Bailar con los orishas

Ha sido todo un éxito la presentación los días 5, 6 y 7 de setiembre del Ballet Folclórico de Oriente en Pinar del Río.

Lo primero que observamos y nos complace en el programa que subió al Teatro Milanés, es un amplio muestrario de obras de diferentes vertientes dentro de la danza folclórica, que evidenció la efectividad de la investigación y el rescate de estas, llevado a cabo en todo lo más naciente del país (Tunas, Yateras, Santiago de Cuba, Guantánamo) por el Ballet Folclórico de Oriente.

Cada día, en el coliseo pinareño predominó una práctica danzaria folclórica determinada: el jueves 5, danzas franco-haitianas, viernes 6, selección yoruba, y el 7, repertorio popular (carnaval fundamentalmente) que han sido hitos en la nómina creativa histórica de la agrupación santiaguera. 

En los llamados Frescos[1], “Bembé”, “Biche”, “Petró”,“Los Oggunes”, “Tempo Nagó”, “Ivo y Congo”, “Maní”, “Estampa del carnaval” y las obras de mayor formato, El nacimiento de Oggún Balenyó, de Ernesto Armiñán; Yemayá y el pescador y Oda al tambor, coreografías de Antonio Pérez, apreciamos y nos cautiva fundamentalmente la intensidad, el dinamismo, la belleza en la composición escénica, la simpleza pero la precisión del movimiento coreográfico y los cuerpos danzantes que derrochan energía, y que nos devuelven viva la herencia danzaria folclórica del oriente, con sus particularidades a la hora de concebir la movimentalidad en el caso de los bailes de los orishas.

Particularmente en Yemayá y el pescador, la más definida y lograda como relato escénico entre las piezas que presenciamos, vale mucho el gesto del coreógrafo que hace coexistir, híbrida la danza folclórica, la herencia yoruba, con el legado de la danza moderna cubana, (que es una apropiación muy particular de la Técnica Graham), para ofrecernos un resultado nuevo, rico en sus matices (nuevos pasos), que no traiciona el legado tradicional, sino que lo actualiza (una gran virtud de la que necesita contaminarse nuestra creación folclórico danzaria nacional).

La obra se mueve entre momentos verdaderamente extasiantes por su intensidad, fuego santiaguero, graficado perfectamente en el solo que ejecuta Yemayá, o por su lirismo en el caso del dúo del pescador y el personaje que asumimos como hija de la orisha.

Del autor.

 Como coreografía, como espectáculo danzario, tiene la cualidad, Yemayá…,  como las demás obras que vimos y que tienen más de 20 años en repertorio de la compañía santiaguera, de mostrarse activa, como que surge ahora mismo para el espectador, porque no renuncia a la esencia de la tradición, a la posibilidad de expandirse por la sala y dialogar con él.

No menos se espera del acompañamiento musical que complementa cada una de las obras que muestra El Ballet Folclórico de Oriente. En ese sentido, hay que reconocer la alta calidad de los músicos instrumentistas y los cantantes, que sin temor alguno se puede decir que como estos hay pocos en el país. Porque más allá de su calidad probada como músicos, se siente realmente que estos no acompañan, estos danzan, con sus voces y toques, junto a los bailarines.

La danza –ha quedado demostrado– puede tener autonomía de la música, pero en este caso, en las obras del Ballet Folclórico de Oriente, prescindir de ella, es descompletar, descolocar cada una de las piezas, pues entre músicos/coreografía/ bailarines existe una rara relación de hermandad, complementariedad, que los hace un todo lustroso.

El Ballet Folclórico de Oriente ha cumplido 60 años de labor ininterrumpida, sin embargo, su cuerpo (obras, bailarines, músicos, maestros) permanece tan activo y juvenil, tal vez como el primer día en que se presentó un 14 de junio de 1959.

 Pinar del Río agradece inmensamente su visita no solo por la calidad artística de las propuestas que llevaron a escena, sino porque movilizaron, como nunca antes, al público, e hizo repensar seriamente la necesidad de sostener espectáculos folclóricos en Vueltabajo, de invitar artistas, de dinamitar la quietad, de crear en serio para el pueblo. Todo eso, en solo tres días, lo logró la agrupación. Sea entonces ovacionada su visita.

[1] Que son llamados “frescos”, los cuales no son más que un muestrario de danzas de diversas proyecciones folclóricas, franco- haitianas, yoruba, populares.

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