Mercado del arte: un ideal que no existe fuera de La Habana

Entre la capital cubana y la provincia de Holguín hay cientos de kilómetros, una distancia que todavía puede delimitar las carreras artísticas de muchos creadores de la Isla, a pesar de la creciente interconectividad del mundo contemporáneo.
Yuricel Moreno Zaldívar trabaja para realzar el movimiento artístico holguinero en el mapa de las artes visuales cubanas, «en un contexto a veces bastante hostil para la promoción de la obra de arte».Ella es una notable activista cultural, no solo desde la investigación, sino también desde la enseñanza, la curaduría de exposiciones y la organización de eventos. En 2014 la Asociación Hermanos Saíz (AHS) le otorgó la Beca Juan Francisco Elso por su proyecto Las artes visuales holguineras en el nuevo milenio. Una aproximación a la década 2000-2010.

¿Qué te propones con tu investigación?

El proyecto forma parte de mi estudio de doctorado acerca de Los imaginarios sociales en las artes visuales holguineras contemporáneas, que abarca el período de 1993-2010. Me resultó interesante aprovechar la coyuntura de la beca para provocar reflexiones acerca del panorama visual holguinero. El primer decenio del presente siglo fue una etapa de contrastes en la cual el arte cubano vivió la resaca de los 90, recibió aires de renovación desde la video-creación, para luego volver a mostrar vigorosidad con una pluralidad de tendencias y enfoques en los que los jóvenes han tenido mucho que ver. He querido, sobre todo, ver cómo se articula la dinámica visual en mi territorio en concordancia o no con esos presupuestos, definir sus tendencias y sus principales derroteros.

Algunos hablan de un buen momento para el arte cubano, en cuanto a la variedad y cantidad de artistas y su inserción en el mercado. ¿Se reflejan en “el interior” del país estos supuestos?

No podría hablarte a nivel general, pero las experiencias deben ser similares, sobre todo mientras más alejada se encuentre la capital. Aunque primen unas tendencias sobre otras, en la variedad influyen factores muy concretos, como las condiciones materiales o tecnológicas a las cuales el artista pueda acceder para realizar su obra. En el caso holguinero, por ejemplo, hay un predominio de la pintura y los formatos bidimensionales, afincados en el gusto y la tradición. La presencia de los Estudios de Animación del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) ANIMA y una filial de la facultad de medios audiovisuales del Instituto Superior de Arte (ISA), dan la posibilidad de que muchos artistas jóvenes puedan insertarse en el mundo audiovisual y desarrollar propuestas desde su estética, sin embargo, no ocurre así.

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A Yuricel Moreno le gustaría publicar los resultados de su investigación en una multimedia (Foto: Cortesía de la entrevistada)

La cantidad de creadores guarda mucha relación con los procesos de formación artística, aunque también hay autodidactas. Habría que preguntar qué pasa en el terreno profesional con los egresados. Pueden contabilizarse tantos artistas como existan en los Registros del Creador, sin embargo sabemos que no todos llegan a desarrollar propuestas valederas.

El mercado es un ideal que no existe fuera de la capital. En zonas donde se desarrolla una industria turística en ascenso los artistas se insertan, pero la calidad de lo que se comercializa dista de ser una obra a legitimar. Hay quienes han labrado, con mucho esfuerzo, caminos propios para la comercialización, en muy pocos casos por vías institucionales, un sector al cual le falta muchísimo por explorar y concretar en ese sentido.  Por tanto: hacia el “interior” del país no hay tal bonanza, al menos en cuanto al mercado.

¿Por qué persisten las diferencias entre lo que se ha llamado el “centro y la periferia”, aplicando esos conceptos a la legitimación de los creadores?

Es un fenómeno global. Las mayores posibilidades para el desarrollo de una carrera artística se concentran en las capitales de los países, donde están las mejores galerías, museos, sponsors para los proyectos, fuentes de información, vías de comercialización, facilidades para acceder a becas internacionales, residencias artísticas, medios de comunicación nacionales… En nuestro ámbito social,  los medios de legitimación se encuentran en el espacio institucional, por tanto, las diferencias y limitaciones fundamentales, en cuanto a galerías y sistemas de comunicación, residen en él.

