Viernes del té: entre charla y buen arte

Cada etapa estival supone, para el Centro Provincial de Artes Plásticas que se ubica en la multicentenaria ciudad bayamesa, un provechoso espacio para el diálogo sobre la cultura. Entre buena música, excelente compañía, agradable charla y una deliciosa taza de té, transcurrieron los viernes de verano en esta institución.

Figuras de las artes plásticas de la localidad, arquitectos, diseñadores de moda, cantantes, escritores, practicantes de la Regla de Osha, han hecho del Centro el sitio idóneo para desmitificar un poco el erróneo concepto de cultura circunscrito, en la mayoría de las ocasiones, al privativo campo de las letras y el arte.

En un inicio el Viernes del té fue concebido como tal: confluencia de personalidades del gremio artístico para debatir temas propios del ámbito intelectual. Pero cada vez se van ensanchando más los lindes creando un espacio más comunicativo y accesible a todo tipo de público.

Durante este año, los meses de julio y agosto fueron los más esperados para homenajear a los creadores Wilfredo Díaz Rosales y Alexis Pantoja Pérez, quienes cumplieron aniversarios cerrados en su vasta producción artística. La celebración se hizo gigante de la manera más sencilla, a través del diálogo inteligente y el reconocimiento gratificante de saberse satisfecho ante el público que ha visto crecer a ambos dentro del panorama del arte cubano.

Wilfredo Díaz sumó 40 años a su quehacer creativo como pintor y escultor. Su trayectoria está marcada por representativas piezas de embellecimiento citadino y ambientación local para beneplácito de moradores y visitantes, que lo han llevado a posicionarse como uno de los artistas más reconocidos de la provincia granmense. Su obra pictórica pudiera decirse que figura distintiva por su particular modo de hacer, siempre con esencias cavilativas y misceláneas líneas conceptuales que obedecen a un variable estilo de creación.

El marco de la festividad del nuevo aniversario se realizó como parte de las actividades programadas dentro de la Primera Edición de la Fiesta del Aliñao —que el relevante cantautor Raúl Torres— inició en la localidad durante el período de calor. Una fiesta de las artes que generó efervescencia a los acentos de nuestro acervo cultural.

Alexis Miguel Pantoja fue otro de los invitados a la habitual peña veraniega, que estuvo celebrando 30 años como fruto de la entereza de una obra que ha adquirido halo de resonancia. Sus piezas en promoción en las páginas de Arte por excelencia, también expuestas al mercado en una de las casas de subasta más importantes como lo es Sotheby’s, su representación en ferias de arte y bienales foráneas, el espacio logrado dentro de las galerías más notables a nivel mundial, han hecho que la singularidad de sus pinceladas al óleo le acentúen prestigio como exponente del arte cubano contemporáneo en la compleja plataforma internacional.

Recién llegado de una exposición personal suya en el único Museo de Arte Erótico de Latinoamérica, ubicado en la ciudad de Colombia, la plática del viernes versó —entre otras cuestiones— sobre su más reciente muestra acompañando sus concepciones de una savia filosófica en cuanto a los criterios diferenciados sobre el erotismo, la obscenidad y la sensualidad pictórica a la hora de concebir unapieza.

El mérito es de quien logra cimentar impronta de maestro y hace tangible la enorme valía desolidez artística que aúna años de congratulaciones. Fue este precepto el pretexto-homenaje del Centro de Arte para un Viernes de té que va concibiendo engrandecer nuestra cultura y enriquecerla aún más haciendo visible nuestra propia naturaleza de talento.

La institución acoge este sitio de buenos momentos de charla sobre arte, aunque va faltando un poco el sensato debate de analíticos y heterogéneos enfoques, ese que era condimento esencial de las tertulias que se vivían en el otrora Hurón Azul deVíctor Manuel García y sus amigos pintores, escritores e intelectuales vanguardistas de una tendencia de pensamiento que, por aquellos tiempos, estremeció nuestra vida cultural.

Aún así cada viernes de la etapa estival, en la ciudad bayamesa, se degusta un buen té y se reflexiona a la escucha de un coloquial y placentero diálogo exento de innecesaria formalidad y sin poner cercas al conocimiento. Se trata de un espacio que debiera extenderse más allá del verano.

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