El Escriba


El Escriba VS pandemia

Corría el mes de julio en sus primeras jornadas de ese 2020, fatídico e inolvidable. A tan solo unos pocos meses de confinamiento producto a la pandemia, cuando ya creíamos volvernos locos ante tanta tristeza, muertes y calamidad en todo el mundo, mi ciudad parecía entrar en una tregua con la COVID-19. De pronto Santiago comenzó a recuperar de forma paulatina su dinamismo y no me lo pensé dos veces ante la posibilidad de hacer que la literatura también cobrara su espacio.

Desde la Asociación Hermanos Saíz, institución a la que pertenezco desde 2016, pero con la que el vínculo había sido siempre de modo ocasional, debo confesar, me llegó la propuesta de diseñar un espacio interactivo que reanimara de alguna forma la sección de Literatura en la AHS. Fue así como se fraguó la peña en agosto del pasado año y celebramos ya su primer aniversario.

El Escriba, nombre que como ráfaga repentina llegó y asocié al noble oficio, tan antaño y necesario de los monjes y escribanos egipcios (solo por mentar alguna referencia), me remontó a mi afán por el acto en sí de escribir, moldear las letras a gusto, con pasión, transcribir cosas, como hacía siempre desde niña; y pues nada, asumí que como a mí, también a muchos este sustantivo les haría sentir una especie de confort, que es lo que a fin de cuentas pretende el espacio: hacer que cada invitado se despoje de ataduras formales y eruditas, apropiándose del público y transmitiendo lo que en realidad queremos aprehender de los lectores, de quienes crean mundos para nosotros. 

Durante los primeros seis meses del proyecto, el escritor Darío Cisneros Borruel (Santiago de Cuba, 2001) trabajó como guionista, diseñador y moderador del espacio. Graduado del Centro de Formación literaria Onelio Jorge Cardoso y miembro de la Asociación Hermanos Saíz. Ganador de los Juegos Florales de Poesía Santiago de Cuba 2016 y del Premio de “Noble Villa de Portugalete” de cuentos, España 2018. Tiene publicado el libro de poesía “Zapatos Crudos”, por Ediciones Santiago en diciembre de 2017”. Darío diseñó el primer logo de la peña y los primeros cinco pósters promocionales, indispensable fue también su labor como guionista y conductor de El Escriba.

Con el paso de los meses la peña se ha tornado camaleónica teniendo en cuenta las peculiaridades de cada artista, y cierto que hemos ido mutando las costumbres del inicio, pero, solo significa algo: crecimiento. Eso sí, seguimos con el mismo objetivo de intentar tocar un género o subgénero distinto cada mes, siendo coherentes con que el invitado tribute como exponente del tema que se trate y donde el proceso cognitivo tome el rol protagónico. Otro aspecto que muestra superación dentro del proyecto es que surgió como puente para el acercamiento a la producción literaria actual en Santiago de Cuba, pero a día de hoy no es un espacio regional sino nacional. Más de diecinueve meses contamos ya de esconder media cara, de añorar el calor de los talleres, las peñas, lecturas con amigos entre café y descargas de trova, pero, como siempre digo, de todo tiene uno que aprender a sacar lo mejor y eso hemos hecho en estos meses de confinamiento e informatización en el país. “Adaptarnos y evolucionar”, eso hicimos. Ahora no solo tenemos la opción del espacio físico, sino también en redes. El Escriba tuvo cinco peñas presenciales, las ocho restantes se han desarrollado de forma online, lo cual ha permitido contar con la presencia de escritores de todo el país a través de las plataformas en Internet. Este hecho ha enriquecido el funcionamiento de la peña, permitiendo ampliar sus horizontes y alcanzando una mayor cantidad y diversidad de público.

Entre los invitados y temáticas que se han tratado en este año de trabajo se encuentran: el escritor e investigador miembro de la Unión de Historiadores de Cuba Rodolfo Tamayo Castellanos, quien estuvo comentándonos acerca de cómo fueron sus inicios en la literatura, de esos referentes sin los cuales –tal vez– la decisión de abandonar su carrera de Ingeniería Eléctrica en cuarto año y hacer el cambio a Filología, para dedicarse fielmente a las letras, hubiese sido inimaginable. Nos habló sobre cómo fue la llegada al público de su primer libro: Bajo asedio, del paso de la narrativa a la poesía y de lo complejo y arduo del proceso investigativo, a lo cual también dedica mucho de su tiempo. Además nos reveló cómo desempeña su proceso creativo y del norte que bajo ningún mundano concepto, por tormentoso que parezca, debe abandonar aquel para quién escribir es una filosofía de vida. De ese modo abrimos la peña con el género lírico.