Holguín cuenta con el privilegio de una Academia de Artes Plásticas cincuentenaria cuyo rigor le ha valido el carácter de territorial desde el curso 2013-2014. Su claustro lo integran artistas preocupados por mantener un alto nivel de actualización teórica y en los modos de expresión del arte contemporáneo. Esta característica se revierte en las propuestas de los estudiantes y los egresados que continúan su carrera artística. Explico esto para subrayar que en materia de formación artística lo único que cambia es el escenario, y la rapidez y vías por las cuales circula la información.

Por otro lado, las instituciones relacionadas con el desarrollo de las artes visuales deben trazar estrategias promocionales efectivas, dejando fuera la parcelación de intereses. A veces afecta la falta de profesionalidad con la que se asume la organización de los diferentes espacios de confrontación, como los salones provinciales; otras las limitaciones logísticas para producir proyectos curatoriales: imprimir catálogos, brindar materiales de montaje y soportes para la promoción, o para llevar fuera de la provincia las mejores propuestas. Tampoco existe un discurso crítico que haga justicia al creador y su obra en los diferentes medios. Si el artista se ve obligado a emplear sus recursos para producir y exhibir una obra que no saldrá de las galerías provinciales, buscará mejores terrenos donde darse a conocer.

¿El fatalismo geográfico también afecta a los investigadores del arte?

Vivimos en un momento donde la información circula por múltiples canales de manera horizontal, lo que favorece la consulta de diversas fuentes por vía digital, sin necesidad de desplazarse. Sin embargo, resulta imprescindible acceder a materiales bibliográficos (catálogos, revistas o textos especializados) que existen únicamente en las instituciones que las generan, o en otras cuyos centros de información llevan un amplio registro de materiales colaterales a la producción artística. También hay que consultar a especialistas.  

Hacia las provincias circulan poco la revista Arte Cubano, su tabloide de noticias y otros títulos y colecciones de la editorial que generalmente se presentan en espacios capitalinos. También sucede con textos de editoriales nacionales que solo se muestran en la feria del libro u otros eventos y acciones culturales que genere la provincia. La posibilidad de consultar al menos determinadas bibliografías de edición nacional depende en gran medida de la gestión de las instituciones provinciales por ofrecerle al investigador, al usuario en general, un catálogo de publicaciones actualizado.

Desde el punto de vista del investigador, también priman enfoques que parcializan determinados estudios. Me parece que en la historia del arte cubano actual faltan miradas que logren visibilizar aquello que sucede en los diferentes territorios, donde siempre habrá artistas y procesos creativos de interés. Hay artistas que han apostado por desarrollar su carrera desde su lugar de origen, pero ¿cuántos de ellos figuran en artículos, textos críticos que supuestamente hablan de “arte cubano”?

¿Qué potencialidades tienen en tu provincia para cambiar esta situación?

La Academia de Artes Plásticas El Alba es la mayor potencialidad. Con satisfacción hoy puede decirse que es vórtice de las propuestas más arriesgadas, es garante de calidad, de renovación. Luego hay un sistema de instituciones con el reto inmenso de que el artista vea en él sus posibilidades para legitimarlo dentro y fuera de los límites provinciales y nacionales.

Holguín cuenta con uno de los mejores complejos galéricos del país, su Centro de Arte, como se le conoce, con excelentes espacios para exponer obras de grandes formatos e instalaciones y otras de menores dimensiones. Aquí se han exhibido, desde el proyecto Somos de Alberto Lescay (premio Maestro de Juventudes 2014), y ambiciosas exposiciones de Cosme Proenza, hasta muestras internacionales como Cartografías disidentes* y La piel de los hijos de Gea. Lamentablemente, es elevado el costo de mantener en óptimas condiciones una institución así.

También existe un pequeño, pero interesante núcleo de curadores y especialistas, capaz de enfrentar con profesionalidad las exigencias del artista y a la vez establecer pautas desde la institución. Por último, no pueden desestimarse las perspectivas del desarrollo turístico de la zona. Permanecer de espaldas a esta realidad es negar posibilidades de comercialización reales y amplias. Considero que se vive un momento donde urgen la cohesión, el diálogo, la concepción de estrategias dentro del sector cultural.

