Áncoras


«Consecuencias a terceros»: aliento, portal, orgasmo… poesía

La poesía es un lenguaje que va desde la gestualidad hasta el roce tranquilo de una mujer que abre los ojos, las manos, y las piernas. Una mujer que no pide licencias ni tampoco se las concede al sol del macho que dice amor, yunque y deseo. La poesía es un carrusel para quien tenga el coraje de decorar sus pasos con el ritmo de ese poema simple que también es la vida. Libro puerta, que se abre como se las puertas de un teatro, como una casa de campo donde se anda desnudo con la decencia de una luciérnaga. Texto de largo aliento, provocador desde el instante en que grita.

Desde el verso extraño que te seduce como hilachas, como esas canciones que te hacen sudar toda la noche sobre la carne desconocida.

Mariolys Galiano Maqueira no se abre gratuita, no disgrega en el andamio, sobre el trapecio, no se abre al sinsentido.

Es su voz poética una invitación al escándalo pero solo con ella y con él.

La poeta dirige el baile y baila. Se diluye para que te vengas junto a ella al lugar de la culminación. Hay ardor en sus versos, cicuta, aguardiente y duendes de jardín. Consecuencias a terceros es una invitación al derecho femenino de romper las ventanas y construir un portal.

Es también, un lienzo donde la belleza es paisaje dibujado en colores cálidos, con pulso fino y cierta desfachatez.

Un libro que dice, que atrapa.

Libro húmedo.

El motivo es simple, el por qué, cuello de cisne. Un libro que se canta, un libro que gime y dice basta, muévete, muérdeme, publícate, hazme tuya y de él y de ella

Libro que asume las consecuencias porque no hay derrumbes. Un libro de una mujer con gajos dulces, con boca dura.

Un poemario con temperamento, con acuarela y pincel…

Mariolys Galiano Maqueira, desde el sujeto lírico que asume, sabe llevarte a sus lugares, a sus playas, a su lecho, te arranca la cabeza con la ternura de una niña, te besa la frente como un rayo de luz y te olvida como un orgasmo de mujer que funda una casa, abre las ventanas y te acomoda el cuello de tu camisa preferida mientras te muerde la oreja con un verso encendido y te desea un feliz día.


Una ciudad de ¿pocos?

Ciudad de pocos es un libro que se abre a la ciudad; es un juego de acceso a una geografía limitada. Un viaje circular a través de varios elementos que componen la identidad de la urbe. Un parque astral que ahora es vacío pero el autor lo recuerda cuando no lo estuvo y lo añora, un parque que se hace perdurable gracias a la escritura del autor. 

“El parque insiste, aunque su tristeza se vislumbra en los arbustos domados que todavía lo acompañan”, recoge en sus páginas.

El libro es un recorrido por zonas sensoriales, sin mencionar lugares puntuales. Lo que convierte el libro en una ciudad cualquiera, de cualquier lugar del mundo. Ciudad de pocos podría ser tu ciudad, la mía y la del autor. Tú también podrías ser uno de esos pocos que la sienten y padecen… El lector puede encontrarse fácilmente en cada una de las páginas.

Yadian Carbonell utiliza el verso libre y la prosa poética como sistema. No hay metáforas grandilocuentes ni un lenguaje rebuscado. Es una poesía vivencial. La experiencia como puerta ante el viaje. Un recorrido que el poeta siente necesario, pero no lo sufre, más bien lo sueña, sueña la ciudad del futuro, sin miedos y sin las soledades actuales.

“Sobre mi cabeza llevo el peso de esta Ciudad de sombras y montes inconclusos”, nos comenta Yadian, quien se impone con su grito de auxilio: “vinieron con sus vacíos a quitarnos la vida.

Se llevaron nuestros nombres y nos entregaron al olvido ya sin remedio posible, no pudimos siquiera gritar. En mi mano el arma, en la mente la muerte, a unos pasos la víctima que podría dictar mi fortuna: La libertad”.

El autor intenta romper con esquemas estéticos dando imágenes fuertes de una lucha entre la agonía y la precariedad, la vida, la muerte acechante. Imágenes que van más allá de la línea delgada entre lo contemporáneo y lo estético, donde el poeta responde a su praxis de vida.

