Festival de Teatro de Pequeño Formato

El teatro desciende del rito, y por estos días en Santa Clara se renueva el ritual de acudir al encuentro de historias que hablan de lo humano desde la alegría y el dolor. Cada enero, en sus finales, el arte milenario del teatro muestra en esta ciudad del centro de Cuba  su rostro actual.

La 33 edición del Fes­tival de Teatro de Pequeño Formato, dedicado al aniversario 35 de Teatro D’ Sur y al fallecido dramaturgo Tony Díaz, se desarrolló desde el día 22 y hasta el 29 de enero, con la participación de alrededor de 30 agrupaciones de casi todas las provincias del país. Las sedes principales del encuentro han sido el propio Mejunje y el Teatro Guiñol de Santa Clara, y también los municipios de Caibarién y Remedios han acogido presentaciones.

A la cita con la escena santaclareña acuden actores y directores con un trabajo sostenido durante muchos años. Sin embargo, si algo destaca en estas jornadas es la elevada presencia de jóvenes en roles protagónicos tanto en la escena, como detrás de ella. 

Para Pedro Rubí González, actor del grupo matancero Papalote, «Santa Clara es una ciudad con un movimiento teatral muy fuerte. Yo siempre he dicho que cuando uno presenta un espectáculo aquí, es como hacer la prueba del pase de nivel. Lo que no triunfa aquí, no triunfa en ningún lado. Venir a Santa Clara, que el público vea el espectáculo, y te acoja bien, mal o regular, es como un medidor de lo que será tu trabajo en el año, porque este evento es uno de los primeros.»

Desde hace ya algunos años el Fes­tival de Teatro de Pequeño Formato no es competitivo, algo que para Pedro implica una mayor confraternización, pues la gente no va solo a presentar su espectáculo, sino también a relacionarse de una manera más profunda.

Papalote trajo en esta ocasión dos espectáculos: para niños el titulado Los payasos ovalados, enamorados, y para adultos, una interesante versión del clásico de Shakespeare Macbeth, que apela a la preeminencia del rojo en vestuarios y aditamentos como una manera de reforzar semióticamente el tema de la venganza. Sobre la apropiación de este texto teatral el actor Pedro Rubí asegura: «Nosotros pensamos que es un atrevimiento hacer obras de Shakespeare, y con títeres, es doblemente riesgoso. Pero la puesta existe, se comunica. Además de lo que Shakespeare pudo decir, el hecho de que sea con títeres le agrega un nuevo valor, un nuevo significante.»

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Macbeth apela a la preeminencia del rojo en vestuarios y aditamentos como una manera de reforzar semióticamente el tema de la venganza. (Foto: Cortesía de Papalote)

 

Maria Luisa Bringas ha formado parte durante varios años de la Compañía Teatral Mejunje. En esta ocasión protagonizó, junto a la directora y actriz Blanca Blanche, Duras de pelar, una puesta teatral inspirada en un texto del villaclareño Samuel Feijóo. Si de importancia de un evento como este se trata, Bringas resalta el hecho de conocer, de primera mano, el teatro que se está haciendo en otros lugares de nuestro país. Y agrega: «Pese a los problemas de presupuesto hemos podido apreciar grupos de muchas partes del país. El festival ha tenido muy buenos espectáculos, otros no han sido muy felices, pero lo importante es precisamente eso, ver lo malo y lo bueno».

Sin dudas uno de los atractivos de este evento, es el encuentro de diferentes grupos del país con el público santaclareño, un público joven que conoce, que sabe del teatro. Así lo asegura Rafael Martínez Rodríguez, director del grupo villaclareño Teatro sobre el camino. Al ganador en dos ocasiones de la beca Milanés, entregada por la Asociación Hermanos Saíz (AHS), lo encontramos en el Guiñol de esta ciudad, luego de una aplaudida función.

Rafael confiere importancia a la presencia de jóvenes teatristas que reflejan sus preocupaciones en obras de una marcada actualidad, pero que también «retoman los clásicos, y los recontextualizan, como es el caso de nuestro espectáculo, una versión sobre un texto de Javier Villassañe, El panadero y el diablo, un clásico del teatro de títeres para niños. Con el motivo de celebrar nuestro quinto aniversario decidimos hacerlo a nuestra manera, combinando el pelele de mesa con el títere plano.»

Interrogado acerca de la calidad de las obras participantes en el Festival de Pequeño Formato, Rafael afirma que «años atrás la propuesta de teatro para niños era superior a la del teatro para adultos, ya no es así. Esto tiene que ver con lo que pasa con los grupos en todo el país, quizás los creadores más importantes del teatro para niños ya no están, o existen otros grupos que necesitan del apoyo de las Artes escénicas, y de otras instituciones para estar presentes en el panorama teatral cubano.»

Para el joven director, el intercambio sería mejor y más completo si todos los grupos invitados permanecieran durante todo el festival, algo que no ha podido ser en las últimas ediciones por razones económicas.

De igual forma piensa Yunior García, director de Trébol Teatro, de la provincia de Holguín, quien desearía poder estar todos los días del evento: «Venir aquí, y lograr que el público te acepte, que el público aplauda las obras, que el público quede con deseos de volver a ver la obra, es a lo que un artista puede aspirar.» Para Yunior, volver al encuentro de Santa Clara y su público, se ha vuelto una “obsesiónâ€, y por eso ha presentado aquí todos sus espectáculos. Esta vez, trajo su obra Pasaporte, que promueve la reflexión acerca de la realidad de emigrados cubanos allende el mar. Las historias, muy bien defendidas por los actores,  trascurren en Argentina, España, y Estados Unidos; y parten de experiencias de conocidos o amigos, que vivencian la nostalgia por la Cuba que dejaron atrás.  

Para el director teatral holguinero, una de las cosas que ha caracterizado al teatro joven, o las jóvenes que lo hacen, «es que no reclaman espacios, los toman, no piden que les den oportunidades, se aprovechan de cualquier oportunidad que exista, y eso no es oportunismo, es ser oportuno, para presentar su obra. Y lo más importante es trabajar, no esperar a que nos den todas las condiciones para empezar a hacer, sino hacer con lo que tengamos, y ganarnos el espacio, sobre todo el público.»

Santa Clara descorre telones, pero en los que asistieron a las funciones, perdura la huella de la risa o de la emoción arrancada por la sinceridad de un gesto, de una palabra que cobró vida en el escenario.

 

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