plástica


Salón Tiburcio Lorenzo: un espacio de legitimación para el arte joven

Vuelve el salón Tiburcio Lorenzo al escenario vueltabajero para vislumbrar la heterogeneidad de tendencias que nutren nuestra plástica hoy. Nunca el arte ha sido esclavo de dogmas y cada artista es un universo ingobernable de ideas.

Crear es subjetivizar la realidad, revalorarla con criterios propios para dar vida a nuevas realidades que revelan las imágenes del mundo del artista, inconscientes y consientes. El arte es eternamente subjetivo, precisamente porque existe una variedad inconmensurable de temperamentos.

En nueve piezas, el Tiburcio nos devela esa variedad, inscrita entre generaciones y estilos. He aquí un Juan Jesús Murquier que esmalta sobre el lienzo los vericuetos de una personalidad que no resulta ajena, perfilando una ejecución inteligente que toma de la psicología o va hacia ella.

Daniel Fernández Padrón fabula dentro del más ordenado neosurrelismo colorista; el desbordamiento figurativo y simbólico de su producción es un gusto. Leisy Marrero, cronista del lente, ha apelado a sujetos infantiles para sensibilizar la imagen en blanco y negro. Lleva años trabajando con el obturador y ha demostrado, como la joven Lisandra Carrodegua, que la fotografía no es un oficio solo de hombres en Pinar del Río.

Víctor Manuel Guerra Arteaga sugiere en su lienzo la perversión de la inocencia con un aire que resulta incómodo e interpelativo al espectador. De ahí la maravilla en su trazo, que si bien es académico también es muy contemporáneo. En Línea de la vida, Miguel Ángel Couret ha sintetizado la cronología de cualquier existencia. Es un simbolista que aprovecha la significación del objeto (sillón, silla, mueble) para narrar.

 

Erick Méndez sale de los convencionalismos del retrato con destreza para aprovechar la multisensorialidad de la técnica mixta. Marcos González Yaber usa en Tiempos de Erosión las cualidades del metal envejecido y otras texturas, apoyando conceptos ontológicos del ser humano concernientes al desgarramiento o la deshumanización. Mientras, Marcelino Díaz Fabelo expone otra de sus abstracciones monotipias con efervescente gama. A fin de cuentas, ¿qué es el arte, en primera instancia, sino un souvenir para el espíritu?

El salón Tiburcio Lorenzo continúa sirviendo de ojeada a la producción plástica de los artistas. Especialmente los jóvenes, lo asumen como un espacio de legitimación, y por ello, este año, el número de creadores noveles igualó al de miembros de la Uneac, con propuestas frescas dentro del bad painting, la abstracción y la pintura académica.

A través del evento, la Uneac se convierte en marchante y promotora cultural, ambas prácticas detonan la producción artística, en un periodo en que el mercado para el arte cubano parece dormir.

 


Viaje por los diseños escénicos de Andrés García Benítez

Entre candilejas. Andrés García Benítez y las artes escénicas se titula la exposición que, en sus redes sociales, comparte el Centro Provincial de Artes Plásticas de Holguín a partir de una selección de diseños que visualiza el trabajo de este artista como creador para la escena cubana.

Andrés García Benítez – Foto CPA Holguín

“Por lo regular, cuando se hace referencia a Andrés, siempre se recuerda su labor como portadista de Carteles. Es comprensible que así sea, pues las portadas diseñadas por él para una de las revistas más populares de la etapa republicana en Cuba son, indudablemente, un patrimonio del arte nacional”, asegura el investigador Martín Garrido, curador de la misma y quien ha dedicado parte importante de su trabajo al rescate y estudio de la obra de este necesario artífice plástico holguinero, y añade Martín que iniciada en los años 40, su labor para esta esfera de la creación, el diseño escénico, se amplía y enriquece en las décadas del 50 y 60.

La muestra, expuesta en el perfil de Facebook “Artistas holguineros” ante la imposibilidad de su apertura física por la propagación de la Covid-19 en la provincia, hace pública “una parcela de la obra profesional de Andrés relativamente poco estudiada y algo menos conocida”, añade.

Además del teatro, Andrés (1916-1981) realizó incursiones, “siempre brillantes”, en el diseño de vestuario y escenografía para presentaciones de ballet, ópera, zarzuela, danza moderna y cabaret, cada uno con las características propias de la manifestación y que le permitieron mostrar su “talento multifacético”, “su maestría como dibujante, su versatilidad como creador, su conocimiento profuso de la historia del traje y de la historia del arte en general”, dice.