Decidimos entonces que tratándose de teatro fuese Juan Edilberto Sosa Torres, el dramaturgo, quien ocupase el puesto de invitado en el segundo encuentro de El Escriba. Juan, poeta y director del Grupo de Experimentación Escénica LA CAJA NEGRA, que hoy pauta un desarrollo próspero en la plataforma teatral contemporánea de Santiago de Cuba, ganador de notorios premios en el país, nos regaló un grato momento entre sólidas respuestas y novedosas formas de hacer en el contexto del teatro cubano actual. Interesante resultó la explicación de por qué se llama así el grupo que dirige, apoyándose en la ley física de “caja negra”, donde nada que entra sale de la misma forma, sufriendo una especie de metamorfosis, concepto que se extiende al público ya que es el resultado que esperan tras cada puesta en escena: que la interacción resulte lo suficientemente potente como para llegar y tocar fibras importantes en cada espectador, capaces de producir cambios necesarios.

Yunier Riquenes García, filólogo, promotor cultural, escritor para niños e investigador, nos deleitó en un tercer encuentro, abriendo debate sobre la Literatura Infantil y Juvenil (LIJ) en Cuba. Temática que luego sería también abordada en la octava edición de la peña por los escritores Enrique Pérez Días y Eldys Baratute. Polémicos se tornaron aquellos debates en redes sobre los tópicos que desde hace ya unas décadas defiende la literatura infantil y el porqué de unir ambas, dirigidas a públicos distintos como lo son niños y jóvenes, en un solo género: LIJ.

No han sido pocos los artistas que han transitado ya por El Escriba: Yansy Sánchez, argumentando sobre el género Ensayo; Reynier Rodríguez, con la Investigación Histórica y Literaria; la periodista María de Jesús Chávez Vilorio y su proyecto 5ta Dimensión, con quien abrimos un ciclo en el género de la Ciencia Ficción y Fantasía, continuado por el escritor, reseñista y editor Abel Guelmes Roblejo, uno de los coordinadores del Taller Nacional Espacio Abierto. También contamos con la presencia de la escritora habanera Barbarella D’Acevedo, en fecha cercana al día internacional de la mujer, por lo cual estuvimos abordando la temática de la literatura escrita por mujeres en Cuba. El haijin Yulier Canuto Pérez con su proyecto Pensar en Haiku nos comentó sobre este género minimalista japonés, donde la poesía cobra su mayor arraigo a la naturaleza; y justo para celebrar los doce meses de la peña, el poeta y artista visual Carlos Gil Calderón nos hizo partícipes de su filosofía de vida y sus maneras de crear. Ellos han matizado el espacio de disímiles saberes para un público asiduo, tanto en lo presencial como en lo digital. El proyecto cuenta con su propia página de Facebook, su canal de Telegram con chat de voz asociado para la realización del espacio en vivo y se trabaja en el lanzamiento de una página web.

Un año de trabajo promocional sistemático, que impulsó el nacimiento de otros proyectos dentro de la sección de Literatura y el resurgir de espacios habituales. El ser constante ha sido crucial para ganarnos la confianza de un público que aún cree en la lectura y su poder sanador, porque la literatura también es arte y el arte salva.

¿Desafíos? Ahora más que nunca. Esperamos poder retomar el espacio otra vez, los primer viernes de cada mes a las cinco de la tarde, en la Librería José Antonio Echeverría, lugar donde nació El Escriba, y seguir dinamizando nuestra ciudad entre trova y letras, esparciendo el poder curador que solo la creación es capaz de brindar.


El Escriba: «La fantasía no tiene límites, por eso me nace dentro»

El Escriba, a lo largo de este año de trabajo promocional desde la sección de Literatura de la AHS Santiago, transitó un ciclo cediendo espacio para el debate sobre los géneros: Ciencia Ficción, Fantasía y subgéneros afines. Es válido reconocer que estos han estado ampliando su diapasón en las últimas décadas llegando a mayor diversidad de público y conquistando terreno. No obstante, aún existe la polémica sobre el lugar que ocupa hoy día en la Isla este tipo de literatura y la connotación que ha traído consigo para sus representantes. Por este motivo abrimos diálogo entonces desde El Escriba para continuar conociendo sobre el quehacer literario en la CF y F de los escritores cubanos; en este caso, conversamos con Abel Guelmes Roblejo, escritor, editor y reseñista habanero, coordinador además del Taller Nacional de Literatura de CF y F Espacio Abierto.

