Nuevos códigos de mi generación

Mucho se habla de la ausencia de espacios de diálogo. Mucho se demandan las tribunas para exponer, analizar, discutir sobre las particularidades de esta joven generación; hija de tantas fragmentaciones y dimensiones digitales. Yosvani Montano es el anfitrión de una cita en la Fundación Ludwig de Cuba, los cuartos jueves de cada mes. Para de-codificarlo(s), la entrevista. 

¿Cómo pensaste Códigos Nuevos? ¿Descubriste alguna ausencia en los espacios de socialización del arte o era sólo una inquietud personal?

Primero que todo fue un resultado de un proceso de inquietud personal. Yo creo que mi formación como historiador, las carencias que uno presencia en el aula, sobre todo cuando uno se implica en el ejercicio de la docencia y las notables crisis que durante los últimos cinco o seis años a partir del proceso de enseñanza, de aprendizaje, analizadas a partir de la socialización de la Historia en el país; muchas de ellos emergidos de sectores jóvenes, donde la gente quiere cambiar, recibir mensajes de otras maneras, con otras estructuras donde la gente quiere comprender. Eso evidentemente, exige poner al día lo que la gente tiene como maneras de analizar, de contar, quizás de proyectar la Historia. Y Códigos Nuevos surge precisamente de eso: de la idea primaria de poder lograr entender cómo se comunican hoy los jóvenes, cuáles son las mejores plataformas, las mejores estructuras. Popularmente siempre hay un discurso oficial exigiendo que llegue hacia la juventud, que a las nuevas generaciones hay que volcarse con maneras nuevas, con códigos nuevos o, contemporáneos, como normalmente la gente dice, pero hay una carencia de entendimiento de cuáles son esos códigos, de cómo los proyecta la ciencia, de cuáles son más efectivos y cuáles no en el contexto nacional, de cómo la gente los va descifrando y cómo se va apropiando de ellos para crear lo que pudiéramos decir «lenguajes propios o discursos propios» de una generación, que se van arraigando, que van teniendo una expresión, también en sus conductas, en las relaciones sociales en sí mismas, en las maneras de entender la sociedad. Me pareció en ese sentido que el arte podía ser —como siempre lo ha sido— un portador interesante para poder entonces entender. Hay ahora mismo un escenario muy rico en el país de consumo audiovisual, hay un acercamiento, quizás como nunca antes, a modalidades diferentes en el plano artístico, en el plano de la creación que están rompiendo las barreras con lo que normalmente había sucedido en esos contornos en la Isla; yo creo que de ahí la exigencia de poder buscar entonces un proyecto que con mente joven, con visiones plurales, que con las ideas que pudiéramos compartir desde muchos puntos de vistas, especialistas, artistas, críticos sociales, investigadores, poder ayudar un poco —sin ser presuntuosos— a la nación, a los que tenemos incluso la labor de formar a esos jóvenes; viéndolo ya, en el plano en el que me desenvuelvo como docente, a tener mejores herramientas, a que los mensajes que queremos trasladar que en última instancia podrán ser provocados desde el arte, desde alguna de las ciencias sociales, pero en un final se quieren dirigir hacia la cosmovisión de una sociedad, hacia la búsqueda de un país mejor, hacia la esencia de comprender el entorno en que nos movemos y en ese sentido decodificar narrativas, lenguajes, sintaxis, ritmos, es fundamental. Ppor eso es la idea de Códigos Nuevos, intentando además no parecerse a otros espacios que hay en la capital y en otros lugares de Cuba, donde además se discuten y se analizan temas muy interesantes, pero que no están justamente en la dirección de poder estructurar la relación entre tecnología, arte, historia o la sociedad en su conjunto más amplio, y ahí es que surge entonces el proyecto.

¿Por qué ese nombre? ¿Hay más de una fuerza preparativa detrás de cada uno de los momentos de discusión? ¿Cuáles son los intereses grosso modo del espacio?