Desde el propio título nos llega la incertidumbre. Me recuerda, a ratos, a Fito Páez, con «Ciudad de pobres corazones»… mientras lo leo, mientras lo escucho.

La Ciudad es un dolor de mi madre, un dolor de mis ojos.

Pero la Ciudad es una sola y nosotros somos muchos.

Sin impulso y sin nada.

Cantaré el himno de los perseguidos, la marcha de los trovadores que nunca desistieron de tus plazas”…. Nos promete el autor con sus versos.

Ciudad de pocos se disfruta desde el goce que emana y que entraña la poesía misma, donde el poeta parece dialogar y reflexionar con el lector, donde trata la ciudad desde lo epidérmico.

La angustia es una resonancia implícita en la ciudad. El poeta no hizo más que profundizar las desigualdades y atender demandas fundamentales, desde el sueño, la ansiedad. Colocando muy bien los versos en su discurso poético.

“Las sombras de la ciudad intentan salvar su alma”.

Camina sobre lo seguro en cada verso cuando se reinventa y nuevamente nace, para continuar su pretexto de defensa a la ciudad que suena a himno de liberación (personal y grupal), de los que la sienten sin aberraciones ni simulacros. La ciudad es el poeta… somos todos.  


Áncoras en el Pabellón Cuba: De libros y ciudad (dosier)

Como quien juega a servir de amparo en el peligro, la editorial Áncoras, la primera de la Asociación Hermanos Sáiz, mostró su catálogo en la Trigésimo Segunda Feria Internacional del Libro de La Habana, que recién comenzó.

Áncoras, de la Isla de la Juventud, llegó al Salón de Mayo del Pabellón Cuba con ciudades, guaguas y libros. El espacio estuvo dedicado al premio Mangle rojo, evento de la iniciativa de la sede del propio municipio.

Cuatro de los títulos presentados son del 2020 en adelante y pertenecen a las cuatro ediciones más recientes del evento. ¿El primero? «El rumor de un lejano galope de caballos», de la autoría de Pablo G. Lleonart. Según Nelton Pérez, el poeta, el de la gorra, se trata de un poemario que sin dudas invita a leer.

Junto a Nelton y su presentación, Yadian Carbonell, más conocido como El Tiza, presidente de la sede de la AHS en Isla de la Juventud, dio pie a la poetisa Elizabeth Casanova Castillo, autora de «Poema sin ciudad», premio Mangle Rojo 2021.

Esta es la primera obra impresa de la poeta. «Me encanta el arte final del libro. Yo imagino otras formas de la ciudad dentro de él, desde puntos de vista humanos», comentó.

Las ciudades vinieron a la mesa a tomar café y beber poesía. También vino el libro «He visto llegar a los soldados», de Yasmany González Hernández. Dijo Mariolys Galiano Maqueira, quien lo presentó, que estas páginas pueden determinar la acción de culminar un viaje, un movimiento, la última línea pero, «¿qué pasa si son los soldados quienes escogen al autor para contar historias?», lo dejó a tu adivinanza.

Yasmany habla en «He visto llegar a los soldados» de hermanos de la misma madre y de bandos de lunáticos que salen a tirar piedras llevándose la cordura de un país entero.

En Áncoras, los libros también son inteligentes, como «Ovejas en el colimador», de Eduardo Daniel Rosell Herrera, premio Mangle Rojo 2023. La obra se divide en tres partes: la primera, muestra referentes, en la segunda el autor habla con ellos y, en la tercera, utiliza la obra de estos, a veces en su contra. 

«Es un libro que demuestra lo que se está escribiendo ahora. Existen personas que llevan años leyendo, escribiendo, y aún no han llegado a lograr un libro. Así es de duro», dijo Abel Guelmes Roblejo, pero allí estaban esas páginas, junto a las lágrimas de Abel.

«Lloramos porque eso es lo que somos y porque salimos a la calle a dar pelea y aun así estamos aquí, en las mismas condiciones que este libro, porque estar en la Isla también es terrible y, a pesar de eso, estamos», continuó El Tiza.