Abel, de contable, “habitante en el mundo de los números, a las letras”, nos gustaría saber cómo fueron tus primeros pasos en la literatura.

Mis primeros pasos fueron en Espacio Abierto, allá por marzo del 2013. Aún sigo dándolos ahí, y lo haré hasta que me saquen. Gracias al taller conocí a los que aún son mis maestros: Raúl Aguiar, Yoss, Carlos Duarte, Erick J. Mota y los demás miembros. Somos una familia. Espacio Abierto me abrió un futuro y cada día me esfuerzo para intentar devolver todo lo que me han brindado. Aún estoy en deuda.

¿Cuáles son esos motivos que pueden detonar tu necesidad de escribir, temas/angustias/alegrías?

Cualquier cosa. La necesidad de escribir siempre está. Creo que aquel que no la sienta y la satisfaga, no debe llamarse escritor. No importa si son alegrías o tristezas, tienes que aprender a aprovechar ambas. Si algo he aprendido, es que, en cualquier cosa puede existir un cuento, o varios. Recuerdo ahora el día que estábamos en la Casa de las Américas y pensamos una misma cosa tú y yo. De ahí salieron dos cuentos, uno por cada uno. Solo de eso, de una coincidencia.

¿Cómo fue la llegada al público de tu primer libro? ¿Qué acogida tuvo y qué significó para ti?

Esta pregunta tiene dos respuestas. Siento que tengo dos primeros libros. El primero fue Últimos Servicios, por la colección Guantanamera. La alegría de haber entrado en aquella ola de escritores cubano, fue inmensa. Luego, el tenerlo en mis manos era un hecho indescriptible. Ver que todo aquel trabajo se transformó en algo tan hermoso, no se puede expresar con palabras. Hay que vivirlo.

Y como yo lo he vivido dos veces, puedo asegurarlo. Ya que la segunda primera vez fue totalmente diferente. Últimos Servicios fue publicado en España y yo vine a tenerlo en mis manos varios meses después. En el caso de Menú completo, publicado en Cuba, Pinar del Río, fue un premio, no una ola. Además, trabajé con un equipo/familia único y magnífico. Luego lo presentamos allá en Pinar junto a mi esposa y amigos, hermanos, escritores y maestros: Pedro Luis Azcuy, Nelson Pérez, Damián Leal y Raúl Aguiar. Todos viajamos desde La Habana y pasamos el día allá. Por si fuera poco, compartí la presentación con otro amigo y hermano: Luis Amaury Rodríguez Ramírez. Creo que pocos escritores han podido presentar su primer libro entre tanta familia y amigos. Recuerdo que, cuando miré al público, estaba lleno de conocidos. Incluso, muchos que no son de Pinar del Río, estaban ahí. Esa experiencia fue única.

Si te resumo, creo que cada libro publicado es una primera vez. Ojalá y todos lo vean así.

Crear a veces se torna un ejercicio de retroalimentación muy interesante, ¿qué esperas cuando tu obra llega al público?

Causar una sensación en el lector. Moverlo un poco por dentro. Ojalá y pudiera estar en sus cabezas cuando lo leen, sería magnífico. No obstante, el objetivo de cada creación es que perdure. Yo quiero trascender a través de sus sensaciones. De la impresión que pueda causar en ellos.

¿Cuál es tu público meta, ese público para el que con mayor frecuencia escribes?

No tengo uno en específico. Quisiera que me leyera todo el mundo. No soy como otros escritores que dicen “escribo para mí”. Yo escribo para todos, no para la gaveta. Antes de escribir para mí, me narraría los cuentos en la cabeza. Creo que mis textos pudieran gustarle a cualquier persona.

¿Cómo funciona tu proceso creativo? ¿Sigues una rutina específica, o tienes un hábito necesario para llevar a cabo tan singular proceso?

Leo. Solo eso. A veces lo que hago es, si voy a escribir de un tema en específico, leo a alguien que escribe similar. Si necesito alguna información científica, comienzo a leer artículos y más artículos sobre el tema. Nada de miel, ni de sexo para impulsar la creatividad… solo leer. Eso fue lo que me enseñaron desde el comienzo, y es lo que hago y haré siempre. Creo que todo buen escritor, debe ser primero un buen lector. Es imposible escribir bien sin leer mucho.

Para nadie es un secreto el cómo se torna la vida del artista en Cuba en cuanto a temas económicos, sobre todo para los escritores, quienes prácticamente para publicar han de ganarse un premio, de lo contrario aventurarse en las largas listas de espera de los planes editoriales, los cuales también sabemos han de verse frenados por escaseces. ¿Cómo te ha ido a ti respecto a esto y sobre el archidiscutido tema de las promociones una vez lograda la publicación de la obra?

