Valentía en el texto

Maricarmen Tornés Bernal prefiere el silencio y «estar escondidita», como me dice en un mensaje electrónico, por eso esta entrevista, para ella, es un ejercicio de valentía, que valoro profundamente.

Prefiere teclear o garabatear las ideas. Es licenciada en periodismo desde el 2014 y labora en el departamento de Comunicación Institucional de la Universidad de Granma.

Es coautora del libro Vislumbres desde el margen. Ensayos a José Martí, todavía inédito. Ha cursado numerosos postgrados y en estos momentos, cursa la maestría en Historia y Cultura en Cuba, auspiciada por el Centro de Estudios de Cultura e Identidad de la Universidad de Holguín.

Entre sus resultados se incluyen la condición Destacado en el Evento Nacional VIII Taller Científico Recorriendo los caminos de la historia y la Mención en el Evento teórico Memoria Nuestra, en las XXII Romerías de Mayo.

Ese amor por la investigación y la capacidad de un razonamiento profundo, crítico y articulador, especialmente en el estudio “El envejecimiento poblacional en Cuba. ¿Qué dicen los medios?â€, fue premiado recientemente con una de las becas de pensamiento Che Guevara, concedida por la Asociación Hermanos Saíz, organización a la que pretende afiliarse en la sección de Literatura, Crítica e Investigación.

Tornés Bernal la define como oportunidad y motivación para continuar indagando sobre los desafíos del periodismo y el papel de los medios de comunicación en el tratamiento de problemáticas sociales:

 «Todavía muchas investigaciones se quedan en papeles, cuanto más, llegan a ser publicadas. De lo que se trata es de su aplicación. Yo insto a los jóvenes que prefieren y se inquietan por el análisis, la creación desde el arte, a que presenten propuestas a estas becas y también a que ingresen a la AHS; realmente la Asociación tiene una misión bien consolidada en la preparación profesional y el apoyo a los jóvenes escritores y artistas.

»Si bien es cierto que los jóvenes tenemos nuevas y muchas posibilidades de presentar la obra, todavía hay instituciones que frenan este desarrollo profesional, y me refiero no sólo a las culturales, que son plataforma para la socialización del arte, sino a los propios centros de trabajo.

»En este caso, a veces los artistas necesitan participar en eventos que pueden ser fructíferos para su propio crecimiento, y en los centros laborales muchas veces no dan el permiso, no reconocen la importancia de ese espacio como parte del trabajo, y me parece que la AHS, en su función de ayudar a socializar la obra, sirve además de patente ante jefes que, en muchos casos por desconocimiento u otras razones carentes de ética, dificultan la realización del profesional en ese campo».

La muchacha delgada, de pelo rubio, que, tal vez, ahora mismo escribe nuevas ideas o lee sobre cine, una de sus pasiones, no llegó a su investigación sobre el envejecimiento poblacional de forma totalmente apacible, sino como otro camino necesario para graduarse en la Universidad.

«En ese momento, me interesaba, aún quiero, realizar una investigación que, por los azares del destino o porque Dios así lo quiso, no fue aprobada. Tuve la dicha de que mi tutor, Carlos Alberto Pupo, un profesor excelente y al que todos los egresados de la carrera en Holguín recordamos con cariño, me hizo entender que debíamos tomar otro rumbo, y así fue como llegué hasta ese tema visto desde la prensa, y realmente me apasioné, no sólo por la situación que Cuba atraviesa, sino porque necesité, desde un plano más personal, tratar de comprender muchas cuestiones complejas y, en especial, a mi abuela. Además, también he tenido muchas bendiciones con esta investigación.

»El envejecimiento de la población es un fenómeno complejo multicausal con profundas implicaciones para la sociedad. Cuba es uno de los países que se acelera en este proceso demográfico, y amén de las iniciativas y programas que desarrolla el Estado mediante los Ministerios de Salud, Educación y Trabajo, y Seguridad Social, y también desde otras áreas, el papel de la prensa, de los medios de comunicación, es imprescindible en la prevención y control social de sus efectos.

»De ahí que es necesario analizar cómo es la construcción mediática del envejecimiento de la población, qué estamos haciendo bien y en qué estamos fallando, porque todavía, a pesar de las estadísticas y la realidad que se nos impone a diario, aún la gente no entiende —ya sea por desconocimiento o porque se le resta importancia ante otras cuestiones aparentemente más cotidianas y que resultan más apremiantes— el significado de que cada día existan más ancianos que jóvenes en nuestro país, el cual tiene particularidades especiales, y por supuesto, los medios, en su función orientadora, educativa, interpretativa, pueden aportar, edificar puentes de conocimiento y comprensión al respecto.

»Casi todo mi desempeño en este camino de la investigación y la docencia, es culpa de mi esposo, Yoiner Díaz. Él, filósofo al fin, ha hecho por extraer todas esas inquietudes mías en este mundo, y las ha hecho llegar a estas dimensiones. Compartir el campo profesional con tu pareja puede acarrear complicaciones, incomprensiones, al igual que si no estuvieran en el mismo carril, pero en nuestro caso, gracias a Dios, y como matrimonio al fin, estos tropiezos no nos han hecho caer».