El nombre surge precisamente de un cubano que desde muy joven yo creo que legó un impacto importante en las maneras de enunciar nuevas formas de hacer. Ese cubano es nada más y nada menos que Martí. Hay un discurso muy famoso de Martí en la década de los 70´, específicamente en el 71, que se llama precisamente así: Códigos nuevos. Es un análisis, profundamente arriesgado para ese tiempo que se está viviendo: segunda mitad del siglo xix, que Martí intenta, después de su periplo por América Latina, ya vivida su experiencia inicial en Cuba antes de ser exiliado, esbozar cuáles debían ser las nuevas claves para una política que lograra entonces encausar fuerzas, lograr la independencia de América. Recordemos a Martí, personalmente con un discurso antiseudocultural y anticolonialista, y Códigos nuevos nos da la estructura para aquella época, las maneras entonces en que los pensadores, los intelectuales, la gente comprometida con aquella época podía encontrar herramientas para comunicar en una sociedad donde sobre todo el descrédito hacia la política, el descrédito hacia la sociedad, era una de las formas de expresión de la cultura. De ahí viene la idea: de jugar con este concepto, cada tiempo tuvo sus códigos nuevos, de hecho no todos están agotados en las maneras de asumirlos hoy y de hecho, para el caso puntual de Cuba, Martí ha sido en ese vínculo entre la sociedad, la cultura y el pensamiento, quizás de los que más ha logrado, desde su empeño en un momento, mantenerse vivo con Códigos nuevos. Uno ve la manera en que se expresa su pensamiento, la manera en que tienen vigencia muchas de las cosas que reflexionó, lo que tiene su narrativa o su poesía para seguir inspirando a muchas de las personas que se acercan a la crítica social, o a la investigación, o el arte en su sentido más amplio. Y por ahí viene esa idea, Códigos nuevos, no quisimos ponerle Códigos contemporáneos aunque fue una sugerencia de algunos de los que empezamos trabajando el proyecto porque nos parecía que, aunque la contemporaneidad debe traer aparejado evolución, podía quedarse encerrado en lo que tácitamente se expresa de manera más inmediata y no es esa la esencia. Códigos nuevos puede ser el documental de identidad que se hizo en Cuba, iniciando la década de los 70´ que revolucionó en sí mismo las maneras de entender el cine, pero también puede ser entonces el Arte digital o el arte de los medios que se está expresando hoy. O sea, hay códigos que se están expresando hoy, que se van enlazando. Hay una herencia que uno recibe, y la idea es provocar el análisis de ese nombre, y desde esa esencia, lo que hemos heredado y cómo lo mantenemos, pero más, como lo enriquecemos y lo expresamos para un nuevo mundo.

Hay varias personas, y más que personas, instituciones, intentando que el proyecto funcione. Está la Asociación Hermanos Saíz (AHS), que por supuesto desde los inicios ha abrazado en su diseño esta cruzada que se está haciendo, sobre todo desde la sección de Crítica e investigación por generar espacios de debate joven, donde la gente se encuentre con su realidad, donde la gente tenga todo el espacio para poder trasladar sus preocupaciones pero, más que eso, sus visiones de las no pocas realidades que hoy tiene el país, realmente en el ámbito de la intelectualidad y la cultura. Está la Fundación Ludwig que ha servido ahora recientemente de sede; está también apoyando la Federación Estudiantil Universitaria, sobre todo porque evidentemente en las universidades hay una buena parte de ese público que a nosotros nos gustaría se incorporara a las discusiones y hay otras entidades, como por ejemplo Cubarte, que nos ha ayudado a empezar el diseño de una plataforma web para que el espacio tenga también un sitio en las redes sociales, en Internet y está también la empresa producciones audiovisuales CINESOFT que se ha comprometido —en un futuro cercano y a partir de las propias experiencias que se van dando en los encuentros— estructurar la idea de algunos materiales audiovisuales que pueden quedar como memoria gráfica y que pueden servir luego de estudio en determinados lugares. Teniendo en cuenta que CINESOFT es una empresa que tiene como función llevar estos resortes hacia la escuela, aspecto que a nosotros también nos interesa y que se socialice lo que allí se discute, en el resto del país y no sea sólo un debate de la capital, sino que esa también sea una manera de proyectar ese análisis hacia las provincias. No queremos que sólo sea un espacio de debate; se está preparando un blog que va a llevar el mismo nombre, está en fase de elaboración, queremos que sea, precisamente, expresión de esos códigos nuevos. Contamos con un grupo de diseñadores del Instituto Superior de Diseño (ISDI) ayudándonos a materializarlo y también algunos de los ingenieros informáticos que trabajan con Cubarte, en esa plataforma de la cultura. Estamos buscando sobre todo, un sitio activo con posibilidades de debate, que participe incluso de los temas que va a tener el escenario fijo, que la gente pueda descargar propuestas sugerentes, que tengan que ver desde el audiovisual, o desde la música, o las artes plásticas; donde hayan foros debates, que la gente pueda incluso tener acceso a otras plataformas o redes sociales como Facebook, incluso Twitter; sobre todo, donde se le pueda incorporar canales de video, muchas infografía, es necesario comunicar desde una manera que resulte atractiva.

