Julio César García


Objetos de cuarentena: Viaje por un subconsciente ajeno

Témele a un hombre encerrado. Témele a un hombre que se mira por dentro, porque la otredad parece desconcertante, viral. Témele a un hombre cuando comienza a deshilvanar su pensamiento como el hilo de Ariadna para escapar de los laberintos de la soledad y la esterilidad. Témele a Julio César García y a su exposición Objeto de cuarentena, inaugurada en la galería Pedro Esquerré de Matanzas, porque ir tan dentro de un cerebro y sus procesos creativos nos coloca en perspectiva nuestras propias experiencias y maneras de vivir el encierro y no siempre saldremos con un saldo positivo de esta introspección.

La muestra más allá de volverse un fenómeno que inspira la contemplación estática de ciertas piezas, fragmentos pulidos de la mente del artista, te invita a presenciar lo evolutivo, lo dialectico del proceso de creación. “He querido alejarme de cualquier prejuicio y hacer lo que he querido en cada momento. Y compartir eso con un posible espectador”, confiesa Julio.      

Desde que uno entra a la galería te atan con un nasobuco-camisa de fuerza para darte a conocer el punto de partida la exposición: el reclusión física que desde hace más de siete meses vive la Isla. Luego te mueves por el local guiado por señalizaciones en el suelo que muestran de manera cronológica el surgimiento de las piezas. Tú, como público, no tienes derecho a decidir. Tú aceptaste este viaje por un subconsciente ajeno, así que solo sigue las precintas amarillas en las baldosas.

Primero encuentras una serie de fotografías de objetos de la cotidianidad: cucharas desechables, chancletas, cintos reconceptualizados a través de un título que te conducen a una reinterpretación visual de los mismos al forzarte a un símil, a una metalectura de los mismos; así el primer plano de una plancha se vuelve la cabeza de un lagarto.

“Primero empecé a tirarle foto a los objetos; algo diferente a lo que había hecho hasta el momento, porque trabajaba sin presupuestos estéticos y sin tener en cuenta muchas cosas. Me di cuenta que lo que estaba haciendo era documentar objetos que poseen cierta poesía. Así salió esa primera etapa de trabajo.”

Después, en otra parte de la muestra, en un cambio de formato, se proyectan en la pared nueve recipientes de comida que se arman de a poco.

“Empiezo a dibujar. Yo llevaba más de siete años sin tocar un lápiz. Hago dibujos de frascos de alimento gracias a la interacción con el público, porque esos frascos me lo enviaban las personas con los productos que consumían en la cuarentena. Esas imágenes las descomponía en 11 fragmentos y luego montaba un video con cada parte, y así hice nueve deconstrucciones.”

La mente posee pulsaciones, ansias, oscuros caminos, y en un rejuego semántico con la muestra de Julio después de sobrepasar la reinterpretación de los artefactos de la cotidianidad, chocamos con el “objeto del deseo”, expuestos en “Encontrando a la pelúa”, óleos que en un guiño al arte pop nos enseña el rostro de una mujer desconocida en diferentes facetas.

Por último, encontramos dos fotografías del creador a tamaño real. “Uno, como ser social, puedes ser el objeto de algo que te supera a ti mismo, una idea que me llega a través de lo que veo en las redes sociales, en la televisión, y ahí aparece el autorretrato, porque yo también me veo afectado por la situación, yo también me noto superado, usado.”

Existió la transformación del “objeto para sí” a través de la apropiación artística, así como su comunicación, mediante diferentes formas y formatos, al “objeto en sí”. La comprensión del hombre y del mismo creador como miembro de la raza humana, como parte de designios y estructuras que lo vuelven un número, una cifra, un valor de uso, en este caso, la Covid 19.

Por lo que, si no temes irte de excursión por percepciones foráneas, si no temes sumarle a tu propia interiorización del tiempo de cuarentena la de otro ser, no siempre positiva o feliz, entonces acércate a la Pedro Esquerré en estos días.


Tiempo muerto, cuarentena y surrealismo con objetos en la obra de Julio César García

Al fotógrafo matancero Julio César García los días de aislamiento social, provocados por la situación de excepcionalidad epidemiológica causada por el Covid-19, no le han impedido crear: partiendo de los postulados del ready made –término acuñado por el francés Marcel Duchamp en 1915 para describir su “arte encontrado” a partir del ensamblaje de objetos diversos–, Julio César fotografía también “objetos de confección industrial”, pero lo hace con muy poca manipulación de su parte. Después de 11 días de cuarentena y luego de haber creado la misma cantidad de trabajos de forma ininterrumpida, uno por día, con la fecha y hora exacta de su creación, ha articulado un diario o una especie de crónica social en tiempo real.

El ready made describe –desde inicios del siglo pasado– el arte realizado mediante el uso de esos objetos que normalmente no se consideran artísticos (término a estas alturas muy ambiguo) porque tienen una función no artística, sin ocultar su origen, pero a menudo modificados, intervenidos o alterando sus conceptos. El “arte encontrado” deriva su identidad como arte del nombre que dado por el creador y no del objeto en sí, por lo que casi siempre se ve reforzado por el título. Aquí es donde la propuesta de Julio César se torna más atractiva; sus objetos “interpretados” poseen una carga semántica que les refuerza el significado.