¿Cómo dialoga la AHS con este panorama?

La AHS tiene miembros de las secciones de Artes Plásticas y Crítica e Investigación activos en el quehacer institucional. También atrae a jóvenes artistas con propuestas interesantes. La dificultad surge a la hora de que algunos creadores comprendan el horizonte de posibilidades de la organización. Por ejemplo, son escasos aquellos que optan, desde la creación, por el sistema de becas y premios.

Es lamentable ver cómo creadores muy jóvenes tienen que entrar en la dinámica de la “venta en la playa” para poder sostener su producción. Cuando la búsqueda de economía determina posturas éticas y estéticas es difícil hacer que voluntariamente los creadores se involucren en la organización de proyectos no lucrativos desde la Asociación.

Durante 20 años las Romerías de mayo, y dentro de ellas Babel (espacio dedicado a las artes visuales) han ofrecido otras posibilidades. Con lógicos altibajos continúa siendo un espacio atractivo para los más jóvenes creadores, y otros consagrados.

La estrategia de provocar el diálogo generacional entre jóvenes y maestros del arte cubano y universal ha logrado corporeidad con la presencia de grupos como Vórtice, Enema, Galería Dupp, DIP; los artistas Sandra Ramos, Lázaro Saavedra, Ibrahím Miranda, Rocío García; obras de Guayasamín, Picasso… Muy pocos premios nacionales de artes plásticas no han llegado hasta Holguín en esa fecha.

La Asociación podría facilitar más a los creadores el acceso a becas internacionales, residencias artísticas, participar en intercambios culturales o eventos y proyectos nacionales, que en muchos casos convocan a los artistas residentes en la capital.

¿Puedes adelantarnos algunas de las características que descubres en los artistas del periodo que estudias?

La década 2000-2010 en Holguín contiene muchos contrastes. Es indiscutible la existencia de discursos individuales potentes y bien definidos, muy notables en el primer quinquenio, menos visibles hacia los últimos años de la década.  En cuanto a manifestaciones, se mantuvo preponderante la pintura, creciente la presencia de la fotografía, discreta la participación del grabado, en menor cuantía las instalaciones, performance y vídeo-creación.

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“Equilibrio”(2005), video-instalación de Nelson Mulet, resulta una de las pocas obras premiadas en el Salón Provincial de Holguín que emplean las nuevas tecnologías (Foto: Cortesía de la entrevistada)

Puede señalarse la insistencia en la bidimensionalidad, en detrimento de otros formatos y soportes más en consonancia con los tópicos y tendencias de las jóvenes vertientes del arte cubano. El segundo premio del Salón Provincial del 2005, otorgado a la obra “Equilibrio”, de Nelson Mulet, y el tercer premio de 2009 para la pieza “0000000000”, video arte de Rosell Nápoles, aparecen como hechos casuísticos del empleo de las nuevas tecnologías. Además de ellos, no han sido notables en los predios expositivos los resultados de los talleres de animación de la Academia El Alba, ni la inserción de videoastas formados en la filial provincial de la facultad de medios audiovisuales.

La pintura exhibió una amplia gama de posibilidades: desde la figuración onírica, postmedieval, neohistoricista y la abstracción, hasta la concepción de obras fuertemente deudoras del conceptualismo y el pop. El kitsch, la cultura popular, lo urbano, las creencias religiosas, la cotidianidad en su conjunto, el cuerpo, el individuo, la crítica social, la propia historia del arte, fungen como principales objetos de representación en unas tendencias o en otras, mas todos manejan códigos y guiños postmodernos.

Julio César Rodríguez, Rubén Hechavarría, Ernesto Blanco, Leticia Leyva, Javier Díaz, Freddy García, Yovani Caisés, Miguel Angel Salvó, Yunia Pavón, Freddy Tames, Víctor Manuel Velázquez, Jorge Luis Cudina, Frank Hidalgo, Felipe Pérez, Osmay Estupiñán, Nelson Mulet, Yoxi Velázquez y Maikel Domínguez, son nombres a destacar. La mayoría queda como grato recuerdo tras la emigración de muchos hacia la capital para continuar estudios o hacia otras latitudes, en busca de mejores oportunidades para el ejercicio creativo.

