Teatro Garabato


La adarga del Che sobre las espaldas

Sabrina no ha parado un instante de repetir canciones y cuentos desde la mañana en que Teatro Garabato plantó bandera en el mismísimo corazón de Siguaney. Tanto sonrió y aprendió que ya quienes la conocen saben de memoria que un día será como Lily Alelí, la simpática payasita con nariz roja y pelo alocado que la hizo bailar frente al resto de sus vecinos.

Fue un momento especial que sin dudas ella, como el resto de esa comunidad taguasquense que disfrutó de la XXVI Cruzada de Teatro Por la ruta del Che, no olvidará. Las horas en complicidad con el colectivo, aún de fiesta por celebrar este 4 de agosto 26 años de vida, disiparon las preocupaciones de los adultos por las consecuencias de la pandemia y justificaron a los más pequeños a salir de casa.

“Trabajar en esos lugares nos da mucha alegría porque sentimos que el público necesita de nuestro quehacer. Nos reciben con tanto cariño que esas oportunidades nos dan oxígeno a nuestras carreras”, cuenta también con mucho júbilo Lil Laura Castillo, quien forma parte del espectáculo Jueguipayaso, del cual todavía se habla en Siguaney.

Tanto ella como los teatristas pertenecientes al Consejo Provincial de las Artes Escénicas en Sancti Spíritus esperan siempre con expectativas la llegada del verano para, mochila a la espalda, regalar su arte por donde solo de año en año se va al mundo de las tablas.

“Lamentablemente en esta edición como consecuencia de la COVID-19 no podemos quedarnos en los municipios y así aprovechar mucho más el tiempo, ya que estamos acostumbrados a presentarnos en varios horarios del día y en una semana de estancia nos movíamos más fácilmente”, rememora quien funge, además, como vicepresidenta de la filial espirituana de la Asociación Hermanos Saíz.

El público cumple con las medidas higiénico-sanitarias en cada presentación. (Foto: Tomada del perfil de Facebook de Juan Carlos González).

CRUZADA CON NASOBUCO

Desde que en Cuba se conoció de la entrada de la pandemia, el sector de la cultura fue el primero en suspender todas sus opciones. El mundo escénico no fue la excepción. Y en el caso de sus responsables en tierra espirituana, se mantuvieron atentos a cada decisión planteada por la máxima dirección del país.

“Desde mucho antes teníamos planificada la XXVI Cruzada de Teatro Por la ruta del Che que llegaría del 14 al 24 de junio a los municipios de Sancti Spíritus, Trinidad y Fomento. Coincidió, incluso con el pico de la COVID-19. Mas, no nos dimos por vencidos y el 22 de julio, ya en tercera fase de la actual etapa de recuperación, salimos en condiciones especiales y así tenemos previsto que suceda hasta el 31 de agosto”, explica Juan Carlos González, presidente de las Artes Escénicas en Sancti Spíritus.

En este 2020 la cruzada ha reacomodado sus itinerarios y parte desde la ciudad del Yayabo hacia las localidades, lunes y viernes, una guagua con diferentes proyectos que se dividen por los escenarios que el municipio sede decida.

“Esto requiere de mucha sensibilidad gubernamental porque pedimos como aseguramiento un medio de transporte y combustible. Hasta este momento, ha sido muy especial como los propios vecinos cooperan con el café, el agua y la merienda. Y aunque no hemos contado con mucho público como en ocasiones anteriores porque aquí se ha concientizado la importancia de quedarse en casa, los promotores culturales han logrado que, en círculos sociales, teatros y espacios abiertos nos esperen con grandes sonrisas”, añade.

Esta edición se distingue además por la exigencia, tanto por los teatristas como por los líderes de las comunidades, del cumplimiento de las medidas higiénico-sanitarias establecidas.

El proyecto Teatro Parabajitos incluso ya ha incorporado un divertimento de payasos sobre el tema.

