Luis Barbería


Luis Barbería: un tipo sin llave de paso

Hay pocos momentos en la vida en los que se puede conocer a esas personas que, aunque no lo sepan, forman parte de nuestra historia personal. Pero mucho más grande resulta el encuentro cuando también constituyen almas de generaciones enteras, a las cuales han dotado de recuerdos, sentimientos y hasta voz.

Tal es el caso de Luis Alberto Barbería Díaz, quien compartió junto a los agramontinos en la novena edición del Festival Canto Adentro, que se desarrolló del 19 al 21 de noviembre en Camagüey; evento auspiciado por la filial de la Asociación Hermanos Saíz en la urbe principeña.

Cantautor, compositor, productor musical y cofundador de la agrupación Habana Abierta, Barbería llega hasta la Casa del Joven Creador del territorio con una inmensa voz sincera que, como nuestro Festival, nace de las profundidades del alma.   

Muchos conocen a Barbería, pero no tantos a Luis. ¿Qué características te definen como persona?

Me defino como un guajiro de Pinar del Río, que un día, por casualidad de la vida, le llegó un grupo de canciones que le gustaron y de repente terminó haciendo canciones que le gustaron a un puñado de gente y a varias generaciones que conocen a Habana Abierta.

No me gusta el abuso y para mí el arte es innegociable. A veces tengo fama de pesa’o, porque en ocasiones las personas confunden ser exigente con ser pesado, pero el que me conoce de verdad sabe que me encanta hacerme dueño de los problemas y los sueños de la gente. 

Me identifico con algo que siempre he dicho, y es que entre la mente y la boca no tengo llave de paso. Tengo el defecto y la virtud de que no pienso las cosas y las digo como las siento y eso pasa con mis canciones.

Fotos: Ricardo de la Paz Cervantes

Habana Abierta significó mucho para disímiles generaciones y significa todavía, porque cada día existe y existirá un joven que descubra a esta agrupación, pero ¿qué significa Habana Abierta para ti?

Es mi casa. Nosotros somos un bando de creadores que cada uno tiene su obra y carrera, y Habana Abierta es como la nave nodriza, la casa de los padres donde regresas cada domingo a comerte el potaje de tu abuela. Y aunque tengas tu apartamento, sabes que esa es la casa tuya.

Nosotros somos un piquete que cada vez que pasa algo en alguna parte del mundo en donde estamos repartidos nos llamamos para saber del otro. Cuando tenemos un concierto quedamos horas antes en un sitio a reír, a beber, para tocar luego con esa energía.

Habana Abierta es como mi casa, es mi escuela, es mi taller: todo.

¿Cómo te relacionas y cuánto te aporta el arte joven?

A mí me aporta mucho. Creo que el que no mira para atrás cuando viene gente detrás de ti, corre un gran peligro. Ahora estoy en esta etapa, en que me he puesto en segunda fila como artista y estoy haciendo carrera como productor, porque me apasiona cumplir los sueños de los jóvenes que tienen cosas que decir y que apuestan por el camino largo y no por los atajos.

Los jóvenes me tienen el corazón cogi’o: los jóvenes cubanos, los creadores, los inconformes, los valientes. Me están dando una lección. A veces piensas que están en la bobería o que no están para nada, pero no. Están revolucionando cosas en varios sentidos. Mis respetos para esos jóvenes de todo el mundo.

Fotos: Ricardo de la Paz Cervantes

En esta ocasión llegaste a nuestro Festival como cantautor, conferencista y productor musical. Cuéntanos un poco sobre tus experiencias en este sentido.

Disfruto mucho contar mis vivencias, guitarra en mano y documentándolo todo con canciones. También he tenido la suerte de producir a jóvenes artistas cubanos, como Toques del Río y Rolo Rivera, y me apasiona mucho. Mi carrera quisiera que fuese así, detrás de la mesa de grabación, contribuyendo a los sueños de un artista joven con una propuesta interesante que haga avanzar la música. 

Yo no quiero ser ni famoso ni exitoso. A pesar de que sigo haciendo canciones, puedo cantar en la sala de una casa para cuatro amigos o un escenario con cincuenta o un millón de personas. Yo canto y lo disfruto.

En anteriores ocasiones has planteado que la fama no es tan importante como el hecho de compartir momentos y sentimientos y, precisamente, en esa visión se enfocó esta novena edición del Festival Canto Adentro. ¿Cómo has sentido este encuentro con los jóvenes camagüeyanos?