Soy un cubano más como otros. Tengo los mismos problemas comunes. Últimamente por cuestiones familiares me he dedicado más a la economía de la casa que a mi arte. He leído, editado y tallereado más textos ajenos que los míos propios. Sin embargo, me mantengo al alcance de todo aquel que requiera mi ayuda y solicite mi trabajo. A todos los que se me acercan les digo lo mismo: manden a todos lados. La única manera de publicar es escribir y mandar. Como dijo una gran amiga mía “los concursos no se pierden, sencillamente no los ganas”. Si quieres ser publicado manda a las editoriales y a los concursos. Ahí tienes muchas posibilidades. En la gaveta o en el disco duro, seguro que no saldrá publicado. Ya después, la promoción (sobre todo en el extranjero) es más complicada. La deberían hacer las editoriales extranjeras, pero la mayoría, lo que hacen es muy escazo. Casi nulo. Debido a que promocionan catálogos o sellos. No promocionan al autor como individuo. No quieren invertir en el marketing digital. Eso es algo que elevaría las ventas considerablemente.

Aquí en Cuba, ese tema no vale la pena abordarlo. Ya que el autor no cobra por ventas, y muchas veces la propia editorial no puede cumplir con el número de ejemplares a publicar. No obstante, irónicamente se hace más que lo que hacen algunas editoriales en el extranjero.   

¿Crees que desde la apertura de las redes sociales en Cuba y lo que nos brinda el Internet como plataforma para autopromovernos, el tema de la promoción haya quedado saldado?   

¿Saldado? Jamás. Simplemente se ha expandido el alcance. El tema promocional debe ser diario. Tocar cada puerta posible. Con las redes sociales se ha abierto un mundo de posibles consumidores. El trabajo del promotor es lograr llegar a todos.

¿Crees que esa etapa de silencio que atravesamos en ocasiones los escritores también puede ser una manera de creación?

Debe tomarse como eso. Si no estás escribiendo, al menos debes estar leyendo. Leer es parte de la creación. Es una parte inseparable, como dije antes. Que haya silencio, no importa. Lo que no debe existir en el escritor es inmovilidad. Siempre debes estar en movimiento, como si fueras un tiburón. Si te detienes, pereces como artista.

¿Cómo surge Espacio Abierto y cuáles son sus objetivos y metas principales?

Espacio Abierto es un grupo de creación y formación literaria, especializado en la Ciencia Ficción y Fantasía, creado el 22 de marzo del 2009. El proyecto surgió como un taller literario anexo a la casa de la Cultura de Playa “Mirta Aguirre”. Cuatro meses después el grupo cambió su sede hacia el Centro Onelio Jorge Cardoso, también en Playa y allí sesionó desde entonces, hasta que comenzaron las reparaciones del lugar. En la actualidad, el taller está de vuelta en la sede inicial de la Casa de la Cultura de Playa “Mirta Aguirre”.

Entre los miembros fundadores del taller se encuentran: Elaine Vilar Madruga, Jeffrey López Dueñas, Eliette Lorenzo Vila, Carlos Duarte Cano, Juan Pablo Noroña Lamas, José Miguel Sánchez (Yoss), Raúl Aguiar, Denis Álvarez, Yadira Álvarez, Gabriel Gil, Leonardo Gala, Pavel Mustelier, Sandor Gálvez, Eric Flores, Carlos Muñoz, Jesús Minsal, Zullín Elejalde Macías, David Alfonso Hermelo, Victoria Isabel Pérez Plana, Alejandro Rojas, Samy Otero y Laura Azor.

Como misión nos proponemos catalizar el desarrollo y formación de escritores del género fantástico y de ciencia ficción en Cuba, tanto en La Habana como en el interior del país. El proyecto asume la responsabilidad de constituirse en un grupo de referencia y foro permanente de escritores, académicos, y aficionados para la difusión, el intercambio, la crítica y el aprendizaje sobre el género fantástico en Cuba.

Aglutinar una masa crítica de escritores de literatura fantástica, que se ayuden unos a otros a crecer como autores en un marco que se caracterice por la pluralidad de los participantes (escritores amateur y profesionales, lectores ávidos, críticos, especialistas, teóricos, y promotores del género); la “horizontalización” del aprendizaje (aprender de pares en contraposición o aprender de una figura central de experiencia); la objetividad en los análisis de cuentos; la crítica fuerte pero bien intencionada, y la camaradería entre los miembros. De esta organización seguirán surgiendo y potenciándose proyectos literarios y culturales colaterales.