¿Piensas que en la plataforma del blog puede estar el otro 50 por ciento que no está en el espacio físico? ¿Consideras el espacio de debate digital tan importante como el físico?

De hecho es de suma importancia, y a juzgar por los efectos tiene mayores posibilidades de influir ahora mismo. El espacio físico tiene restricciones en cuanto a espacio en sí mismo, a las personas que pueden participar y el blog daría la oportunidad a que todo el mundo se conectara con esas discusiones. Realmente la idea del blog ha estado siempre desde el inicio, ahí uno se encuentra entonces con las barreras: primero de la tecnología en sí, y de las cosas que uno quiere hacer y que merecen primero estudio, sobre todo si no eres especialista; entonces, entronca con las barreras del financiamiento para poder lograr un producto que tenga todo el nivel de calidad visual y de las ideas que uno quiere trasladar y no siempre —aunque por suerte nosotros lo hemos encontrado de manera rápida— hay jóvenes comprometidos a hacer las cosas totalmente gratis o involucrarse en un proyecto que les pueda interesar; a mí en lo personal me tiene muy feliz, porque hemos encontrado a esos muchachos: gente con ganas de ayudar, con ganas de hacer, con un diseño muy fresco y una manera de entender este proyecto muy fresca que han venido a enriquecer el proyecto poco a poco.

El blog es trascendental; sobre todo, para ubicarlo en el centro de la participación entorno al debate. Nosotros aspiramos que ahí se definan cuáles son los temas que hay que discutir, que nos sirva de medidor, sobre qué es lo que funciona y que no; y que además pudiera constituir como una experiencia verdadera desde las nuevas tecnologías en indicarnos que es lo que estamos haciendo y que no estamos haciendo del todo bien. Ahora mismo hay un amplísimo desconocimiento de las potencialidades de las nuevas tecnologías, y que ya no son tan nuevas, aunque nosotros como país hayamos llegado tarde a ellas. Estamos en un país donde más de un 60 por ciento de la población —leí el otro día en un estudio— se considera que van a ser nativos digitales, es decir, la gente tiene otras habilidades, tiene otras necesidades. Quieren participar de otra manera, construir conceptos de otra manera, y en eso evidentemente la sociedad tiene que tener un espacio para prepararse. No basta con que exista una carrera de ciencias informáticas, no basta con que los periodistas hagan trabajos entorno a las bondades o los beneficios de las redes sociales o las nuevas tecnologías, si no hay un entendimiento real de cómo funcionan, de cómo se expresan, de cuál es la manera de escribir para una red social, que no es la misma del periodismo impreso, de las paletas de colores que se usan para hacerlo más atractivo, de las maneras de hacerlo más interactivo que va más allá de dar me gusta o no me gusta, que va más allá de dejar un comentario en un blog. Es decir, hay otras estructuras de sinapsis e incluso de todos estos conceptos de la transmedia y de la multipantalla que hay que empezar a incorporar en la manera de concebir estos temas. Hay muchos ejemplos de gente en el mundo que lo hace muy bien y yo creo que nosotros debiéramos abrirnos también. A mí me gusta, por ejemplo, The Guardian, un diario británico que siempre te dan deseos de leer, después podemos entrar en una discusión si la noticia es verdadera, si no, si está amañada, pero la forma de expresarlo… estamos en una generación donde la forma cuenta y nosotros como sociedad eso lo hemos descuidado; quizás por eso las nuevas tecnologías y la necesidad de trasladarlas a un debate con interés humanista. Que el centro sea el hombre, el joven, ese ciudadano, para poder asumir todo lo que foráneamente está sucediendo, donde el centro sea lo que está pasando en la capital y la expresión de nuestro capital simbólico, pero para ello, evidentemente, como dijo Martí, también hay que intentar ser el mundo aunque el tronco siga siendo el nuestro.