Me reuní con los muchachos de Trovesías con los cuales tengo la encomienda de trabajar en el proyecto coral y, a la vez, sacar producciones individuales. Escuché a cada uno por separado y el resultado de lo que paso allí te lo resumo en que terminé cantando, porque de repente sentí que yo tenía la edad de ellos en mi época, como uno más. Y a mí, para sacarme la guitarra de mi estuche, hay que provocarme. Creo que ese es un buen termómetro de lo que siento en Camagüey.

Fotos: Ricardo de la Paz Cervantes

Sin embargo, Luis Alberto Barbería Díaz quizás no imagina lo que significa para esos y otros tantos jóvenes para los cuales forma parte del playlist de vida. Y aunque se defina como un artista exigente, que antes afinaba las clavijas de su guitarra con alicate, aquel que se acerque a él siente los brazos abiertos de esa Habana que salva con rockotocompás: sin llave de paso, entre la boca y el alma de tantos.


Canto Adentro, suerte de viaje al interior de la música y el alma

El mundo acontece ya por dos años como un crepúsculo interminable, que cuando pareciera continuar hasta devenir en noche y proseguir hacia la luz del alba, no lo hace. Sin embargo, los seres humanos en esa lógica de especie que se adapta para la supervivencia seguimos creando soluciones ante la pandemia que acecha; y no solo para curar el cuerpo sino además en ese mimo tan necesario al espíritu.

Foto: Alejandro Rodríguez

Así precisamente llegó este noviembre el Festival de Música Canto Adentro en la urbe camagüeyana, como un mimo imprescindible y oportuno para el alma. Una suerte de viaje donde el destino es llegar allí, donde laten los sentimientos y las ideas, en el espacio exacto donde la especie humana encuentra su motivo y su calma.

Foto: Alejandro Rodríguez

Todo aconteció del 19 al 21 en el mes once de un año que será recordado (reflexionado) en Cuba y el mundo, un período que ha demostrado cuán frágil podemos ser, cuán efímera puede tornarse la vida y cuán necesario es el valor humano para con los otros y con la madre natura.

Entonces llega esta música cubana donde el propósito es precisamente el mismo, salvarnos. Pensar, sentir, contar, liberar, aunar, crecer, son algunos de los significados en verbo que definieron este Canto Adentro. Como expresara el fundador de los y artífice en estos nueve años ya transcurridos del evento:

“El motivo es la música como un camino para encontrarnos, definirnos, y así a lo que nos rodea. Un evento surgido para reivindicar la trova agramontina, llevarla a todas partes, incluso a quienes no conocían o disfrutaban de este género musical pero que pudieran sentir en su lírica un canto a la libertad, a la belleza de la vida, las emociones y, por supuesto, una expresión de pensamiento crítico sobre nuestro contexto”.

Fueron tres días y tres noches de conferencias al estilo de Barbería, con la canción por delante y el buen consejo a la par: “la música es la meta y la gran pasión, lo demás es simplemente la consecuencia. Informarse, estudiar, ser constante, enfocarse en el propósito. Entonces necesariamente seremos buenos músicos, de hecho, solo así logramos el arte y el artista auténtico e inolvidable que trasciende.

Conciertos e intercambios en el Conservatorio de música José White, la Academia de Arte Vicentina de la Torre, la Casa del Joven Creador y el Café La Comarca de la AHS en la provincia, el Alberto’s Café, el Casino Campestre y el emblemático Parque Ignacio Agramonte, fueron las actividades y paradas necesarias durante estas “trovesías para crecer”.

El cantautor Luis Alberto Barbería, integrante de Habana Abierta, arreglista, compositor y percursionista vocal, compartió su rumba, funky y guaguancó, así como conocimientos de arreglo y producción musical.

Foto: Alejandro Rodríguez

Ronaldo Rodríguez y su agrupación Ronkalunga de siete artistas del bajo, la guitarra, el saxofón, la batería y percusión menor, trajeron a la ciudad de los tinajones su música alternativa impregnada de identidad con el género nengón y sus temas nominados a los Lucas y al Cubadisco.

Desde la AHS de Ciego de Ávila, Con Motivos Personales, nos conquistó Santa Massiel y sus tres chicas trovadoras, diestras en disímiles instrumentos de cuerda y percusión, y una poesía cantada para pensar, bailar y amar.

Entonces no podría definirse de otra forma, este Canto Adentro en Camagüey ha sido un mimo necesario para el alma, una trovesía para continuar la vida.