Lo mejor es soñar, y soñar con otro libro como este

Para un escritor hay pocos regalos mejores que un libro. Por eso cuando Raúl Piad Ríos me regaló su libro de cuentos Lo mejor es soñar, Premio David 2017 y publicada por Ediciones Unión (2018), me puse muy feliz. Sobre todo, al terminar de leer el libro.

Lo mejor es soñar es una colección de nueve cuentos de ciencia ficción, recreados en un universo propio del autor. En otros tiempos dijera que esto es un hándicap del libro. Sin embargo, luego de leer los más recientes premios para jóvenes (publicados), puedo afirmar que es todo lo contrario, ya que es una cualidad recurrente en casi la totalidad de ellos.

Los nueve relatos que encontrarás en el libro son aptos para todo tipo de lector (el desconocedor de la ciencia ficción, el que ha incursionado un poco y el consumidor asiduo). Si el lector no es fanático del cyberpunk o la space opera, o los desconoce, no importa. Lo atrapará la profundidad de los conflictos en cada historia. Conflictos de ética profesional, instinto de supervivencia, traición, amor, añoranza… en fin, disímiles problemas humanos clásicos en cualquier buena literatura y que pueden hacer que el lector se sienta identificado. Además, Piad ha sido muy inteligente y ha utilizado los gadgets tecnológicos como aderezos o condimentos para estas historias y ha dirigido la atención hacia lo humano. Hizo esto en aras de que este público no conocedor o escéptico del cyberpunk, no se sintiera abrumado por estos gadgets, que muchas veces suelen encandilar al lector novel.

En el caso de aquel que haya leído algo de cyberpunk y de space opera, le resultarán conocidos algunos de esos autores que Raúl Piad cita en ocasiones. Autores como Orson Scott Card, Dan Simmons y Yoss, por supuesto. O quizás Blade Runner, la película inspirada en la novela de Philip K. Dick. Este lector, a pesar de no ser el ideal, disfrutará, no solo de los conflictos humanos de la historia, sino también de la recreación de un worldbuilding bastante extenso y rico. Universo lleno de elementos terrenales como el CUC, costumbres locales, fiestas, siegas, etc; cosa que al mismo tiempo que te hace viajar a otros mundos a través de la lectura, te da ese toque nostálgico que le viene muy bien a la historia.

Sin embargo, el público, el lector ideal, es aquel que logra reconocer qué hay de estos autores referenciados en cada cuento de Lo mejor es soñar. Este lector podrá descubrir la influencia de Al final de la senda, de Yoss, en los viajes interplanetarios, las guerras, pero, sobre todo, en las originales criaturas a las que Raúl Piad Ríos le dio vida en sus historias. O la lucha entre las inteligencias artificiales y los seres humanos; junto con aquella pregunta aún sin responder de si son buenas o malas, aliadas o enemigas, que encontramos en Blade Runner, y ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick. Quizás el lector puede hacerse una idea de lo que Piad piensa al respecto al escribir este libro. Aunque talvez, la mayor influencia, en mi opinión, está en la obra de Dan Simmons, y sus bien calculadas leyes de la física, mecánica cuántica y biología que el autor emplea en la construcción de sus historias. Además, claro, del apoyo que realiza en las intertextualidades, las tecnologías y las ciencias sociales. De todo esto y más, Raúl Piad Ríos hizo alarde en Lo mejor es soñar.

Si esto no fuera suficiente, puedes sumarle una excelente dosis de acción, traídas por la guerra que abre el libro en Implante registrador. Un exquisito relato escrito en forma de bitácora personal en la que se narra un fragmento de la guerra que sigue sonando y repercutiendo a través de todo este mundo y del propio libro en sí. El amante del suspense se dará gusto con Lazos de sangre, cuento en el que no ahondaré por temor a hacer un spoiler, pero del que recomiendo seguir de cerca cada detalle narrado para poder disfrutar de una lectura in crescendo que desemboca en un final totalmente inesperado y sorprendente.

Recordante me llevó a una época de gran nostalgia de mis primeros años de recién graduado, cuando, para escapar de un trabajo que no me gustaba, leía novelas policíacas de ciencia ficción.

Con El código Rebecca, Raúl Piad engaña magníficamente al lector al combinar las leyes de la robótica de Assimov en una dinámica pelea espacial; donde el instinto de supervivencia y la inteligencia juegan un papel fundamental.

Todo aquel que haya leído la obra, o parte de ella, de Douglas Adams, puede imaginar por dónde viene la historia de A los muertos los bajan en Coronado. En este cuento el autor juega con un humor negro muy fino rozando el absurdo para amenizar una historia que ocurre en un tren. Quizás el mayor logro del relato es la buena elección de los narradores utilizados, el manejo de los diálogos y la mezcla entre el suspense, absurdo y terror.

La lucha de inteligencias, las traiciones y agendas ocultas son los ingredientes principales de Por última vez. Este es un relato con aire de novela negra muy interesante, sobre todo por la elección del protagonista y el lugar donde los hechos tienen lugar.

Reto mitológico es un homenaje al escritor cubano Yoss y a su novela Reto prehistórico. Sin embargo, el relato de Raúl Piad es bien diferente en estilo y argumento al texto de Yoss. En su libro, Piad narra aquello que, muchos de los que conocemos la leyenda de las Gorgonas y Perseo, pensamos que sería el final más acorde con esta leyenda. Además, al mismo tiempo realiza una exquisita analogía entre uno de los personajes y la propia Medusa.

Quizás El origen sea el relato donde la tecnología tiene mayor protagonismo y donde, nuevamente, vuelve a relucir la lucha entre la inteligencia artificial y la humana. Esta es la historia de una cadena de subestimaciones, especie de crítica a nuestro mundo actual disimulada entre las visiones particulares de sus protagonistas.

El cierre del libro no podía ser otro que Lo mejor es soñar. Un excelente y desgarrador cuento de estructura cíclica, que, al mismo tiempo que concluye, el lector puede entender que tanto al relato como al libro y a cada uno de los cuentos puede atribuírsele el mismo sentido cíclico.

A pesar de que el cuento es de ciencia ficción, llama la atención que es el único cuento en el que el exergo fue usado un escritor de fantasía, específicamente, terror: H.P. Lovecraft. El aliento de este escritor se hace sentir en las precisas descripciones de la protagonista desde el mismo momento en que abre los ojos hasta el punto final del libro.

La combinación de estas atractivas y bien escritas historias, la marcada influencia de grandes de la ciencia ficción y el terror fantástico junto a una inteligente elección de narradores y la ruptura (o caso omiso) de las etiquetas o barreras de los géneros literarios, es lo que, a cualquier lector, a medida que va leyendo cualquiera de estos relatos, lo hace viajar a estos universos. Al menos, esa fue la sensación que causó en mí, y me hizo entender que lo mejor es soñar con algún día, poder leer otro libro tan bueno como este.

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