“Enseñamos a los niños y niñas y los familiares que les acompañan mediante juegos y canciones cómo disfrutar el verano y cómo podemos retornar a nuestras tareas cotidianas, pero con la prioridad de las medidas de bioseguridad indicadas por el Ministerio de Salud Pública. Desde lo didáctico y divertido hacemos conciencia en pequeños y adultos para evitar un rebrote de la COVID-19”, cuenta Yojandry Naranjo, director del grupo.

Dicha propuesta artística ha podido disfrutarse ya en La Junta, el lobby del edificio 12 plantas y en la propia sede de Parabajitos, ambos espacios citadinos incluidos dentro de las paradas de la Cruzada.

“Hubo mucha disciplina en ese tema en Siguaney y no permitimos que en nuestros juegos el público dejara de usar el nasobuco. Incluso, cuando subimos a alguien al escenario marcamos distancia para interactuar con esa persona sin correr riesgo”, insiste Lil Laura.

CLIC A LOS RECUERDOS

Cuando la realización de forma física de la XXVI Cruzada de Teatro Por la ruta del Che era prácticamente un sueño, ya en las redes sociales la cita había encontrado su mejor escenario.

“En la fecha planificada, del 14 al 24 de junio publicamos fotos y videos de ediciones anteriores. Fue una idea muy gustada, pues personas que ya por múltiples razones no pueden acompañarnos, así como amigos de otros países se han sumado”, reconoce Juan Carlos González.

“Los chilenos, como han sido nuestros invitados más recurrentes, crearon un grupo en WhatsApp, donde se han intercambiado muchos criterios. Por el impacto positivo aún mantenemos las publicaciones, de modo que llevamos las dos formas de la Cruzada”, acota.

Tanto la pequeña Sabrina como los públicos de esta propuesta de nuestros teatristas tal vez desconozcan esa opción, pero que logra que en casa y con muchos kilómetros de distancia se disfrute de la singularidad de las artes escénicas espirituanas, capaz de construir otros muchos mundos, donde la fantasía tiende puentes con la realidad.

*Tomado de Escambray


Abriendo caminos con Teatro Garabato

Con el estreno de Más allá de sus narices, a partir de un texto de René Fernández, Teatro Garabato, colectivo espirituano dirigido por José A. Meneses Ortega, celebra sus 25 años.

Los festejos comenzaron un poco antes, con A puntas, versión libre de El lago de los cisnes con dirección de Luis Orlando Antúnez, Bambino, director de la compañía camagüeyana La Andariega, llevada a escena mediante el uso de los títeres y tras un amplio proceso de montaje y apropiación de los códigos del ballet mediante las manos.

José A. Meneses Ortega, director de Tetro Garabato/ Fotos Tommy Cordoví (cortesía de Teatro Garabato)

A puntas no tiene nada que ver con lo que habíamos hecho hasta ahora, ni con Sancti Spíritus. Los actores tuvieron que decodificar muchas cosas, aprender a llevar el paso del ballet a las manos. Franklin hace un trabajo genial ahí, logra pasar a las manos los pasos. Algunas personas que no conocen de ballet no entienden la puesta, aunque Bambino logra que la dramaturgia sea clara, una obra visualmente hermosa; eso atrapa, para los niños que nunca habían visto ballet fue una experiencia única”, dice Meneses.

La puesta, comentó entonces Bambino, posee muy pocos elementos coreográficos pues se basa esencialmente en imágenes; todo lo demás lo compone el vestuario y las puntas que usan en las manos, alusión a las zapatillas y posturas que adoptan los bailarines.

Por su parte, Más allá de sus narices regresa al trabajo con el clown, que ha caracterizado parte del trabajo del colectivo espirituano. “Nosotros la montamos hace 15 años más o menos, con otra lectura, otra visualidad del espectáculo, con payasos elegantes, coloridos, sin perder el texto tampoco de René, pues creo que es uno de los mejores dramaturgos que escribe para niños en Cuba y sobre todo el texto para clown. Además, René ha estado muy vinculado con el grupo, incluso en los inicios trabajó en la preparación de los actores, pues Garabato ha tenido como característica que estos siempre se han formado en la compañía, ha sido un poco escuela”, asegura José Meneses.