Después se habló de «Una guagua en un país», el más reciente libro de Yuliet Calaña. Nelton Pérez contó sobre la autora y que ella considera que sus textos son periodísticos y también son montar en una guagua, pero Nelton concuerda solo con lo segundo, porque según él, sus textos son arte y cuentos.

«Consecuencias a terceros» fue otro de los libros presentados, de la autoría de Mariolys Galiano Maqueira. Yadian aceptó las consecuencias de estos textos y leyó. Las páginas tienen bordes, van de alcohol, de sabores y tal vez no de sexo, sí de imaginación.

Entonces recordamos a Fito Páez en la canción «Ciudad de pobres corazones», porque «Ciudad de pocos» es el libro, otro de los presentados, de El Tiza.

Las páginas son un juego de acceso a una geografía limitada y un parque astral que ahora es vacío y se añora. Es un recorrido por zonas sensoriales, lo que convierte al libro en una ciudad cualquiera: la tuya, la mía, la que vio aquel día al despertar, antes de escribir la última línea y llevar todo el peso de la ciudad sobre su cabeza.

«Me despido de mi Isla como a veces del país, como me despido todos los días desde que soy un niño. En Isla de Pinos se necesitan los regresos», él cuenta y pregunta, ¿hay patria en las ciudades?

Entonces recordamos a Fito Páez y escuchamos. Tal vez es hora de aplaudir, pero poetas se han reunido en una mesa de locos con palabras y aún estamos aquí.


 


«Consecuencias a terceros»: aliento, portal, orgasmo… poesía

La poesía es un lenguaje que va desde la gestualidad hasta el roce tranquilo de una mujer que abre los ojos, las manos, y las piernas. Una mujer que no pide licencias ni tampoco se las concede al sol del macho que dice amor, yunque y deseo. La poesía es un carrusel para quien tenga el coraje de decorar sus pasos con el ritmo de ese poema simple que también es la vida. Libro puerta, que se abre como se las puertas de un teatro, como una casa de campo donde se anda desnudo con la decencia de una luciérnaga. Texto de largo aliento, provocador desde el instante en que grita.

Desde el verso extraño que te seduce como hilachas, como esas canciones que te hacen sudar toda la noche sobre la carne desconocida.

Mariolys Galiano Maqueira no se abre gratuita, no disgrega en el andamio, sobre el trapecio, no se abre al sinsentido.

Es su voz poética una invitación al escándalo pero solo con ella y con él.

La poeta dirige el baile y baila. Se diluye para que te vengas junto a ella al lugar de la culminación. Hay ardor en sus versos, cicuta, aguardiente y duendes de jardín. Consecuencias a terceros es una invitación al derecho femenino de romper las ventanas y construir un portal.

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Una ciudad de ¿pocos?

Ciudad de pocos es un libro que se abre a la ciudad; es un juego de acceso a una geografía limitada. Un viaje circular a través de varios elementos que componen la identidad de la urbe. Un parque astral que ahora es vacío pero el autor lo recuerda cuando no lo estuvo y lo añora, un parque que se hace perdurable gracias a la escritura del autor. 

“El parque insiste, aunque su tristeza se vislumbra en los arbustos domados que todavía lo acompañan”, recoge en sus páginas.

El libro es un recorrido por zonas sensoriales, sin mencionar lugares puntuales. Lo que convierte el libro en una ciudad cualquiera, de cualquier lugar del mundo. Ciudad de pocos podría ser tu ciudad, la mía y la del autor. Tú también podrías ser uno de esos pocos que la sienten y padecen… El lector puede encontrarse fácilmente en cada una de las páginas.

Yadian Carbonell utiliza el verso libre y la prosa poética como sistema. No hay metáforas grandilocuentes ni un lenguaje rebuscado. Es una poesía vivencial. La experiencia como puerta ante el viaje. Un recorrido que el poeta siente necesario, pero no lo sufre, más bien lo sueña, sueña la ciudad del futuro, sin miedos y sin las soledades actuales.

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Poemas para ciudades sin nombre


Poemas para ciudades sin nombre

La ciudad es una madre que ve crecer a sus hijos. Una canción triste en los ojos del que ya casi parte al monte final de las contiendas como un peregrino rumor de viento dulce. Una ciudad que resurge en la palabra parque y se hace tiempo en los pasos del mendigo. Otra vez la llovizna y los repiques de campana en la iglesia del pueblo.