Por sus venas circulan múltiples preguntas, certezas y deseos respecto al periodismo, incluida la crítica cultural:

«Requiere de mucho estudio y, a veces, la misma dinámica de trabajo no permite dedicarle más tiempo del que desearía. Aunque parezca que es el boom del periodismo cultural en Cuba —algo que muchos profes en la academia critican con fuerza—, no me parece que se trate de una moda, sino de una necesidad, y de ser un reflejo de esas luces que está viviendo el país, a pesar de saboteadores que se autodenominan artistas. »También creo que la predilección de los jóvenes periodistas por el periodismo cultural es un asunto generacional, y que tiene mucha influencia en ello la era audiovisual en que vivimos. Soy producto de eso.

»Cuentan mi mamá y mi abuela que antes de los cuatro años veía mucha televisión, de ahí mi acercamiento al cine, mi atracción. Y, en cuanto a la crítica, sería muy atrevida si me dedicara a eso como oficio, pues todavía soy nueva en eso y debo aprender muchísimo. Quizás viene dado porque creo que tengo algunas herramientas para hacerlo. Lo otro que tiene fuerza en ello es que no soy lo suficientemente valiente como para ser realizadora, me encantaría, pero es un sueño que prefiero dejar dormido.

»Esta nueva ola de periodistas, de la que tú y yo somos parte, tiene a su favor el legado de grandes clásicos, pero también la responsabilidad de seguir sosteniendo esa bandera. Y creo que todo está en estrecha relación con lo generacional. No olvidemos que las nuevas generaciones son las que marcan las pautas, aunque luego venga otra y tome su papel.

»Contamos con nuevos escenarios que permiten seamos más histriónicos, tenemos las TICs, tan benditas y maldecidas, y obvio, una preparación académica importante, que debemos usar a favor de nuestro contexto. Y en este rol se nos exige saber de todo, es difícil dominar el universo, pero sí creo en la necesidad del estudio, de la investigación, de la superación.

»Entre tanta cátedra científica, muchos olvidan la verdad para esta carrera, y yo creo mucho en la espiritualidad como centro de todo, pero más para este oficio nuestro, aunque persistan sistemas y dogmas. Decía Alfredo Guevara que defender causas es el verdadero periodismo, y siento que nos estamos acercando poco a poco a ello. Para mí, la causa más noble es siempre el pueblo, nosotros mismos. La esencia de esta profesión, oficio, como muchos prefieran llamarle, está en no olvidar que somos humanos».

 Ella recuerda con cariño sus inicios en la radio, cuando era apenas una niña, lugar al que volvió después de graduarse:

«Cuando me dijeron que mi ubicación laboral sería allí me sentí bien, conforme, a pesar de que siempre me incliné más hacia la prensa plana. Al mismo tiempo, era coincidencia que regresara a donde empecé a sentir inquietudes por el periodismo y, de la mano del periodista Lauredo, todo un personaje acá en Bayamo, a quien también le agradezco mucho.

»Sentí el cambio de estudiante a trabajadora, ya sabes, toda esa incertidumbre de ¿Cómo va a ser? ¿Seré capaz?, ya soy más adulta…, pero en Radio Bayamo mis compañeros, sobre todo los del Informativo, me dieron apoyo. Me enseñaron con mucho cariño y también reconocieron mi trabajo, y eso es gratificante. Quizá resulte contradictorio todo esto, pues me decidí por hacer periodismo en otro lugar y dedicarme a la docencia, pero se trata también de autoimponerme metas, y en eso pesa mucho mi personalidad, soy bastante pasiva en cuanto a los ambientes y la radio es muy dinámica. Creo que entre todo lo bueno que me ha dado el medio hubo ese punto de desencuentro».

 Durante su etapa de estudiante en la Universidad de Holguín, Maricarmen aprovechaba cualquier oportunidad para regresar a Bayamo. Varias anécdotas podrían resultar hasta risibles, como aquella en la que se subió a un camión de carga y luego casi lloraba, atormentada por la interrogante “¿cómo bajo?â€, aunque faltaba más de una hora de viaje.

«Estudiar cinco años fuera de la ciudad donde nací y crecí, arraigó más esos sentimientos por mi pequeña patria. Después, cuando retorné, con la posibilidad de hacer más completa mi vida aquí, profesional y personal, me he entristecido.

»En el mundo, Bayamo es conocida como una ciudad muy histórica, de proezas…, y sus ciudadanos no olvidan esa significativa historia, lo cual es importantísimo, pero al vivir agarrados sólo del pasado, a veces me parece que Bayamo está detenida en el tiempo. Los bayameses viven de ese recuerdo.

»Es vital no olvidar la historia, y tratar de perpetuar las tradiciones, pero también hay que hacer en el presente, y lo que he percibido este tiempo, y no es un criterio aislado, sino que otras personas intelectuales y también de pocos estudios coincidimos en ello, es que la ciudad se queda atrás.

»Me parece que las autoridades, y pueblo en general, debemos hacer algo pronto, sobre todo en lo referente a la vida cultural bayamesa, tomar experiencia de otras provincias que están haciendo mucho y bueno en ese sentido, y que Bayamo vuelva a ser un centro cultural de regencia como lo fue hace más de dos siglos».

 Casi al final, me acusa de manipulador, aunque adorna la frase con una sonrisa, —escrita, por supuesto—, y confirma su amor por la casa:

«Soy hogareña, tal vez demasiado, para el gusto de muchos, incluyendo a mi propia familia y amistades, pero así es como mejor me siento. Es como una recarga de fuerzas para seguir. No hay mejor lugar ni momento que estar junto a mi esposo, mi madre y mi abuela, es como una necesidad».

 foto: Del autor

 

 

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