, que dentro de la escuela siempre fue una asignatura pendiente».

Narra que el tópico de las primeras piezas «fue la mujer y las supuestas posibilidades que poseen para obtener más “fácil” las cosas que los hombres. La propia temática hizo verter y focalizar determinados asuntos como la marginalización, subvaloración y autodestrucción de las mujeres, todas realizadas en blanco y negro, como una especie de “afianzamiento” del problema en cuestión».

Este muchacho de pelo largo anda por las calles de su Pinar del Río repleto de proyectos y sueños en el mundo del arte. Ha obtenido varios reconocimientos, como la beca El reino de este mundo, de la Asociación Hermanos Saíz. Actualmente se desempeña como vicepresidente de esa organización en el territorio, impulsor de diversos proyectos colectivos y autor de artículos críticos.

Entre sus otros aplausos se incluyen una beca de creación en el Salón Provincial 20 de Octubre, y la Tiburcio Lorenzo Sánchez, ambas en Pinar. Como jefe de la sección de Artes Visuales de la AHS favoreció el surgimiento de la distinción Carlos Hernández Alcocer para reconocer la obra de destacados artistas-pedagogos, y la Nueces, para agasajar a creadores visuales, de obligada referencia para los jóvenes. 

Ha participado en más de 70  exposiciones. Es colaborador del boletín de crítica cultural Puntal, que coordina la poeta e investigadora Yanetsy Ariste.

A Lázaro Prieto González lo he visto reír a carcajadas o estar tranquilo, como si meditara o esbozara en la mente su próxima obra. Esta es una entrevista detenida en el tiempo por varias razones, pero que retomamos luego de algunos meses.

La primera exposición y otros caminos

«La primera fue muy emocionante por un lado, pero estaba temeroso por diferentes motivos: en primer lugar porque se puede descomponer en fracciones de segundos todo el tiempo de pensamiento y dedicación en función de la obra. La voz, ideas y actitudes de cada espectador frente a la propuesta se convierten en pruebas fehacientes de que has hecho o no lo correcto como creador, en el ademán de transmitir lo que deseas.

«Esa tan llevada y traída palabra “retroalimentación” no es letra muerta ni canon manido. En mi caso, se convirtió en el eslabón necesario para entender y comprender que sin la opinión del espectador la obra queda en un alto porciento amputada, descolocada de su significado natural», manifiesta quien asegura proponerse siempre comunicar, establecer un diálogo permanente, algo que lo diferencia de muchos otros artistas visuales.

Para él la relación con sus obras es de «amor-odio», porque «a veces, lo que significa mucho en un tiempo determinado y que en algunos casos se convierte en “referente evolutivo” deja de serlo, y se vuelve ese punto de partida o continuidad de un determinado proceso que en muchas ocasiones no deseas repetir, se reduce literalmente a ese componente de estudio para discernir y crecer».

Atreverse es sinónimo de libertad creativa

«El atrevimiento es fundamental, una de las herramientas primarias para no perder la creatividad, sin importar los años, clasificaciones ni pactos con el mercado, el atreverse en el campo del arte es sinónimo de libertad y elevación, un peso y valor insuperables. El arte es riesgoso desde su concepción, más si tenemos en cuenta que el destino final de cada obra no depende de nosotros en la mayor parte de los casos, pero el hecho de asumirlo estoicamente sin percibir a corto, mediano o largo plazos, un posible desenlace final es una de las motivaciones más importantes para no dejar de hacer lo que con riesgo he asumido.

«Todo depende de la idea que uno desea transmitir, y ese sentimiento comienza a fluctuar en la medida en que voy encontrando las vías necesarias para comunicarme. A veces se dan cita el amor y el dolor, pero todo desde la convicción de generar un acto de sinceridad visceral», refiere quien también ha tenido experiencia en la radio mediante la sección Bitácora, para el programa Hecho en casa, de la emisora provincial de Pinar del Río.