Entre candilejas – Andrés García Benítez – Foto CPA Holguín

Destaca, además, que “su profesionalidad en la esfera del diseño destinado a las artes escénicas se advierte en todas y en cada una de las piezas que ahora mostramos, demostrando por qué críticos tan exigentes como Rine Leal o Luis Amado Blanco solo tuvieran para él los más encendidos elogios” al reseñar obras donde el creador dejó la impronta de su firma.

Entre candilejas – Andrés García Benítez – Foto CPA Holguín

Las obras expuestas en esta muestra –que celebra el aniversario 105 de su natalicio y los 40 años de su muerte; además, el vigésimo aniversario de la realización en Holguín de la primera exposición que, tanto en Cuba como en otras partes, se dedicó a vindicar el trabajo del notable artista– pertenecieron a las colecciones particulares de dos destacados artistas cubanos: el maestro Ramiro Guerra, pionero de la danza moderna en Cuba; y el diseñador escénico Eduardo Arrocha, “único discípulo de Andrés, a quien debe su consagración a estas disciplinas”.

Entre candilejas – Andrés García Benítez – Foto CPA Holguín

“Fundidas en un todo, ambas colecciones se conservan hoy en Holguín por voluntad expresa de Arrocha. Las piezas que las integran son como pequeñas obras maestras de esta disciplina, que por su calidad no desmerecen dentro del conjunto total de la obra de Andrés”, añade, y que nos reafirman a Andrés García Benítez como uno de los grandes diseñadores escénicos de todos los tiempos en nuestro país, y una de las figuras que engrandece nuestro patrimonio visual.

Entre candilejas – Andrés García Benítez – Foto CPA Holguín

Sensualidad y barroquismo en las pinceladas de Amelia Peláez

El primer mes del año trae a la memoria el lenguaje de flores y vitrales traducidos al lienzo. Barroca e intimista es su huella pictórica –en un perfecto binomio de ensamble– y que por estos días inunda mis recuerdos en los que era estudiante de Historia del Arte y las pupilas seducidas por el equilibrio de formas me redescubrían el fascinante universo pictórico de Amelia Pélaez.

Más de un centenar ha transcurrido desde aquel enero de 1896, 125 años del nacimiento de una de las más reconocidas artistas de la plástica cubana, la de severidad ascética y grávido arte.

Estudió en la Academia de San Alejandro, y fue discípula de Leopoldo Romañach. Se estableció en París y asiste a la Ecôle Nationale Supérieure de Beaux Arts y a la Ecôle du Louvre y toma cursos de dibujo en la Grande Chaumiére. Su estancia en Europa fue néctar en la cristalización de su estilo a su regreso a Cuba en 1934.

Desde su casa en la Víbora, convertida en taller, Amelia descifra los entresijos del mundo de la plástica que realmente le pertenecían. Por ese entonces, el arte cubano estaba inmerso en un proceso de ruptura con los cánones academicistas. Hacia 1936 expone sus óleos que exhiben bodegones. Frutas y flores traslucen la intensidad del trópico, en el que se hace menos austera la influencia cubista y más tangible la unidad estilística.

(Peces) Amelia Peláez 1955 mixed media on heavy paper laid down on board 19 3/4 x 23 inches

En 1938 incorpora a sus naturalezas muertas elementos de la arquitectura tradicional cubana que solidifica en las posteriores décadas. Una línea sinuosa va dibujando balaustres, volutas en las columnas, mamparas, mediopuntos, arabescos, rejas de ventanales… la arquitectura decimonónica traducida al lenguaje plástico moderno. Alrededor de 1950 comienza a trabajar en la cerámica, ejecuta murales y trasciende su creación artística los límites de lo infinitamente palpable.

Es esta Amelia la de la línea barroca que se enrosca hasta el infinito en la constante amenaza de una huida –al decir de Graziella Pogolotti– la de un estilo personal inconfundible, moderno y cubano. Tan distintiva y magnánime su línea negra, tan intimistas y placenteras sus escenas domésticas. Va de las frutas al azulejo, de la riqueza ornamental a los planos geométricos, de la profusa composición cromática al exacto equilibrio de luminosidad.

Traducida la carnalidad de sus signos al lirismo lezamiano se proclama que: “Para huir de eso que se ha llamado hijos engendrados por la noche de Picasso, Amelia ha preferido el expresionismo abstracto, después se multiplicó el nombre de cubismo, para habitar lo que Picasso ha engendrado de día y frente al Mediterráneo”.