Fotos Tomadas del perfil de Facebook del artista

Con García se puede extrapolar lo que la revista The Blind Man publicó en su momento a propósito de Fuente, la polémica pieza que Duchamp expuso en 1917 con el seudónimo R. Mutt: “El hecho de que el señor Mutt realizara o no La Fuente con sus propias manos carece de importancia. La eligió. Cogió un artículo de la vida cotidiana y lo presentó de tal modo que su significado utilitario desapareció bajo un título y un punto de vista nuevos. Creó un pensamiento nuevo para ese objeto”. Julio César eligió esos artículos de la vida cotidiana y los presentó de tal modo que su significado utilitario “desapareció” bajo un título y un punto de vista nuevos. También este joven artista matancero creó un pensamiento otro para esos objetos. El sentido es el mismo bajo el amplio sol del arte, solo se diferencian aquí los contextos: Julio César no expuso sus objetos en una galería “real”, sino que primero los fotografió y compartió en las redes sociales, de forma on line, y luego en la inauguración de la muestra, los “expuso” a través de un video en la sala de su casa, espacio que utilizó como galería.

Apenas los altera, salvo algunas piezas donde incorpora más de un objeto, pero aun así hay elementalidad en ellos. De esta manera –la idea parece haber partido de un frasco en forma de patico de juguete–, varios cepillos y una pasta dental semejan un “Florero”; una vasija esmaltada y una esponja un “Bisoñé”; una botella pequeña de agua envuelta en nylon una “Quinceañera”, y una cafetera a medio salir de su caja en posición horizontal una “Tortuga” (las piezas, de no poseer títulos, podría ser nombrada de tantas maneras como lectores posibles).

Fotos Tomadas del perfil de Facebook del artista

Cucharas plásticas y tenedores en forma de flores fotografiados de forma cenital (“La flor de la Carolina”, “La flor mariposa” y Girasol”), un cinturón masculino (“Caracol”), papel higiénico (“Velo de novia”), un molde para gelatina (“Araña”), peines (“Cabeza de lagarto”) y diversos recipientes (“Retrato de un hombre inexpresivo”, “Gran ave negra”, “Pajarraco”, “Familia”, “Extraño personaje”, “Militar”, “Señorona” y “Obrero), entre otras piezas, integran Tiempo muerto, cuarentena y surrealismo con objetos, muestra inaugurada desde su casa de manera on line este 25 de abril a las 10 de la noche, con curaduría de Liannet Arias, especialista de Galería Provincial de Matanzas Pedro Esquerré, y diseño de catálogo y cartel de Thayd Martínez (aunque por problemas de conectividad el video fue compartido al otro día a las 10:00 A.M).

Desde antes, varios medios –la ACN, el periódico Girón, la web de Arte por Excelencias, Radio Habana Cuba– se hicieron eco del proceso creativo de esas piezas y de la visualización de las obras de arte en el contexto del necesario distanciamiento social causado por la propagación del Covid-19 (las obras, como hemos visto desde el propio título, portan una carga surrealista, pero aquí la vemos más bien asociada a las “interpretaciones” de las piezas y al propio contexto de la sala del hogar como galería para mostrar los objetos al público, pues como bien sabemos el ready made fue rápidamente incorporado por los surrealistas a su trabajo, al punto de que el propio líder del mismo, André Breton, definió a los objetos preparados como “objetos manufacturados elevados a la dignidad de obras de arte a través de la elección del artista”).

“Cada trabajo subido en las redes se hizo en un horario y fecha que son determinantes, como parte de este mismo concepto que rodea los ready made”, nos dice. “Son creaciones libre que salen de lo más auténtico e inhóspito de mi mente; como libres son los versos de Martí, la improvisación actoral o las descargas musicales. El hecho es que la creación disgrega las barreras en las que solemos encasillas el arte. Y el arte es arte, en tanto se exprese en idea o materia, o en la conjugación de ambas, las preocupaciones sociales o individuales donde la interacción con el receptor se perpetúa como hecho artístico. Puede ser tan simple como las palabras de Marcel Duchamp: El arte es lo que se denomina arte”, escribe Liannet Arias en el catálogo.

Fotos Tomadas del perfil de Facebook del artista

Él no solo se quedó en la creación de las piezas. Desde el inicio del proceso les dio a las personas una “obra abierta” y los invitó a “interpretar y colocar sobre el objeto múltiples significados”. Luego debían enviarle sus fotos tomando de pie uno de sus títulos (así, por ejemplo, es interesante ver las diferentes “tortugas” y “flores” enviadas por Facebook o WhatsApp). “Crear es una acción sanadora. Entonces si lo hacemos todos juntos, lo es mucho más. Ahora te pido que hagas una flor, la que se te ocurra, y me la mandes”, escribió en su perfil.

“Las circunstancias hacen que uno como creador tenga que reinventarse. Me considero un artista visual y asumo la creación según el contexto y con las herramientas que tenga. Tantas familias sin poder salir de sus hogares influyen en el arte, que debe hacerse ahora desde casa”, asegura Julio César, graduado de Instructor de Arte y Premio Codema en el XXV Salón Roberto Diago 2020 con su pieza “Rompecabezas” (autor, además, de la serie El reino de este mundo).

Julio César García, nacido en 1985, es miembro de la Asociación Hermanos Saíz y de Soho Photo Gallery, New York, y ha sido, además, fotógrafo en La Jiribilla, Tablas, Conjunto, Girón y la Casa de la Memoria Escénica. Ha realizado varias exposiciones personales, entre ellas: El reino de este mundo, en Soho Photo Gallery, New York, y en la matancera Galería Génesis; y Enajenación, en la galería polivalente del Centro Provincial de Artes Plásticas de Matanzas. Ahora sumamos Tiempo muerto, cuarentena y surrealismo con objetos, una muestra que, desde el hogar y las posibilidades del ready made, abre otras posibilidades al arte.