Los Chinitos y el guarapachangueo, otra forma de la rumba

La oncena edición de Timbalaye, la Ruta de la Rumba, homenajeó este domingo a la agrupación Los Chinitos, en el Salón de Mayo del capitalino Pabellón Cuba.

Los creadores del conocido “guarapachangueo†compartieron con los presentes su historia y las composiciones emblemáticas que han distinguido su panorama musical.

Marcados por la sencillez y el respeto, los hermanos López Rodríguez conversaron sobre una modalidad relativamente nueva que nació del juego de una  tumbadora, el quinto y la clave, al crear una polirritmia que simplificó las formas de hacer de la rumba tradicional.

“Vivir, disfrutar, compartirâ€, eso es el guarapachangueo, un estilo que inventó  dos golpes en un mismo cajón, y creó una melodía conocida como el tokutúm.

A decir de Irián, uno de los integrantes de este grupo, “el guarapachangueo surge por un primo hermano, José Luis Ramón Silueta, y su hermano Pedro, al utilizar a un cajón de madera que con el tiempo se hizo mayor. El hecho de que  éramos cuatro hermanos músicos ayudó. De esta forma se empezó a desarrollar ese ritmo en una tumbadora porque no había cajónâ€.

Cuenta que su hermano Reynaldo llevaba la clave y cantaba, mientras que otro tenía los palitos,  y él y Pedro se turnaban el guarapachangueo y el quinto.

“En los inicios Pedro creó el cajón guarapachangueo con dos tapas a los lados. Y ahí comienza a buscar la base rítmica dentro de ese estilo que puede ir a varios lugares de tiempos musicales, mientras que el quinto tiene que respetar al cantante y al guarapachangueoâ€.

Al preguntarle sobre el nombre propiamente dicho de ese estilo, dicen que se lo deben a Lázaro Martínez, conocido como El Llanero, quien comentó un día que los que nosotros hacíamos era un guarapachangueo, pues él era un rumbero muy tradicional.

De formación autodidacta, Los Chinitos tocaban la rumba en las festividades, sobre todo en el Día de las Madres, cuando se reunía la familia, y también los  Primero de Enero.  

En 1973 conocen de casualidad a Juan de Dios Ramos, ese gran  bailarín, músico y cantante del Conjunto Folclórico Nacional, quien ve en ellos un talento nato y les abre las puertas a la música profesional.

A partir de ahí, comienzan como aficionados, hasta 1980 que  es cuando se insertan en la empresa Antonio María Romeu y transitan hacia la vida artística. Han llegado a acompañar varias agrupaciones.

Pancho Quinto es quien les da la publicidad, aunque nombres como Fariñas Meneses, Silvano Shueg Hechevarría “Choriâ€, Chano Pozo y José Fernández o Pito el Gago tuvieron una influencia fundamental en la música de esta familia de rumberos.

Para estos artistas, la rumba es un género que ocupa todo y deja libre a quien la toque, pues a diferencia de otras manifestaciones afrocubanas existe una libertad religiosa.

El guarapachangueo, la modalidad que nació en el barrio capitalino de La Corea, en San Miguel del Padrón, formó una escuela que es referente por sus potencialidades y atractivos para artistas, investigadores, periodistas y turistas.

de la autora

Los Chinitos cuentan con más de 30 discos, materiales filmográficos y el proyecto artístico Addilona, además de una escuela para niños percusionistas, en los dominios de la comunidad.

Por todo ello no ha sido casual que la oncena edición del Festival Internacional Timbalaye, La Ruta de la Rumba se inaugurara el pasado 23 de agosto en esa barriada de leyendas rumberas.

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