Misterio resuelto, un año después…

Luego de mucho tiempo, por fin he descubierto el acertijo. Nunca pensé encontrarle solución, pero la respuesta me invadió en el Pabellón Cuba durante el encuentro de La Red, el espacio artístico-pedagógico que coordina el Departamento de Artes Visuales del Instituto Superior de Arte (ISA).

Mi guagua preferida de la ciudad, un ómnibus articulado que sirve indistintamente a la ruta P-4 y P-5, y que rueda con sus ventanillas cargadas de versos, resulta la huella fundacional —el vestigio, acaso— del grupo cultural La Rosa, liderado por dos estudiantes de cuarto año del ISA, Ketty Rodríguez y Mariannys Montes de Oca.

Desde hace meses, las inscripciones sobre el vidrio intrigan a los cientos de pasajeros que a diario lo abordan. ¿Quién las habrá colocado?, ¿por qué?, ¿cuándo?, ¿qué querrán decir? O sea, es claro lo que dicen, porque todos los cubanos sabemos leer —incluso los pobres que nos apretujarnos en este transporte público—, pero, detrás de las palabras, ¿habrá algún mensaje oculto que no dilucidamos?

La meta es aquí y ahora.
Permiso que me quedo en la otra.
La vida es aquello que se va mientras hacemos otra cosa.
¿Tú no vas a darle el asiento a la embarazada?
La meta es a cada momento.
¿Cuándo vamos a casarnos?
Estamos tan condicionados y nuestras costumbres son tan mecánicas que incluso nuestras mentes están ocupadas cuando no tenemos nada que hacer.

Esto último parece una herejía cuando tanta gente lo monta a la 5 de la tarde, con la mirada zombi y las manos aferradas a las agarraderas.

La intervención artística en la guagua, ocurrida el 8 de diciembre de 2014, dio inicio oficial al grupo La Rosa, quien ya suma varios performances y actividades de arte callejero en la capital. En aquella ocasión, además del decorado de las ventanillas, recitaron poemas, cantaron, montaron danzas e involucraron a los usuarios del bus en las actividades.

Lo que tal vez no pudieron prever las autoras del proyecto fue la permanencia de la obra más allá del viaje inicial. Aun cuando algunas letras han caído y deben adivinarse las palabras, los pasajeros continúan disfrutando el detalle lírico que ameniza el tortuoso recorrido del ómnibus urbano. Solo quedaría que las muchachas se animen nuevamente para dejar huellas en otras rutas de La Habana.

Además de la presentación de La Rosa, Lázaro Saavedra, estudiante de primer año, ofreció una muestra de su trabajo plástico y motivó el debate sobre el compromiso de los jóvenes artistas con la profesión y su tiempo. Transgresora y provocadora, la exhibición se acercó a los temas políticos, históricos y generacionales desde una particular mirada creativa.

La Red, que lleva tres años presentándose en diversos espacios, hará suya la sala Alfredo Guevara, del Pabellón Cuba, en las próximas ocasiones. Por ahora, la invitación queda para el próximo 19 de diciembre a las 15:00 h, informaron los organizadores al finalizar el espacio.

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