Las obras son más importantes que yo

El dibujo llegó a su vida antes que decidiera estudiar Ingeniería en Ciencias Informáticas. Javier Castillo (La Habana, 1994) siempre tomó con seriedad su vocación artística. A través de los años su pasión autodidacta fue consolidando conocimientos, experiencias y búsquedas que en la actualidad ha generado obras donde la imagen es complementada por textos o ideas, y donde rige, por encima de todo, un sentido humanista.

Defensor del dibujo como una base necesaria para todo artista plástico, Javier apuesta por un arte contemporáneo que no tiene que estar desligado de las técnicas más tradicionales. Piensa que todo depende más del reflejo y el compromiso con la sociedad.

Para este artista, no existe una sola visualidad. Intenta escapar de los esquemas para poder disfrutar y reinventar su barrio, su país, el mundo. Javier es sincero con el arte, lo ama demasiado como para mentirle.

Una conversación con este joven cubano arroja algunas luces sobre lo que piensa, lo que siente, lo que sueña…

Eres estudiante de Ingeniería en Ciencias Informáticas. ¿En qué momento decidiste dedicarte a la creación artística? ¿Encuentras puntos de confluencia entre la informática y las artes plásticas/visuales?

Yo diría que soy un artista que decidí estudiar Ingeniería en Ciencias Informáticas. Comencé a estudiar dibujo con 11 años, hoy tengo 24. Llevo más de la mitad de mi vida dedicándome a este oficio, arrastrando sus males y gozando sus privilegios. Me sorprende cómo la mayoría de las personas que se me acercan no encuentran relación entre las tecnologías y el arte. EL arte tanto como la tecnología en la actualidad son medios de comunicación.

Las artes visuales surgen como uno de los primeros medios de comunicación, recordemos al hombre de las cavernas y sus pinturas rupestres. De aquellos tiempos a la actualidad han pasado miles de años de evolución, las sociedades tomaron un dominio tan grande del género pictórico que lo convirtieron en arte y a su vez empezaban a surgir otros. Pero lo que hoy concebimos como géneros dentro del arte, en principio surgió como respuestas a necesidades comunicativas de las sociedades en aquellos momentos, ejemplos pueden ser el baile, el canto, el teatro en la antigua Grecia… Lo mismo sucede con las tecnologías en la actualidad. No se puede descartar la idea que lo que conocemos como tecnología hoy sea una manifestación de las artes dentro de 2000 años.

Tomando como referencia las siguientes palabras de Alberto Curbelo: “No tiene el retrato muchos adeptos entre los jóvenes artistas de la plástica cubana. Sin embargo, algunos se aventuran en el género, como Javier Castillo Ortiz”. Te pregunto ¿A qué se debe este interés tuyo hacia el dibujo?

Ahí juegan, a mi juicio, varios factores. En mi caso muy particular, que no tuve la posibilidad de estudiar en una academia de Bellas Artes, el dibujo fue la luz a seguir. Desde muy temprano me tomé las artes visuales muy en serio, no tenía asesoramiento técnico pedagógico de ningún tipo, solo las ganas de hacer y la gentileza y el apoyo de grandes amigos como lo son David Marrero y Oslaving, dos escultores del Reparto Eléctrico.

Me aferré a la idea de que un gran pintor tenía que ser un buen dibujante y comencé a dibujar desmedidamente, luego me propuse dibujar como mínimo cuatro horas al día, y así lo hice hasta que entré en el Servicio Militar Obligatorio. Como comentaba, siempre estudié por libros, me regalaron algunos de Iliá Repin y di un gran salto en cuanto a entender y perfeccionar la técnica del retrato. Hoy agradezco que haya sido así y no de otra manera.

Por otra parte creo que la sociedad va cambiando aceleradamente y con ella la percepción del tiempo. Hoy a las personas les cuesta dedicarle tiempo a una tarea en específico, es consumida mucha información en breves espacio de tiempo, algo propio de la nueva era de las tecnologías. Todo esto atenta contra el oficio del dibujante que requiere de muchas horas y dedicación.

Pienso que el arte siempre se ha sustentado en su forma de expresión y por consiguiente la búsqueda de nuevos conceptos y fundamentos estéticos. Es lógico que muchos de los artistas prefieran incorporar a sus obras nuevos elementos propios de la contemporaneidad y dejen a un lado técnicas más tradicionales. Quiero aclarar que una obra no deja de ser contemporánea por estar compuesta con técnicas tradicionales. Influye a mi criterio en gran medida el reflejo y el compromiso con la sociedad en la que se desarrolló el artista.

¿Cómo nace el proyecto expositivo “El Rostro de las letras”?