Fotos Tommy Cordoví (cortesía de Teatro Garabato)

Más allá… sostiene su eficacia escénica en varios factores, entre ellos el trabajo de los actores: los jóvenes Franklin Adrián Romero Benítez, Lil Laura Castillo Rodríguez y Gabriel David Collera Rives, además del experimentando Juan Modesto Castillo Claro. El clown les ofrece las posibilidades del desarrollo del cuerpo, la gestualidad, la expresión extraverbal, sostenida por un texto sólido, conservado en su mayoría en la adaptación realizada por Meneses, a cargo de la puesta en escena y el diseño general. Por otra parte, el diseño escenográfico y de vestuario (Oriesky González), de luces (Ángel Martínez Águila) y la selección de banda sonora a cargo de Alberto Rodríguez Hernández, eluden el típico clown en la búsqueda de otras formas de expresión, apoyándose incluso en el trabajo con títeres. Estos nos trasladan a un basurero donde varios recolectores de desechos sueñan ser actores. Entre basura y después de la jornada, hermosa metáfora la del maestro matancero René Fernández, hay un mundo posible.

Fotos Tommy Cordoví (cortesía de Teatro Garabato)

“En el clown tienes que defender una psicología, una historia, no eres el tipo que se pintó la cara y viene a hacer chistes”, añade Meneses, graduado de la Escuela Nacional de Instructores de Arte (ENIA) y con un trabajo reconocido también en el ámbito comunitario y de aficionados, fuente de la que bebe Garabato, y fundador además del Festival de Teatro de Aficionados Olga Alonso.

Más allá de sus narices, atractivo divertimento escénico protagonizado por clowns, que nos hace pensar, defiende precisamente eso: el papel del clown en el escenario teatral y las posibilidades interpretativas y creativas que le trasmite al público como complejo y necesario ejercicio.

Garabato surgió en 1994. Hablemos un poco de esos días iniciales…

Garabatos son los trazos que los niños hacen cuando están empezando a escribir. Es también, si lo llevamos a la religión, el implemento que Eleggúa tiene para abrir los caminos; es lo que usa el campesino para apartar la maleza. Y el teatro es un poco de eso también, algo que tú usas para apartar las cosas malas del camino, ayudar a las personas, quitar de la gente esa maleza que tienen dentro…

Nosotros empezamos haciendo teatro de calle, el clown incluido dentro de este tipo de teatro, y los actores de las academias no vienen preparados para hacer teatro de calle.

En 1994 se potencian los proyectos teatrales. Se me dio la oportunidad, entonces, de materializar un sueño: tener un colectivo profesional. En un principio fuimos autofinanciados y así estuvimos bastante tiempo por lo que renuncié a todo, incluso al salario. Significó empezar prácticamente de cero, pero era el precio para hacer lo que quería.

Fotos Tommy Cordoví (cortesía de Teatro Garabato)

¿Qué ha caracterizado el trabajo de Garabato en estos 25 años?

Los actores siempre han sido hombres, esa es una característica del grupo; ahora está Lil Laura desde hace un año, pues no había mujeres para trabajar, es muy difícil… Llegamos a tener 10 o 12 hombres en el grupo. La calle nos da la posibilidad también de que el hombre haga los personajes femeninos. Tratamos de rescatar mucho un fenómeno no muy estudiado por el teatro, que incluso los historiadores de este arte no reconocen como parte del teatro de relaciones espirituano: las comparsas artísticas. Eran personas que salían en las fiestas del Santiago, que es el carnaval de aquí, arrollando hasta un lugar y al llegar hacían una representación teatral. El último espectáculo que llevamos al Festival de Camagüey, Yayaberías, está basado en esta tradición. Esa comparsa estaba compuesta solo por hombres, muchos disfrazados de mujeres.

Hemos trabajado muchas cosas de la tradición espirituana, partiendo de su estudio. Yayaberías tiene que ver con todo el folclore campesino. Obsesión con todo lo que es la parte de las construcciones en Sancti Spíritus, sus rejas, las columnas… Pero paralelamente hemos hecho títeres. No nos hemos centrado en una sola poética en el grupo.