Sus personajes son objetos en el que “la columna se hace árbol y la fruta casi escultura en un mundo plástico donde lo vegetal y lo arquitectónico se confunden, dándose empaque de palmera al capitel corintio, en tanto que la piña cobra la elocuencia del mascarón de proa en una columna rostral.” Así expresó Alejo Carpentier sobre ese torbellino de formas de su universo creativo que alcanzó el punto álgido por la sensualidad y barroquismo.

Al conmemorarse el aniversario 125 del nacimiento de la renombrada artista, la historia del arte cubano señala el camino. Piedra angular de una vanguardia estética, Amelia Peláez, es hoy la memoria viva de vestigios pictóricos, como afirmara María Elena Jubrías, “gustó de encontrar lo diferente sin perder la unidad del decir propio”. Va en cada pincelada su inconfundible arte, como subterfugio y adeudo de vida.


Cacofonía, clasicismo desde la modernidad

Con la inauguración de la muestra Cacofonía, la Casa del Joven Creador en la provincia de Las Tunas, reabre sus puertas al público, como parte del reinicio de las actividades culturales durante la segunda fase de recuperación poscovid-19.

Auspiciada por la Asociación Hermanos Saíz en el territorio, la exposición constituye una remembranza del barroco y el manierismo, estilos pictóricos que marcaron importantes etapas dentro de la historia de la pintura universal.

Las 12 piezas presentadas por Ignacio Alejandro Rodés Mederos, se acercan a representaciones de obras de Rembrandt Harmenszoon van Rijn, José de Ribera y Michelangelo Merisi de Caravaggio, a las cuales aporta elementos de la modernidad.

En palabras del escritor y artista de la plástica Junior Fernández Guerra, “Ignacio Alejandro Rodés Mederos, como los alquimistas de antaño, nos convida a presenciar el nacimiento de una sustancia nueva, lograda a partir de la asimilación de otras materias que ha sabido manipular coherentemente desde una voluntad empírica”.

Cacofonía revisita lo clásico desde la modernidad, es la apropiación de variedad de formas y colores a través del simple catalizador que es el artista contemporáneo y propone así una visión nueva de lo ya conocido.


En línea con la plástica joven en Holguín (+ fotos)

La exposición colectiva En línea, que reúne a jóvenes artistas de la plástica en Holguín, se exhibe en la Casa del Joven Creador de la AHS, aprovechando las posibilidades que ofrecen las plataformas digitales al arte durante los tiempos de crisis sanitaria, como lo es la Covid-19.

“Esta iniciativa se suma a las propuestas de la AHS para la etapa estival y su desarrollo desde los escenarios virtuales, pues funcionará como soporte para la promoción de las obras de los miembros”, explicó Lilién Aguilera, presidenta de la Asociación que reúne la novel vanguardia.

En línea tiene como finalidad, precisó, reflejar las formas no presenciales en las cuales los artistas han encontrado una alternativa para socializar el producto cultural, y tiene como novedad el desarrollo del proyecto Interacción, que incluye la música en vivo en la exposición”.

tomada del perfil de facebook de los artistas

Con la curaduría y museografía de Josvel Vázquez, la muestra reúne un compendio de piezas que repasa el arte cubano contemporáneo hecho por jóvenes desde diversas poéticas y técnicas.

Para este empeño se sumaron varios jóvenes artistas holguineros, muchos egresados de la Academia Profesional de Artes Plásticas El Alba, como Aníbal de la Torre Cruz, Annia Leyva Ramírez, Julio C. Cisneros Fuentes, Roxana Domínguez Anido, Ramón Jesús Pérez de la Peña, Hennyer Delgado, Alejandro Olano Carralero, Aurora Ofelia González y Alejandro Ortiz Pérez.

tomada del perfil de facebook de los artistas

“Dicha exhibición en la AHS resalta los espacios digitales como escenarios actuales para exponer en tiempos donde la Covid-19 ha obligado el cierre de galerías y museos, y de esta manera crece el traslado de los locales físicos a lo virtual, no como alternativa sino como realidad objetiva”, precisó en las palabras del catálogo el escritor y periodista Erian Peña Pupo.

También se unió a la muestra, como parte del proyecto Interacción, el artista DjArte, con el objetivo de llevar la música electrónica a los espacios galéricos, esta vez con fragmentos poéticos del escritor cubano Nicolás Guillén, como homenaje al aniversario 118 de su natalicio.

tomada del perfil de facebook de los artistas

tomada del perfil de facebook de los artistas

tomada del perfil de facebook de los artistas

tomada del perfil de facebook de los artistas

tomada del perfil de facebook de los artistas

tomada del perfil de facebook de los artistas

tomada del perfil de facebook de los artistas