Los Colores de la diversidad musical

Alain Ladrón de Guevara es un joven baterista, inquieto y soñador, que un buen día apostó por la sonoridad del drum. En calidad de percusionista se le ha visto colaborar con reconocidos músicos cubanos, representantes de diversas corrientes estéticas y con diversos imaginarios sonoros.

Como resultado de la beca de creación El reino de este mundo, que otorga la Asociación Hermanos Saíz (AHS), nació su primer fonograma titulado Colores, aún en proceso de mezcla y masterización, tan variado como las tonalidades que han acompañado su corta pero intensa trayectoria artística, avalada por dos premios en el Concurso Jojazz 2015.

¿Qué te motivó a estudiar percusión?

Desde bien pequeño mi mamá me inclinó por la percusión. Ella trabajaba en la Empresa Ignacio Piñeiro y siempre estuvo muy vinculada con los artistas y la música. Yo pasé varios talleres en la Casa de la Cultura y la Iglesia.

Con 16 entré en la escuela Amadeo Roldán. Pasé el nivel medio de música y hace dos años me gradué. Comencé a tocar con dos palitos en la mano. De hecho, el primer instrumento que tuve fue un drum. Me enamoré de él y es mi vida ahora mismo.

¿Se estudia el drum como especialidad dentro del complejo musical de la percusión?

En las Academias cubanas se estudia solamente música clásica: caja, xilófono, tímpani. También se imparten algunos talleres de música cubana. Uno decide cuál es el instrumento que le gusta: bongó, tumbadora, timbal y lo empieza a estudiar.

En tercer año, el profesor Ruy López-Nussa imparte clases de batería pero no hay un taller ni una especialización. Primero completé mi formación de manera autodidacta con Ruy, quien fue a uno de los que más preguntas le hice. Después tomé algunos consejos de Oliver Valdés y Rodney Barreto, dos geniales músicos, pero no tuve un maestro de drum.    

Has tenido el privilegio de acompañar a reconocidos músicos cubanos ¿Cuánto te ha aportado el trabajo con cada uno de ellos?

Comencé el servicio social con Michel Herrera. A través de él conocí a Eduardo Sandoval. Poco a poco, me fui insertando en esta nueva generación de jazzistas jóvenes. Después trabajé con Telmary Díaz, Eme Alfonso y Diego Gutiérrez, entre otros.

Estaba muy centrado en el jazz y me he ido abriendo a otros géneros musicales. De todos ellos he aprendido muchísimo. Tienen distintas maneras de pensar. Entonces, me aportan a mi algo nuevo y diferente. 

Precisamente, participaste en el CD Caminos Abiertos, de Eduardo Sandoval. ¿Qué significó para ti que este joven trombonista te llamara para integrar la nómina de su primera producción discográfica?

Para mí fue un gran placer porque es la segunda vez que participo en la grabación de un disco. Caminos Abiertos se licenció con una disquera tan prestigiosa como la EGREM y me da mucha alegría ver todo el éxito que está teniendo.

Fruto de un proceso de búsqueda y experimentación fue el proyecto Open Mine con el que debutaste y obtuviste varios premios en el concurso Jojazz 2015. ¿Qué importancia ha tenido Jojazz para visibilizar el quehacer de las nuevas generaciones de jazzistas en la Cuba de hoy?

El concurso Jojazz tiene mucha importancia para todos los jazzistas jóvenes de este país pues te lanza a la palestra pública como músico. Gracias a la musicóloga Brenda Besada, quien me alentó para que me presentara al concurso, obtuve dos primeros premios y un premio colateral que otorga la AHS, que también me sorprendió y me dio mucha alegría.

Acabas de grabar tu primera producción discográfica titulada Colores, aún en proceso de mezcla y masterización. ¿Cómo nació este disco?

Antes de graduarme siempre tuve la inquietud de expresar mis ideas. Cuando estaba en tercer año creé un grupo de timba que se llamaba Con Fusión. Era otra etapa de vida donde veía la música de una manera diferente. El grupo tenía similitudes con Interactivo. Nos presentábamos en una peña para estudiantes en el Pabellón Cuba.

Después de mi graduación, y de haber colaborado con otros músicos, surge Open Mine, con dos bajos, drum y saxofón. Luego agregué el piano porque es imposible tocar sin Roger Rizo, ese excelente pianista y amigo. Entonces el grupo se conformó así: Carlos Veitía, en el saxofón y trompeta; Eduardo Bringas, otro excelente trompetista; Rafael Aldama y Aryam Varona, en el bajo y yo, en el drum.

¿Cuánto ha apoyado la beca El reino de este mundo de la AHS a la joven creación cubana?

Esta beca apoya a los jóvenes que no cuentan con muchos recursos para que puedan grabar un disco, un video clip y hacerse sus posters. Gracias a la AHS presenté el proyecto de disco y la Asociación nos dio la oportunidad de grabar mi primer CD Colores.

¿Por qué se titula Colores?

El disco está integrado por siete temas y dos interludios, de la autoría de todos nosotros. Por eso se titula Colores porque es una muestra de nuestras diversas formas de pensar que, al final, transitan hacia un mismo camino. Además de los integrantes de mi banda tengo como invitado especial a Ruly Herrera. Cuando el fonograma esté terminado me gustaría licenciarlo con una disquera. Además, lo pienso presentar a Cubadisco 2017.

Alain, en estos momentos, ¿dónde se puede escuchar tu propuesta musical con el grupo Open Mine?

Gracias a la AHS, que siempre me ha abierto sus puertas, tenemos una peña, los terceros jueves de cada mes a las cinco de la tarde, en la Pérgola del Pabellón Cuba. Allí anuncio las próximas presentaciones que puedo hacer en otros lugares de la capital.

 

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