«Eso ha sido algo maravilloso, sobre todo por la reacción y aceptación de los oyentes, no solo del ámbito artístico. Bitácora se convirtió en ese acercamiento, análisis y deconstrucción necesaria por medio de reseñas críticas sobre la producción simbólica de 35 artistas visuales de Pinar del Río, que tienen propuestas de referencia, no solo para los creadores del territorio sino a todo lo largo y ancho de nuestro país», añade quien en 2021 obtuvo la beca El reino de este mundo, con un proyecto de catálogo titulado ZOOM: Una década de Arte Contemporáneo en Pinar del Río 2010-2020.

«Esa propuesta funcionó como una especie de mapeo y registro estético de una pequeña parte de la producción simbólica de la última década del presente siglo. Un hecho que me permitió además tomarle el pulso de cerca al comportamiento, evolución y proyección de una pequeña parte del gran cúmulo de artistas visuales del territorio, no solo como pretexto para visibilizar, promocionar y legitimar como condición necesaria que hoy exige, requiere y estandariza el llamado Arte Contemporáneo, sino que certifica y apuesta por algunos creadores y obras que, en el tiempo comprendido para tal investigación, han merecido un lugar privilegiado dentro del contexto del arte pinareño y cubano».

La crítica esencial en los procesos creativos

Lázaro Prieto también ha compartido sus miradas reflexivas y críticas mediante las letras, a partir de su necesidad de opinar y alertar en torno a fenómenos de la creación. El boletín Puntal ha sido plataforma favorable para eso.

«Dentro de la AHS en Pinar no existía una publicación de este tipo y con estas características, para colocar sobre la mesa de análisis los asuntos más enconados en relación con las problemáticas fundamentales en torno al arte, la institución y sus protagonistas.

«Para eso también es convocado el artista, no solo para exhibir su obra, sino además por poseer de forma natural la capacidad perceptiva e intelectual para alertar y trazar las posibles estrategias y senderos donde pueden existir y permanecer las más arraigadas deficiencias dentro de la institución-arte.

«La mirada crítica resulta esencial, sobre todo si viene bajo la coraza constructiva y educativa, pero en el caso de que no posea ambas, también habrá que prestarle un detenido, riguroso y detallado cuidado, no solo dentro del campo artístico, sino en su concepción más holística, para identificar errores, trabajar sobre ellos y proyectar aciertos.

«Existen determinadas dinámicas dentro de la institución-arte que la atraviesan de manera transversal en casi todo su sistema interno y que inevitablemente se reflejan en su gestión para con la obra y sus hacedores, una suerte de riesgo permanente que no se puede dar el lujo de evadir si se desea ganar espacio en aceptación y credibilidad, tales como: legitimación o no de la obra y el creador; solvencia y aparato tecnológico de primera; papel de la crítica; promoción; mercado y  especialistas. 

«Estos elementos, entre otros, conforman todo un híbrido sustancial que ensalza y pondera o lacera contundentemente el papel de la institucionalidad cubana», expresa quien sueña con que cada propuesta se convierta en una ventana para el debate y la reflexión, según dice este muchacho que en 2022 volvió a obtener la beca El reino de este mundo, por el proyecto de exposición Kamikases.

Explica que el núcleo central discursivo de esa propuesta se enfoca en la representación fotográfica en blanco y negro, sobre cómo es visualizado el hombre de raza negra por el propio hombre de su raza, colocándolo todo el tiempo en una posición de deterioro e inferioridad. «Eso se ha convertido en una de las radiografías más transparentes de mi vida en relación con mis semejantes», añade quien sigue repleto de anhelos.

Tal vez en estos momentos Lázaro va con tranquilidad por las calles de su Pinar, saluda a los amigos o está inmerso en algún proceso creativo. Suele encontrar inspiración en todo lo que le rodea y motiva, «solo hay que incorporales sentimiento y pensamiento», según sus propias palabras. En su opinión, los jóvenes creadores cubanos «deben mantenerse actualizados, ser inconformes y absolutamente experimentales con la propuesta estética que defienden, jamás dejar de crear bajo ningún concepto o circunstancia». Una máxima que seguramente lo acompañará siempre.

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