¿Has pensado en aplicar al banco de becas de la AHS para el financiamiento de la plataforma digital del espacio?

Te confieso que lo he estado estudiando en estos días y no sólo en este sentido, sino en otras opciones —creo que muy válidas—, de becas que otorga la Asociación que pudieran serle muy útiles al espacio, sobre todo en el canal de la investigación, ahora mismo lo que nos ocupa es que la aplicación salga. Yo creo que va a salir con una alta calidad, poder después evidenciar estructuras de posicionamiento que hagan real la presencia del blog en los escenarios, que en las universidades se consuma, que podamos incluso, por la vía de la Asociación, lograr que en algunos lugares, por todas estas cuestiones técnicas del dominio .cu, la gente acceda y conozca que existe. ¿Cómo vamos a evolucionar? Yo creo que eso nos lo va dando la realidad, aunque uno siempre tiene que mirar con un poco de luz larga, pero queremos primero atrevernos a dejar un tiempo el blog puesto, ver cómo la gente interactúa con él, recibir también preocupaciones críticas, sugerencias de cómo lo hacemos mejor; quizás, organizar unas presentaciones de la plataforma en sí misma, no sólo en el espacio, sino en otros lugares donde haya un público conocedor del tema y que además esté habituado a trabajar con estas herramientas y, bueno, después la AHS será la depositaria de seguir ayudando para que no se pierda el proyecto en sí mismo.

Coméntame sobre el cambio de sede del espacio, porque anteriormente lo hacías en la Casa del Alba y ahora está en la Fundación Ludwig de Cuba. ¿Cuál es la frecuencia?

El espacio se realiza físicamente una vez al mes: los cuartos jueves a las cinco y media de la tarde; aunque quisiéramos para la segunda mitad de este año ampliar la frecuencia, porque nos hemos dado cuenta que hay determinadas temáticas que por su carácter general después abren otros temas. Estamos estudiando otros temas y la programación de la Ludwig, por ejemplo para ver como colocamos otros escenarios más particulares; quizás otros escenarios más amplios, no de debate como lo hacemos en el espacio físico, pero que igual funcionen, para encontrarnos con investigadores, creadores, para que la gente venga y promueva su obra con las cosas que estamos discutiendo y complementar de algún modo la discusión teórica.

El cambio de sede responde básicamente a cuestiones tecnológicas que nosotros necesitábamos para darle al espacio una mejor visualidad. En la Casa del Alba eso no nos era posible, en ese momento, aunque tenemos allí una gran experiencia y ellos asumieron el proyecto con tremendo compromiso; pero la idea de crecer implicaba movernos hacia otras posibilidades de soportes tecnológicos que permitieran ubicar esa visión de «espectáculo» que circundara al debate. Siempre nos gusta generar treinta y cinco, cuarenta minutos de familiarización del tema que estamos llevando y en eso, por supuesto, las pantallas y los soportes tecnológicos de la Ludwig funcionan mucho más. Además en la fundación hay un público que ya asiste asiduamente a discusiones, que si bien no son como estas, tienen rasgos particulares, es un público educado, inteligente, con cultura del debate, con ganas de aportar, con visiones que ya están construyendo desde sus espacios de creación, y por supuesto, no venía mal para un espacio que está naciendo tener también ese apoyo en cuanto a la búsqueda de un público que ayude a hacer efectivo el debate.