El proyecto expositivo El Rostro de las Letras nace como una respuesta a la necesidad eminente de tocar temáticas de la sociedad contemporánea. En el año 2016 se concreta el proyecto bajo la curaduría de Jorge Fernández y el asesoramiento literario del distinguido periodista y promotor cultural Fernando Rodríguez Sosa.

En enero del 2017 se presenta por primera vez en la Librería Fayad Jamís como una de las actividades en el preámbulo de la 26 Feria Internacional del Libro de La Habana. Se tenía en cuenta, además de la carga conceptual de las obras, las propiedades del espacio. Un espacio donde las personas pueden adquirir libros al tiempo que conocen a sus autores y se propicia la existencia de una retroalimentación entre el espectador, la literatura y la obra, haciendo del proyecto más que una exposición una labor social y pedagógica.

En mis trabajos la literatura es escudo y lanza, y me siento orgulloso de vivir en un país con grandes escritores a lo largo de su historia. No existía mejor motivación en aquel momento. La literatura siempre me ha ofrecido herramientas en diversas ramas del conocimiento, yo estudio mucho por libros y desde hace un tiempo por medios digitales — No olvidemos que mi formación como artista es autodidacta.

¿Qué rostros (de cuáles autores) conforman el proyecto? ¿Cómo recibieron el proyecto los escritores representados?

EL Retrato a carboncillos sobre papel kraf aborda de manera muy particular elementos de la vida y obra de catorce escritores cubanos nacidos en los siglos diecinueve y veinte. Era el punto de partida para iniciar un discurso en defensa de la igualdad social, la no discriminación de raza y de género o de preferencia sexual entre otras cuestiones. Catorce rostros en los que se encuentra Rubén Martínez Villena. No se puede hablar de EL Rostro de las Letras sin abordar la figura de Rubén Martínez Villena, obra que le da título a la exposición, en cuyo interior se inscribe parte de su reconocida obra LA PUPILA INSOMNE…

Carilda Oliver, Nancy Morejón, Fina García Marruz, Marta Rojas, Nersys Felipe, Dora Alonso y Dulce María Loynaz, por una parte, mientras que el listado de escritores lo completan Alejo Carpentier, Leonardo Padura, Nicolás Guillén, CintioVitier, Lezama y FayadJamís. Un espectro amplio de ideologías y formas de hacer. Concebir la literatura citando varias generaciones de escritores cubanos, ya hablaba de la literatura como continuidad de un pensamiento en la Cultura Nacional, el fortalecimiento y la defensa del género por encima de todas las cosas, desde las Artes Visuales.

Durante el proceso creativo surge la idea y la posibilidad de llevarle a cada escritor el retrato terminado para que con su puño y letra escribiese un mensaje al público. Me interesaba tratar textos o ideas en cada obra para complementar la imagen, pero si estaba tratando por encima de todas las cosas el sentido humanista no era coherente utilizar ideas que fuesen reproducidas por maquinas como suelen ser los libro. Esa energía que desprende cada escritor debía ser transmitida al pública cada vez que viesen la obra. Muchos kilómetros recorridos y en ocasiones se visitaron escritores que no radicaban en La Ciudad de la Habana, premisas que dan motivo para decir que esta exposición tiene como una de sus vertientes el Arte procesual.

En las reiteradas visitas que hice a casa de cada uno de los escritores iba descubriendo un gran caudal de información sobre sus gustos, vivencias, familia, costumbre, forma de vestir, condiciones de vida… Que no aprecian en ninguna literatura y que casi siempre eran opacadas por el sentido de monumentalismo en que se mostraban en los medios. Me recibieron con un gran gesto de amor y asombro, no esperaban que alguien de mi edad y que estudia una carrera de Ingeniería en Ciencias Informáticas volcara un proyecto expositivo que homenajeara de cierto modo su obra de toda una vida. Me percaté de que es una generación que tiene mucho que decir y que en muy pocos espacios se propicia la confluencia con las generaciones más jóvenes, siendo la continuidad de la Cultura Nacional, una continuidad por referencias bibliográficas, algo que no veo del todo bien.

En este punto la idea empezó a tomar más sentido y el retrato con su carga conceptual. Tenía como elemento contundente y de gran interés las experiencias vividas. Además, fui grabando con una cámara todo el recorrido desde la elaboración de la obra hasta su transportación a casa de los escritores y también le hice una entrevista con preguntas que rondaban los intereses expositivos. Así que luego de concluida la exposición del año 2016 en la Librería Fayad Jamís, sentía que tenía tantas cosas por decir, descubierta durante el intercambio con cada uno de los escritores, que en aquel momento eran solo cuatro (Marta Rojas, Leonardo Padura, Nersys Felipe y Nancy Morejón), que no fueron acotadas en el proyecto inicial.

