Algunos instantes del Longina 2018

El Longina logra algo sorprendente: la guitarra que comienza a rasgarse en el día no se detiene sino en la madrugada. Uno puede pasar de concierto en concierto sucesiva y constantemente; y puede consumir parte de la mejor canción hecha en Cuba contemporánea: no siempre escuchada, promocionada, o conocida. En este 2018 fue alta la presencia de trovadores jóvenes y noveles, algunos con voz y letras interesantes y de los cuales poquísimo —o nada— se escucha.

La edición anterior fue, sin dudas, cualitativa y cuantitativamente superior, pero ésta, dedicada a Teresita Fernández y al género Habanera, movió, de igual forma, a públicos disímiles, nacionales y extranjeros, e hizo de Santa Clara un teatro abierto para las canciones. Muy difícil es lograr asistir, sin faltas, a cada una de las actividades en programación, más, la variedad de estilos te permite saltar de escenarios teniendo en cuenta el gusto y la percepción.

Para los niños fue una oportunidad tremenda escuchar a Edelis Loyola, una cantautora infantil que, me atrevo a conjeturar sin que ello signifique un detrimento para ella, pocos públicos conocen, inducido, en gran medida, por la mala estrategia de las instituciones culturales en el país; está demostrado la nula visibilidad —o la visibilidad fuera del sitio donde le corresponde— de la buena música, la de verdad.

Edelis Loyola se hizo acompañar de Yaily Orozco. Juntas interpretaron temas de la autoría de ambas. Los pequeños cantaron e interactuaron con graciosas canciones como Paco y El piojo y disfrutaron también de letras de Teresita Fernández. El concierto, aunque pequeño, tuvo la magia que transmite la sala Margarita Casallas del Mejunje, y fue una experiencia linda y provechosa para los niños que pudieron asistir.

En la Galería provincial se realizó el encuentro “Estrategias de financiamiento para cantautores y proyectos musicalesâ€Â  y estuvo a cargo de Joaquín Borges Triana y Raúl Marchena. Ambos explicaron, desde sus experiencias, cómo lograr el éxito para que determinadas fundaciones te ofrezcan el capital necesario que te permita avanzar en la carrera musical: grabar un disco o realizar una gira.

Muchas fueron las plataformas y estrategias que Borges Triana y Marchena contaron al público, que, en su mayoría cantautores, desconocían. Y no se trata solo de que para obtener información sobre ellas sea necesario acceso, tiempo y conocimiento —aún limitados— a Internet, sino que es muy opaca la socialización que desde el Estado se realiza de las mismas.

Un caso muy puntual fue el expuesto por Marchena, y mediante el cual consiguiera el dinero para realizar la gira por Argentina de la Trovuntivitis el pasado año. Fue a través de Ibermúsicas; pero lo curioso es que para que los artistas puedan aplicar a estos financiamientos, sus países deben formar parte de este programa de cooperación iberoamericana. Cuba, a través del Instituto Cubano de la Música,es miembro desde marzo de 2016, como lo registra el sitio: http://segib.org/en/cuba-nuevo-miembro-del-programa-ibermusicas/ y abona una cuota determinada. Y que me perdone la ignorancia si comento un error, pero no he visto socializar esa información que me parece notabilísima. En una búsqueda breve no encontré ningún sitio web cubano que hablara sobre el tema. ¿Y entonces?, ¿por qué Cuba se insertaría en Ibermúsicas y no existe la debida información entre los artistas que son los que más pueden beneficiarse?

Foto: Melissa

El debate fue profundo, y numerosas las interrogantes y los asombros. Otro tema abordado en el encuentro fue la no preparación de los trovadores, y otros músicos cubanos, a la hora de entender y saber armar proyectos que sean vendibles. Y eso es consecuencia también de la atmósfera en que se ha propiciado el crecimiento de ellos. Cuando todo gira en torno a las asociaciones y cuando las disqueras cubanas son las únicas que deciden sobre qué música es buena o no, evidentemente, las cosas, quizá, se distorsionen un poco.

Las descargas nocturnas en espacios abiertos fueron la mancha de este Longina. Un público desobediente e indomable se acumuló en los sitios y sin respetar a los que de verdad escuchábamos a Leonardo García en la Galería provincial, por ejemplo, gritaron y gritaron y siguieron gritando después de que los mandaran a callar, y rompieron la magia de las canciones y en un momento cumbre encendieron un bafle. Similar sucedió en los conciertos nocturnos en la Asociación Hermanos Saíz, haciendo muy difícil escuchar a los jóvenes trovadores.

Hablando de estos jóvenes trovadores, ¿qué pasa en el país que casi ninguno, por no decir: ninguno, se conoce más allá del círculo cerrado de las provincias de donde son o de los mismos trovadores?, ¿hasta cuándo se va a seguir desperdiciando el talento, la oportunidad de como país trabajar mejor desde la música? Eso ya ocurre con los trovadores más antiguos (pudiera decir que eso ocurre con Fredy Lafita o Fernando Cabreja), pero, ¿seguirá? Annalie López, también para citar un solo ejemplo, una voz potente y cultivadora de arreglos musicales cubanísimos y pegajosos, ¿se conoce, se promociona, se trabaja?

Oscar Sánchez ofreció un concierto en la sala Margarita Casallas. Con su coherente y acostumbrado discurso la presentación quedó muy bien. Oscar, sin salirse de su personaje, cosa muy interesante aunque a veces limite un poco el alcance de sus canciones más líricas, interpretó todo tipo y registro de canciones, desde las más graciosas hasta las melancólicas. Fue un concierto realizado con mucho gusto y donde demostró, también, su variabilidad en el uso de instrumentos. Se acompañó de un drum y un cajón, los cuales potenciaron las sonoridades y ritmos de sus temas.

El día final del Longina, en el teatro Caridad, se presentaron Yatsel Rodríguez y Ariel Barreiros, miembros de dos generaciones distintas. Fue una experiencia novedosa y aunque la diferencia entre ambos es notable, ofrecieron un buen concierto. Yatsel tiene una voz poderosa, interpreta muy bien, pero aún le falta profundidad al contenido de sus letras, aunque no es algo que no pueda conseguir con los años. Ariel se sintió Ariel, aunque a veces él mismo no se lo crea, es uno de los grandes de la canción trovadoresca cubana, que en igual medida, es un tanto olvidado (no por trovadores o el público fiel que lo sigue). Yo no tengo capacidad para responder: ¿por qué Ariel Barreiros tiene un solo CD grabado?

Cuando Ariel canta hay un regreso en el tiempo. Él se ve mucho más maduro, por delante de la canción que interpreta, lo que provoca un crecimiento gradual del tema. Estaba un poco nervioso lo que, sin dudas, lo hizo a él, como persona y artista, muchísimo más grande.

Longina 2018 fue organizado, por primera vez, por los trovadores de la Caña Santa. Fue un reto enorme y del que salieron airosos. Resta, como siempre, que el público entienda y respete los escenarios, y que los resultados y los autores jóvenes se les reconozcan y se les promocionen.

Santa Clara continúa su camino de consolidación en la defensa de la canción de autor.

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