¿Cómo se insertan tus intereses creativos en la dinámica de Códigos nuevos?

Mis intereses creativos tienen que ver sobre todo con la investigación. Ahora mismo estoy involucrado en un doctorado y en una maestría que estoy realizando precisamente entorno a los procesos de desarrollo de pensamiento crítico en estudiantes universitarios y, evidentemente, es un espacio que me está siendo muy útil. Yo creo que la cualidad fundamental que deberíamos seguir buscando en el ciudadano cubano, en el joven que egresa de nuestro sistema de educación, ya sea general o universitario, tiene que ser la consolidación de patrones de reflexión crítica. Es decir, nada lograremos ni prohibiendo, ni censurando, ni satanizando, ni descaracterizando cualquiera de los fenómenos que ahora mismo están influyendo constantemente en la sociedad si antes no pensamos en el hombre. Es el sujeto, es el individuo el que desde su formación monta una opinión y decide: esto no me interesa, o esto me interesa sólo para entretenerme, para divertirme, pero soy capaz de decodificar el mensaje que hay dentro de eso, soy capaz de luchar contra la banalidad, o contra la enajenación, o contra la dominación cultural que ejerce en sí misma cualquiera de esas experiencias. Cuáles pudieran ser esos elementos desde una reflexión crítica, de la cual además en Cuba se habla mucho pero hay pocos estudios teóricos entorno a eso que se enfoquen desde la sociología, la psicología social, etc; primero hay que comprender cuáles son los partes cojas. Tú no puedes decir: la gente ve reality show y se idiotiza con eso si antes tú no sabes cómo funciona, por qué se hace exitoso un reality show, y por qué además millones de personas lo consumen y no todas son idiotas. Hay fenómenos que forman parte de nuestra realidad social, pero que no hemos logrado comprenderlo en su totalidad, si no lo comprendemos —que es lo que busca el espacio Códigos nuevos—, entonces, poco podremos hacer a escala social para preparar nuestras estructuras culturales, incluso nuestros resortes simbólicos o políticos, ¿por qué no? Que la gente entienda que el problema no es el fenómeno en sí sino los contenidos que trae consigo. Por ahí andan mis intereses ahora, hay varios textos que se están publicando semanalmente en una columna que escribo para La Jiribilla, ahora tengo el proyecto de comenzar a colaborar con ustedes en el portal de la AHS, lo cual a mí me interesa muchísimo porque soy de reciente incorporación, acabo de graduarme en la universidad; y cuando uno sale de la universidad tiene muchas ganas de emprender proyectos, de al menos socializar lo que uno cree y siente. Por supuesto, siempre estará el que disienta contigo u otras valoraciones, pero al final eso conduce a un proceso de enriquecimiento que sólo se logra mediante la socialización, la discusión con colegas que se mueven en ámbitos similares a los tuyos. Por eso abracé con tanto cariño la idea de construir un proyecto que no es tarea sencilla, sobre todo cuando tienes que combinarlo con otras labores en las cuales te desarrollas profesionalmente, en un momento donde no siempre todo el mundo abre las puertas, ni se comprometen en apostarle a ideas como esas.

¿Tienes algún proyecto futuro, algo bajo la manga?

Estoy embullándome para aplicar a la beca de pensamiento Ernesto Che Guevara, estoy trabajando, al menos un diseño inicial de lo que pudiera ser mi participación en la beca, que además creo es una oportunidad extraordinaria que genera la AHS para jóvenes con inquietudes como las que me acompañan a mí. Y sobre todo lograr que el proyecto en sí mismo se mantenga, que crezca, que la gente lo incorpore a su realidad, a su agenda de debate, lo haga natural para su expresión de ubicación; incluso, que asuma como parte de su tiempo en el mes que hay un proyecto cultural al que quiere ir. Ante todo crecer, creo es lo que más necesita esta generación joven de pensadores, de artistas, de creadores que está aglutinando la AHS.    

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