Decía José Martí que “Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado”. Por tal motivo llevo casi tres años entregándome al proyecto EL Rostro de las Letras con cabalidad, y en él he volcado tondo mis conocimientos. En la Actualidad lo estoy preparando para exponerlo en la Biblioteca Nacional sobre la base de que luego de terminar el retrato se lo hago llegar a cada escritor para que plasme un mensaje en la obra. Hoy tengo obras firmadas por Retamar, Miguel Barnet, Rogelio M. Furé y otras en proceso.

El Rostro de las letras ha tenido un impacto en el ambiente literario de la capital. Presentado en la Feria Internacional del Libro de la Habana del año 2017, en el Encuentro de Jóvenes Escritores Latinoamericanos del 2018. ¿Has pensado exponer el “El Rostro de las Letras” en nuevos espacios, en otras provincias…?

EL Rostro de las Letras que presentaré en la Biblioteca Nacional es mi gran sueño. Más que los retratos se expondrán objetos personales de cada uno de los escritores, nunca antes expuesto, acompañado por fotografías que narran su vida como sus espacios de creación. Además proyectaré un documental que hacemos un grupo de jóvenes con el zumo de nuestras almas y recursos. Aprovecho para comentar que la exposición cuenta con una plataforma única de su tipo en el país, que permite informatizar el hecho expositivo, propicia el intercambio y el flujo de información, tomando la tecnología como medio para la informatización y las comunicaciones, y cómo las personas la han incorporado a su forma de aprendizaje.

En este sentido el uso de las nuevas tecnologías, al igual que el audiovisual, y todo los demás elementos que componen la muestra, permite que sea la experiencia del público en el espacio el principal medio de expresión sin quitarle protagonismo al retrato. De ahí que viene el título EL Rostro de las Letras (El retrato como espacio expositivo).

El Rostro de las Letras mientras más se exponga y sea parte del enriquecimiento espiritual, artístico-literario de una persona, más va a crecer. Sucede que materializar una exposición requiere de una buena producción. Si las organizaciones, asociaciones e instituciones se sensibilizan con la idea y están dispuestas a cooperar y expandir el proyecto, yo estoy dispuesto a ir hasta la Sierra Maestra si es preciso, dando conferencias y talleres a los niños y niñas. Pero hoy no es el caso.

¿El Rostro de las Letras seguirá creciendo? ¿Autores con los que desees trabajar?

El Rostro de las Letras no dejará de crecer, es más que una exposición, es una movimiento. Siempre que exista alguien interesado por la buena literatura cubana existirá El Rostro de las Letras, hoy hay más de 100 pegatinas por toda la ciudad, cada una lleva la imagen de Villena. ¡Hay que recordar a Villena! y estudiarlo a profundidad es una deuda que tenemos con él.

En este proyecto se me han ido años de juventud y casi pierdo mi carrera en la universidad, pero si no tuviese firme mis ideas no hubiese podido seguir. No puedo determinar con claridad si seguiré dibujando escritores, pero sí puedo asegurar que dedico mucho tiempo a mi superación como artistas y también tengo otras inquietudes en cuanto a formas de hacer y temáticas a tratar. Es el caso de una obra que he presentado modestamente en varios espacios titulada HAVANA-HABANA. Tanto el discurso como la estética es completamente diferente al que se aprecia en EL Rostro de las Letras.

¿Qué elementos nutren la obra artística de Javier Castillo?

Siempre me propongo estar atento y dejarme llevar. Si vemos la vida a través de un esquema puede que nos estemos perdiendo muchas cosas, por eso mi estética es no tener estética.

El arte ya ha roto con todo, yo rompo con la estética y no me aferro a una sola visualidad, y el hecho de tener que representar todas mis inquietudes a través de diferentes estilos me permite estar en una búsqueda y aprendizaje constante de nuevas formas de hacer. Soy consciente de que corro el riesgo de que las personas les cueste hacer asociaciones de mis obras conmigo, pero en realidad no me importa, las obras son más importantes que yo mismo.

Amo demasiado el arte como para mentirle. Mis obras son el puro reflejo de mis pensamientos. Un joven cubano que se formó con el amor y el apoyo de todas las personas que le rodean. Poco a poco, con pedacitos de todo el mundo, que ama la literatura, el conocimiento. En mis obras también reflejo mi barrio del Calvario donde vivo, nací y juego dominó en la perrera hasta las 3:00 am. Mis obras hablan de lo subjetivo, del pensamiento, hablan de la vida misma vista desde adentro.

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Proyecto “El Rostro de las letras”. Cortesía del entrevistado.

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