La cara detrás de El rostro del mal

«Me fascina lo insólito, lo extraño, las historias que pocos conocen», fue una de las frases de Yoe Suárez cuando le pregunté por qué escribía guiones de ficción. Yoel Suárez Fernández, con su texto El rostro del mal, es el ganador de la Beca de Creación Chicuelo 2015, otorgada por la Asociación Hermanos Saíz.

De las motivaciones y proyecciones futuras para esta obra, estuvimos conversando con su autor; un joven periodista de la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina, colaborador de la revista OnCuba y corresponsal de la versión de habla hispana del canal norteamericano CBN en La Habana entre 2014 y 2015.

 ¿Por qué decides convertir lo que inicialmente fue una «nota curiosa» en un guion de ficción?

Un amigo me había comentado desde la adolescencia que en el Capitolio había una estatua de Satanás, y en mi cabeza quedó aquel dato, primero acogido con incredulidad, luego con curiosidad.

En 2009, como parte de una pasantía en el diario Juventud Rebelde, un periodista muy querido en el medio y que nos recibió como un verdadero maestro, Ricardo Ronquillo, nos puso un pie forzado a los alumnos: buscar informaciones curiosas para las próximas ediciones.

Fui al Capitolio acompañado de un fotógrafo, conversé con especialistas del museo y conformé una nota breve. Nuestros tutores estaban muy satisfechos con el resultado y no dudaron en pasarlo a los correctores para que lo alistaran. Pero la historia nunca se publicó, pues el encargado de dar el visto final a la plana argumentó que el texto trataba un «tema religioso», y que por esa razón no podía salir al aire.

Luego de esta explicación, la nota y otros datos recopilados quedaron guardados, aunque siempre supe que tenía un buen material entre las manos.

Pasó el tiempo y llegué a otro mundo en el que comencé a trabajar seriamente desde el segundo año de la carrera de Periodismo: el audiovisual.

Había tenido algún éxito en la Muestra de Jóvenes Realizadores, exhibido fuera del país, y me di cuenta de que ese era otro lenguaje en el que podía divulgar la información. No dudé en presentar a la Beca de Creación Chicuelo el guion resultante con el nombre provisional «El rostro del mal».

 ¿Qué te motivó a escribir esta historia?

 Me fascina lo insólito, lo extraño, las historias que pocos conocen.

La estatua me parecía lo que llamamos los periodistas «un palo»: poca gente sabía de su existencia y era realmente interesante. Por otro lado, la figura de Orestes Ferrara, un alto oficial independentista e intelectual que llegó a escribir biografías sobre José Martí y Maquiavelo, un magnate extravagante, me resultaba atractiva.

La historia de Cuba y su cotidianidad está llena de personajes pintorescos, de sucesos raros. Esta isla en sí, es una novela de lo real maravilloso. Sólo hay que pasar las páginas y ponerle empeño al trabajo.

 El guion tiene una mezcla entre lo místico y lo real. ¿Crees que pueda convertirse también en una forma diferente de relatar capítulos de la historia de Cuba? ¿Por qué?

Podría ser. A veces la historia se cuenta de un modo tan parco y maniqueo que el oyente-alumno-lector se queda con la panorámica de un pasado de cartón. Si a través de la fantasía, la comedia, el terror, somos capaces de llevarle a la gente la historia de su país, pues bienvenido sea. Se pueden hacer cosas de ese tipo, y distanciarnos un poco de ese mirarnos el ombligo que persigue al audiovisual cubano como signo de otras carencias (la de una prensa verdaderamente crítica, por ejemplo), pero que llegado un punto es meloso, redundante, y a ratos, desesperanzador.

La Beca de Creación Chicuelo facilita una posible versión audiovisual del guion. ¿Te gustaría que fuera llevado a otros formatos?

Por supuesto, la aspiración mayor es ver el texto en pantalla. Uno piensa en imágenes cuando lo escribe, precisamente porque ese, esperamos, será su destino.

 Además de periodista, cuentas con un libro publicado, Pasajes de la Luz (Ediciones Rocío, 2012), y otros dos en proceso editorial: Tú no te llamas desierto y Los hijos del diluvio. También has realizado otros proyectos audiovisuales como las películas: Normadentro (documental, Premio Memoria Joven de la oncena Muestra Joven del ICAIC), El retorno y el fin (documental), y Ni piedras ni cuchillos (documental). Te han incluido como poeta y ensayista en los volúmenes El árbol en la cumbre (Letras Cubanas, 2015) y Puentes de Memoria (EditorialUniRío, Argentina, 2014), respectivamente. ¿La realización de guiones de ficción es un hobbie, o piensas dedicarte en el futuro a escribir textos como este?

La realización, con todo lo que conlleva (desde escribir hasta dirigir), es un ejercicio que me interesa para describir la realidad. En 2009 hice el primer trabajo como guionista y tenía mucho que ver con la vocación reporteril: investigar, conectar datos, rescatar la memoria.

Creo que escribiré películas en la medida en que tenga qué decir, y considere esa forma de expresión más adecuada que otras. Hobbie no es; pero dedicarle el futuro suena muy grande. No sé. Por ahora está en preparación una serie televisiva titulada De muerte a vida, de la que ya escribí los dos primeros capítulos y espero poder hacer otros más.

 La Beca de Creación Chicuelo es una forma de reconocer el trabajo de los jóvenes cubanos. ¿Qué importancia tiene para ti la labor de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en la promoción de los jóvenes escritores cubanos?

 Esta beca y todas las demás, que ya sabemos se han diversificado, son una oportunidad inigualable para los jóvenes creadores cubanos. Por otra parte, ahora mismo el equipo de comunicación de la organización está haciendo un trabajo divulgativo genial.

Las Becas de Creación Chicuelo permiten que los jóvenes cubanos de hasta 35 años y residentes en el territorio nacional, que no hayan ganado la edición anterior, sean miembros o no de la AHS, las soliciten, presentando de uno a tres proyectos de guiones originales, aunque solo podrá ser premiado por uno de ellos.

El joven ganador tendrá la oportunidad de ganar 600.00 pesos MN durante seis meses y concluido este plazo, el autor debe presentar a la Dirección Nacional de la AHS una primera versión del guion terminado. De ser filmado el proyecto, se ha de consignar en los créditos, de manera explícita, el apoyo de la AHS.