Koyaanisqatsi: la documentación abstracta de una guerra ecológica

Para definir una de las obras fundamentales, Koyaanisqatsi (1983), el documentalista Godfrey Reggio responde en una entrevista: se trata de “un objeto animado�, que “intenta revelar la belleza de la bestia�. Lo cierto es que al ver este documental experimental, ópera prima de Reggio, el espectador suele verse prisionero de diferentes sensaciones, oponiendo la decadencia y caída de la civilización a la belleza del collage de imágenes de la simbólica destrucción.

Producido por Francis Ford Coppola, Koyaanisqatsi reúne tanto imágenes de archivo como filmaciones realizadas por Reggio en diferentes lugares de Estados Unidos. La majestuosidad de la naturaleza, las intensas y extensas apariciones del cielo, las llanuras desérticas de oeste y las zonas boscosas, se contraponen al ejercicio violento del hombre y sus máquinas, materializado en forma de grandes fábricas, procesos industriales y tráfico de autos por enormes carreteras. Pareciera que el director nos alertara del peligro que se cierne sobre esa vastedad auténtica de la naturaleza, que poco a poco estamos sustituyendo por la magnitud de las máquinas y su efecto destructivo. Aunque sus tesis tienen una raíz en el Romanticismo, la estructura formal del documental constituye en sí misma la renovación del tema.

Los norteamericanos David Bordwell y Kristin Thomson se apoyan en este material para ejemplificar lo que se ha dado en llamar sistema formal asociativo, que constituye una variante de filme abstracto donde se sugieren cualidades expresivas y conceptos mediante agrupaciones de imágenes. Para estos teóricos, la ejemplificación es posible porque en Koyaanisqatsi “la yuxtaposición de las imágenes no tiene conexiones narrativas y las cualidades visuales no se ponen tan de relieve. En vez de ello, los planos evocan la idea de monotonía impersonal y rutinaria, tal vez sugiriendo que la vida moderna convierte a la gente en unidades estandarizadas.�

El vocablo Koyaanisqatsi fue tomado por Reggio del dialecto de los indios Hopi, y posee, entre otras, las entradas léxicas “vida en desintegración� y “una condición de vida que clama por otra manera de vivir�. Al introducir la lengua india, el director se apoya en otra lectura, bastante frecuente, de civilización y barbarie. Se trata de aquella que le atribuye a las culturas originarias una cualidad ecológica, cercanía a la tierra y complicidad con la naturaleza, mientras las culturas “civilizadas�, principalmente las occidentales, portan una inmanencia destructiva sobre todo lo natural, una tesis que en la modernidad ha encontrado un adalid en Carl Marx y sus tesis sobre el fetichismo monetario, presentes en su obra magnánima: El Capital. No por gusto, se escucha decir en el material a un jefe Seatle: “Cuando el último árbol haya sido abatido, cuando el último río haya sido envenenado, cuando el último pez haya sido pescado, sólo entonces nos daremos cuenta de que no se puede comer el dinero�.

Estas tesis cobran mayor fuerza en el documental, gracias a la impecable fotografía de Ron Fricke (recordado por su trabajo en Baraka y de Samsara) y a la penetrante banda musical de Philip Grass. Las asociaciones quedan subrayadas por esa música minimalista, como han notado Bordwell y Thomson, que concede a cada segmento una identidad melódica y rítmica diferente.

Koyaanisqatsi es la primera parte de una trilogía que continuó, de manera espaciada, con Powaqqatsi (1988) y Naqoyqatsi (2002). Su obra, bastante parca, se completa con Songlines (1989), Anima Mundi (1992) también conocida como The Soul of the World, Evidence (1995) y la reciente Visitors (2014), todas con la ecología como hilo común. No obstante, los académicos, investigadores y críticos siguen considerando su ópera prima como la gran obra maestra del director, verdadera pieza de orfebrería.

Foto de portada: Tomada de www.wikipedia.org