Alessandro Sicioldr y nuestros rostros

Alessandro Sicioldr Bianchi, artista plástico italiano de tan solo 32 años, con una sólida carrera en el mundo del arte, legitimada en numerosas exposiciones colectivas y personales, así como importantes premios que lo han catapultado a ser reconocido como uno de los talentos más notorios de su generación, trabaja el surrealismo y ha confesado no solo hacer del género su línea de trabajo sino una filosofía de vida, no solo una estética, también una forma de filtrar su realidad, lo cual le ha permitido plasmar su cosmovisión del mundo en los lienzos que pinta. Ilustrador nacido en 1990 en Tarquinia, actualmente residente en Perugia, Italia. Trabaja con óleos y lápices de colores, afianzando primero línea a línea las fantasías de sus obras, usando para ello imágenes que dice vienen del inconsciente, muchas de ellas llegan en ese momento de ensoñación apoderándose de su musa, la que luego materializa usando una mezcla entre técnicas contemporáneas y tradicionales. La peculiaridad de sus creaciones, las cuales comenzaron a manifestarse desde muy temprana edad, alertaron a sus maestros en el Jardín de Infantes quienes sugirieron a sus padres llevar al niño a misa y exorcizarlo. Estudió y trabajó durante mucho tiempo bajo la guía de su padre, psicólogo y también artista plástico en un estudio de pintura clásica. En 2014 se mudó a su propio taller donde ha continuado creciéndose y nutriendo sus obras de análisis enfocados a la Historia del Arte, la Psicología, Mitología, Filosofía, Literatura y Ciencias.

El oficio requiere disciplina, asegura, es por ello que pinta desde el amanecer hasta la tarde. Matiza su tiempo de creación con hábitos que refiere alimentan su rutina: camino mucho a la orilla del mar. Todo podría parecer común, simple, visto desde fuera, y esto es porque las evoluciones y experiencias internas son sutiles, no manifiestas. Lo que ocurre bajo la superficie de la normalidad es lo que realmente hace la diferencia. Los sueños, visiones, fantasías y obsesiones han estado conmigo desde mi más temprana infancia y las sublimo a través del arte. Mis visiones son solo imágenes que flotan en las mareas de la conciencia, y supongo que todos las tienen. Mi única capacidad es reconocer cuándo una imagen es importante y fijarla. Al principio son solo impresiones fugaces que boceto en mis cuadernos, es ese el momento en el que tiene gran poder para mí. La pintura o el dibujo es la sacralización de una idea, pero la verdadera idea yace luego en el lienzo (elhurgador.blogspot.com).

No fue fácil decidirme por la que sería la portada de mi primer libro, no pocas antecedieron a la propuesta final, que felizmente se trató de la obra El útero, de este autor que hoy les hablo. Resulta interesante cómo a veces la vida tiende sus redes, pues en aquel momento no hice la tarea como lo estoy haciendo ahora, y es fortuito el que todo de alguna forma acoplara, aún sin saber cosas que ahora sé, verán: la pintura lleva ese título tan sugerente y Rostros (Editorial Primigenios, EE.UU, 2021) fue mi primer hijo; en la imagen, las raíces que salen en rojo del núcleo de la figura, buscan conectar con algo, que ya queda a la capacidad de interpretación del espectador, pero que todos podemos ser sensibles a lo que trasmite. En mi caso, Rostros fue esas raíces que comenzaron a afianzar mi obra literaria y que luego brotaron en la publicación de mi segundo volumen de cuentos. Fue resultado directo de la publicación del primero ya que un lector que lo encontró gracias la campaña promocional online que lancé, era nada más y nada menos que el Director de una editorial ecuatoriana y a partir de ese momento se interesó en mi obra. Luego de algunas entrevistas que me pidiera para publicar en su país, propuso que enviara un libro inédito para su sello; ahí nació entonces Matices de vida (Editorial Libros Duendes, en colaboración con la Agencia Traductora Literaria Tektime, Italia, 2022).

Después de que Rostros comenzara a darme todas las alegrías que me ha dado y sigue dándome, habiendo estado en el número uno de literatura erótica en Amazon y en el cincuenta y nueve de literatura de ficción durante tres días consecutivos, tras una promo que lanzara su editorial, con más de trescientas descargas desde varios países y recibir montones de mensajes de sus lectores hablándome de sus experiencias durante la lectura, puedo asegurarles que no hay mejor premio que ese. Desde entonces llevaba tiempo rumiando la idea de tatuarme la portada, y como nunca ignoro mis deseos, ahí está.  

Más, ahora descubro que toda la obra pictórica de su autor versa sobre el surrealismo, y parece casuística astral el que para comenzar este año me tatuase una obra surrealista, (amén de todo lo demás ya dicho), ya que ha sido el género literario en el que estuve trabajando todo el 2022, de donde nació mi cuarto libro de cuentos para adultos, parte del mismo ya próximo a salir publicado por Ediciones Luminarias en Santi Spíritus, bajo el título Escalera de mar, cuaderno ganador del certamen Casatintas, 2021. Pero el proyecto completo lleva el nombre La pelirroja de Jodorowsky (aún inédito), una obra donde lo surreal se personifica y va ganando espacio sutilmente dentro de la más cruel realidad cubana. Por esta misma línea de pensamiento fluye la estética de trabajo del artista visual Carlos Gil Calderón (KGK), quien además también ha encontrado más allá del lienzo y el videoarte otro material para plasmar sus obras. Creador santiaguero radicado en La Habana, con un taller (AKAMARA) que se ha convertido no solo en estudio de tatuajes sino en zona de confort para dar vida a bocetos que luego firma como KaGiKa en las pieles de sus clientes. Carlos, quien quiso abrazarme con este regalo luego de tanto tiempo sin vernos, tatuó en mi pierna izquierda, del lado del corazón, la cara de mi primer libro y redescubrimos juntos la obra de Alessandro Sicioldr, sorprendidos ante la magia de “el tiempo es perfecto y todo lo que tenga que ser será”, cómo no fue hasta ahora, después de casi dos años ya de la publicación de Rostros, que nos percatamos de tales semejanzas.

En mi opinión, cada obra de arte debería aspirar a la universalidad, porque tiene que hablar a la mayor parte posible de la humanidad. Lo único que cambia es el lenguaje que un artista utiliza para expresarse. Yo no sigo un estilo o una moda. Solo quiero tener completa libertad de expresión y no sé (ni me importa) si mi estilo resultará coherente. (…) Si mi personalidad y mi alma están siempre cambiando y evolucionando, ¿por qué debería mi arte ser monolítico y coherente?

Alessandro Sicioldr

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