También aquí los artistas se convirtieron en sus principales agentes y muchos lograron exposiciones en diferentes museos y galerías de la capital o fuera de Cuba. Pienso, en sentido general, que los artistas holguineros se caracterizan por trabajar con elevada factura, cualquiera que haya sido el medio de expresión y el concepto detrás.

Y entre el 2010 y 2014: ¿qué artistas jóvenes holguineros exhiben una obra más sólida?

Habría que ver hasta donde extendemos la categoría de “joven” y valorar los caminos de los egresados en la Academia durante los últimos años, cuántos de ellos han dejado ver una obra que se robustece con el tiempo. La mayoría de los que continuaron estudios en el ISA no regresaron a la ciudad. Si revisas el catálogo El Extremo de la Bala, producido por la AHS en 2010, puedes encontrar nombres de holguineros, entre ellos Mikel Domínguez, David E. Fernández, Orestes Hernández, Dennis Izquierdo, Katia Leyva, Karina Peña, Wiskelmis Rodríguez, Glenda Salazar, Ruslán Torres, Yoxi Velázquez.

Además de Wiskelmis ninguno ha vuelto. Ruslán ejerce como profesor del ISA donde lleva a cabo el proyecto Departamento de Intervenciones Públicas (DIP). Yoxi, que ya había sido laureada en eventos provinciales, forma parte de la Cuarta Pragmática, proyecto pedagógico de René Francisco. Otros con una obra legitimada, pero todavía dentro de los jóvenes, son Nelson Mulet, profesor de la Academia, y Víctor Manuel Velázquez, autodidacta que desde la acuarela ha logrado una figuración audaz.

Tomando como referencia a Control Interno, el reciente Salón de la Ciudad, que contó con una ingeniosa propuesta curatorial y se exhibe desde el 15 de enero y durante todo febrero, destacan nombres como el de Fernando Badía, José Carlos Bajuelo, David Lam, Alejandro Ortiz,  Manuel Cruz, Eliecer Castillo, Alejandro Fernández, Alejandro Oliveros y Juan Marcos Forhans, todos egresados hace pocos años, o aún estudiantes. En ellos se siente una amplia diversidad en el empleo de medios expresivos que van desde el dibujo, la publicidad, instalaciones escultóricas y acciones performáticas, hasta el vídeo, en consonancia con procedimientos y estéticas muy contemporáneas. Hay que darles tiempo para saber cuál o cuáles robustecen sus poéticas.

La crítica de arte: ¿debe ser testigo o fuerza activa en estos procesos?

La crítica no puede dejar de atestiguar lo que acontece en el ámbito de la creación, pero ha de hacerlo activamente. Cualquiera que sea el medio de socialización, tiene la alta responsabilidad de orientar, emitir juicios de valor en tanto vía de legitimación de lo que debe ser considerado arte. En el mundo contemporáneo, donde los límites de la artisticidad se desdibujan tan fácilmente, la función del crítico es, por tanto, mucho más urgente y necesaria. La obra es efímera, aun cuando en términos de materialidad perdure, porque  siempre lo hará en un espacio. En tanto letra publicada la crítica transmite los valores de la obra y puede recorrer distancias vedadas para aquella, llegar a públicos muy diversos, ser imprescindible fuente de estudio y constancia para el artista de que su obra mereció la reflexión de alguien.

*Cartografías disidentes fue un proyecto curado por la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior de España. Abordaba las dinámicas urbanas de ciudades españolas e iberoamericanas con la participación de nueve artistas de México, España, Cuba, Brasil, Argentina, Chile y Portugal. Por Cuba participó Carlos Garaicoa. La piel de los hijos de Gea, auspiciada por la misma institución constituyó una muestra bipersonal de las artistas españolas Isabel Muñoz y Maribel Domenech, donde fotografía y escultura dialogaron acerca de las visiones sobre el cuerpo humano. Ambas se exhibieron en el Centro Provincial de Artes Plásticas en el año 2009.

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