Elizabeth Casanova Castillo hace la ciudad sobre la mesa, le pone fango nacional y se duele en sus calles que gritan la ausencia de sus hombres.

La viste con sábanas y la humedece con versos que van desde la conversación hasta la más metálica de las metáforas. Ahí la poeta nos muestra su carácter, con voz de mujer entera, de bagaje límpido, azúcar y caña brava.

Asistimos a la primera comunión con batas blancas, impecables ante los brillos y el asfalto…

La personificación de la ciudad-país es la felicidad de las tabernas. Sus paisajes de orfandad y de inopia brotan desde sus esquinas donde abundan las formas.

Una mujer que dice como una mujer.

Que busca constantemente no prevalecer sobre la soberbia que supone la ciudad en su derrumbe.

La cuidad no tiene nombre, puede ser Berlín, Grecia o simplemente el monte.

La ciudad también es un monte.

Una poeta que sabe lo que intenta.

Que asume sus tantas flores de estación.

La poeta no impone su voz como una calle. Es una sinfonía honestísima la que ejecuta. Una poeta que no le teme a la resaca después de beberse todo el rocío de los jardines populares.

Una poeta con un pulso calmo, sin pretender el caos. Una poeta que se arriesga a dar voz a la ciudadela como si en su humanidad estuviese todas las bondades de los que intentan luz.

Una poeta que cuestiona, desde el más claro civismo, la existencia de sus referentes que son estatuas habitando el espacio ciudad como una casa, como un auditorio donde no hay orden y la polifónica impotencia se esparce como un cáncer y ella, desde su palabra, le dice, le pregunta porque sabe que también las revoluciones se ponen viejas.

Se le caen los dientes, se tuerce en la intención del gran aplauso y la limosna.

Elizabeth Casanova Castillo es también una madre, una amante, un ser que cuenta y canta el son de los antiguos desde sus años. Ella, sincera y sensual, nos habla como se habla en las tabernas, en los parques sin columpios, en las calles desiertas, en los bancos rotos, en las despedidas, en el te quiero todavía…

En esa brecha abierta que es su revolución implacable en cada verso, en cada manifiesto que rechaza.

Poemas sin ciudad, es un libro-poema-acierto. Poemas sin ciudad es eso, un trozo de país, como una firmeza que se sostiene a pesar de los olvidos, las parrandas, los velorios, los crepúsculos y las marchas militares.


PREMIO DE POESÍA MANGLE ROJO 2023

La Asociación Hermanos Saíz y Ediciones Áncoras de su filial en Isla de la Juventud, convoca al certamen nacional de literatura Mangle Rojo 2023 en el género poesía.

Podrán participar jóvenes escritores cubanos de hasta 35 años, sean miembros o no de la AHS, que no hayan recibido el premio con anterioridad. Se concursará con un cuaderno inédito con una extensión entre las 40 y 80 cuartillas, a doble espacio, Arial 12, y se acogerán al sistema de lema o seudónimo.

Los datos del autor: nombre y apellidos, carné de identidad, dirección particular, teléfono y correo electrónico (si posee), síntesis curricular y una declaración jurada sobre el carácter inédito del texto presentado.

Las obras serán recibidas en formato digital al correo electrónico premio-manglerojo@gmail.com mediante un archivo con el título de la Obra, identificado por el seudónimo, y otro adjunto con los datos del autor identificado por el título de la Obra. El plazo de admisión vence el 20 de noviembre del 2023.

Se concederá un premio único e indivisible consistente en obras de arte de artistas del territorio, lote de libros, 10 000 pesos y la inclusión del libro en el plan editorial de Ediciones Áncoras con el correspondiente pago del derecho de autor.

El jurado estará compuesto por personas relacionadas con el mundo de la cultura y las letras, quienes serán elegidos por los organizadores del certamen. Su fallo será inapelable.

Los premiados se darán a conocer en la gala de clausura de la XXVI edición de la jornada literaria Mangle Rojo, que se desarrollará del 23 al 26 del mes de noviembre del 2023.

La participación en este concurso supone la total aceptación de sus bases.