Arturo Sotto, el hijo de su padre

Arturo Sotto Díaz se define simplemente como el hijo de su padre, aun cuando no siguió sus pasos en la medicina, sus palabras vislumbran esa gran admiración por su progenitor que le sirvió de guía en sus procesos creativos.

Sotto Díaz no se deja enmarcar en los paradigmas del escritor, cineasta, guionista o actor; para él el arte es un todo en sí donde puede expresar su sentir y plasmar personajes y contextos imaginarios.

Durante poco más que una hora de entrevista con la periodista Magda Resik en el espacio Encuentro con en el Salón de Mayo del capitalino Pabellón Cuba, Sotto cuenta su historia, esta vez desde una forma más intimista.

Rememora la reportera que lo conoce desde la adolescencia cuando eran compañeros en el Instituto Vocacional de Ciencias Exactas Vladimir Ilich Lenin y los Festivales de Artistas Aficionados y el teatro ocupaban su tiempo al igual que el estudio.

En tanto, Sotto comienza por narrar que iba a ser doctor y hasta estaba en la brigada de ciencias médicas continuando los pasos de la tradición familiar; sin embargo el destino o la casualidad, como tantas veces, lo llevó por otro camino.

Recuerda que su padre intentaba acercarlo a la medicina y hasta lo llevaba al Instituto de Gastroenterología donde trabaja, pero “se percataba que aquello al final no prendíaâ€, lo del era ir al Rita Montaner o Teatro Estudio en sus fines de semana libre.

En aquel entonces su amigo de la Lenin el trovador Iosvany Caballero, lo instó a que montara una escena para presentarse en las pruebas de aptitud del Instituto Superior de Arte (ISA).

“De pronto yo era el escogido para ser actorâ€, agrega con una sonrisa, aunque se sintió menos culpable cuando Caballero entró por dramaturgia a la escuela.

Dice que la decisión era drástica por lo que llevaba consultarlo con su papá, sin embargo, encontró en él el apoyo que necesitaba pues sabía de sus gustos con la condición de ganarse la escuela por su capacidad creativa.

Al preguntarle qué significa el teatro para él, Sotto no duda en responder que fue fundamental su formación en esa área, la cual comienza a reflejarse en su primera película Banda de teatreros -que van de un lugar a otro- y en el filme la Noche de los inocentes -pequeña pieza teatral donde los actores están en una sola locación.

“Yo creo que en todo lo que hago está el teatro presente, ese que aprendí en el ISA como actor y directorâ€. (…) “Creo que el arma fundamental que me dio es que cada vez que te subes al escenario en eso te va la vida. Cada vez enfrento cualquier cosa que hago en eso me va la vidaâ€.

Pero también siente que el teatro le enseñó más cosas en el terreno moral que en el artístico, en el rigor, el respeto hacia el trabajo y la disciplina.

En otro acápite de la entrevista se recuerda al cineasta Alfredo Guevara quien representa para Sotto una persona muy importante por la admiración histórica de la figura, su trabajo en el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y la lucha clandestina.

Agrega que Alfredo era ese hombre capaz de discutir de manera intelectual horas completas con grandes cineastas como Tomás Gutiérrez Alea (Titón) por su vasta cultura.

Comenta que en el año 93 de la pasada centuria, Alfredo se da cuenta que un grupo de jóvenes están haciendo cosas interesantes y decide romper algo que él mismo creó, cuando para llegar a director de cine en el ICAIC tenías que hacer primero un documental, asistente de dirección, entre tantas otras cosas; por lo que los directores del instituto llegaban con cuarenta y tantos años.

“(…) Esa ruptura empezó en octubre del 93 cuando fuimos un grupo de jóvenes al festival Viña del Mar y la gente no le creía que éramos cineastas sino pensaban que éramos su guardia personalâ€.

“A partir de ahí fue un defensor de todos los jóvenes que él propulsó y realmente hoy le agradezco mucho. (…) Alfredo le dio vida al cine cubano, le dio un sentido y comenzó el concepto de latinoamericano en el noticiero del ICAIC cuando aún en Cuba no teníamos esa visiónâ€.

Confiesa el cineasta que ha escrito casi todas las obras que lleva a escena no por la simple vanidad; sino porque el trabajo, aunque angustiante suple la necesidad de expresarse. “Lo que más he estudiado es guión y de lo que más he leído porque no lo estudié en la escuelaâ€, explica.

Durante la entrevista rememora que los deseos de investigar cine cubano están dados por la pasión de estudiar lo que le gusta y la casualidad de encontrar en la década del 90 todas las revistas de Cine Cubano publicadas hasta esa época y empezar a redescubrir el séptimo arte desde una manera más intelectual.

Expresa que por aquellos años encontró toda una evolución en esa publicación y personas desconocidas de gran valor como directores de fotografía, productores, diseñadores, editores, entre tantos otros.

Al comentar sobre el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano explica que la asistencia internacional a este evento, a su entender, está dado por la pasión que representa Cuba.

“Hay festivales más glamurosos, pero este tiene una posibilidad de encuentro de los cineastas latinoamericanos que lo hace especial. Es la necesidad de descubrir una realidad que le han contado de una manera. En cuanto a nuestro cine el espectador nacional ve al cine como el arte que más está comprometido con la realidad y ve al cine porque sabe que es un espejo de esa realidad y no se edulcoraâ€.

En esta oportunidad, el director presentó Nido de Mantis una historia singular que representa el triángulo amoroso entre dos hombres y una mujer desde la niñez. Sotto, aunque no quiere adelantar mucho para el futuro espectador, explica que la película basada en una historia ficticia se desarrolla en la Cuba desde los 60 hasta los 90.

En cuanto al título manifiesta que está dado por la vida del propio animal y fue uno de tantos que aparecieron en el camino pues pasó por Inocencia, Enemigos Ãntimos, Siboney, El Tercer Sexo y El mapa de nuestras vidas.

Sobre sus nuevos proyectos asegura que el próximo filme solo lo sabe Dios aunque le gustaría realizar una cinta sobre el caso de los Peter Pan la cual lleva 20 años tratando de concretar.

También tiene una historia sobre los migrantes suecos en Cuba y creó toda historia sobre esta comunidad en la nación caribeña y que se relaciona con los Independientes de color.

Entre tanto, Sotto o el hijo de su padre como se define continúa entretejiendo  personajes y vuelve al teatro esta vez con una obra entregada a Osvaldo Doimeadiós y la escritura de cuentos pensados como monólogos teatrales.

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