Con la reposición de la pieza El puente de Aguilera, clásica del repertorio del maestro Ladislao Navarro, que reaparece tras 20 años de su estreno, concluyeron en el teatro Guaso de la ciudad de Guantánamo, las jornadas de celebración por los 25 años de la compañía Danza fragmentada, genuina cultivadora del estilo contemporáneo y representativa del sólido movimiento danzario en Guantánamo
La obra —que renace fruto de la complicidad armónica entre varias generaciones de bailarines—, rememora a través de pocos recursos escénicos los sucesos del derrumbe del Puente de Aguilera, allá por la década del 90, desde la perspectiva de un infante, y recrea el impacto emocional y social de aquellos días en el imaginario guantanamero.
Otra vez, la presentación se ganó los aplausos del público, como agasajo también a su autor Ladislao, por los 40 años de vida artística. Pero, en un período que se extendió desde el 11 hasta el 14 de octubre, aparecieron también en varios escenarios locales obras de gran fuerza y dinamismo.
Ahí estuvieron Entropía, Cardiopatía, Encuentro de Abanicos e Isla, esta última plagada de simbolismos referentes a la cubanía y reflejo de la añoranza de su creador por el tiempo pasado y las generaciones que migraron.
Momentos interesantes resultaron los espectáculos Anónima, Retrospectiva de un Impulso y Zona Cero, donde el bailarín y coreógrafo Yanosky Suárez, de la compañía santiaguera Ad-Libitum, hizo gala de un estilo de crear sorprendente por la versatilidad, fiereza y al mismo tiempo sutilidad con que logra expresar sentimientos reprimidos.
Una excelente oportunidad que resultó ver, de primera mano, las creaciones Mujer Sin título y Oblivion, que Danza Libre y Médula, respectivamente, presentaron al concurso Vladimir Malakhov. Ello demuestra el talento de estos conjuntos a partir de la adecuada confluencia de diseño gestual, música y luminosidad.
El ballet Folklórico Babul, los estudiantes de la Escuela de Danza Alfredo Velázquez, los Cossiá, el Quinteto de Saxofones Conatus y el Coro Masculino le dieron otro matiz singular a la recién finalizada temporada de Fragmentada, que igualmente sirvió de tributo a la profesora de ballet y regisseur Esther Alexis Domínguez y por los 20 años de la peña Bajo la Ceiba.
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