Blog Espacio Abierto: http://tallerespacioabierto.cubava.cu

Blog revista Korad: https://korad.cubava.cu/

Coméntanos sobre los logros del proyecto.

Creo que el mayor logro de Espacio Abierto ha sido mantenerse activo, en constante evolución y expansión por más de una década. Creo que somos el taller literario más longevo de Cuba en estos momentos. El segundo logro que le atribuyo al taller, son sus integrantes. Espacio Abierto es una familia que brinda ayuda mutuamente. Estamos muy orgullosos de esa fraternidad que hemos construido. Actualmente, todos los escritores de ciencia ficción y fantasía premiados o publicados en la Isla, pertenecen a Espacio Abierto o pasaron por el taller.

Otro gran logro es su evolución. Este taller que prácticamente nació en un balcón, ha alcanzado el extranjero, ha conquistado las redes, incluso, ha sobrevivido al coronavirus. Ha mantenido su esencia en contra de todo pronóstico y hemos podido celebrar todos los concursos, reunir el dinero de los premios y lograr el reconocimiento del público. Actualmente el taller funciona en cinco grupos de WhatsApp, dos blogs y una lista de correos.

¿Te parece que estamos bien? Ahí entra su otro logro: siempre se está pensando en cómo hacerlo mejor.

Y que conste: todo esto lo hemos logrado con el esfuerzo de los miembros del taller y la ayuda incondicional de instituciones amigas como la UNEAC, El Centro Hispanoamericano de Cultura, la Embajada de Checoeslovaquia y del Centro Onelio.

¿Qué lugar le ameritas hoy a la CF y F dentro del Top genérico literario en la Isla? ¿Crees que se subvalora a estos géneros? ¿Por qué?

En primer lugar, estoy en contra de todo ranking en los géneros literarios. Lamentablemente en Cuba se ve, existe. Y en este ranking, la ciencia ficción y fantasía están muy mal paradas. La ponen como si fuera una literatura diferente al realismo. Parece que, cuando se habla de literatura, grandes obras como: Cien años de soledad, Solaris, Frankenstein, Diez mil leguas de viaje submarino, el Señor de los Anillos, Alicia en el País de las Maravillas, 1984, Ensayo contra la ceguera o Metamorfosis, no fueran grandes obras solo por ser de fantasía o ciencia ficción. La literatura también debería perder esos prejuicios genéricos. Literatura es Literatura, y punto.

No tengo idea de por qué piensan que es “una literatura menor” y luego leen a Cortázar, Saramago, Chéjov, Carroll, Ende o a Carpentier y dicen maravillas de sus obras. No sé por qué subvaloran a la ciencia ficción y a la fantasía. Quizás sean puros prejuicios, quizás es miedo a lo diferente. Porque eso sí tienen estos géneros: siempre rompen la realidad de algún modo. Y la gente le teme al cambio, a lo diferente. Solo que, en este caso, el cambio es interno en esas personas.

¿Por qué escribes CF y F? ¿Qué peculiaridades le atribuyes a estos géneros que hace que te sientas más cómodo a la hora de escribir?

Porque me gusta y me sale natural. El primer cuento que escribí en mi vida, fue un cuento fantástico. No me lo propuse, salió así. Sin embargo, no es solo eso lo que escribo. A la hora de escribir, hago lo que pida el cuento. En ocasiones sale realista, sin una gota de fantasía. No obstante, son pocos. Generalmente, salen de ciencia ficción o fantasía sin proponérmelo. Es que, al escribir y tratar de causar alguna sensación, intento hacer algo diferente, y para eso, muchas veces necesito romper la barrera de la realidad e ir más allá. Como decía Michael Ende, en La historia interminable: Fantasía no tiene límites… Es el mundo de las fantasías humanas. Cada parte, cada criatura, pertenece al mundo de los sueños y esperanzas de la humanidad. Por consiguiente, no existen límites para Fantasía.

Pienso que esa es la principal razón por la que elegir ese género.

Te has dedicado, entre las labores del taller, a impulsar y apoyar la obra de otros escritores. ¿Por qué? ¿No resta tiempo y energía a tu creación?

Sí. Me resta tiempo y energías, si lo observas así. Desde mi punto de vista, lo que hago es retribuir y devolver todo lo que muchos han hecho por mí. Si observas mis comentarios en Facebook y Twitter, verás que hay una palabra que repito mucho: maestro. No es una muletilla, es que tengo muchos. Tengo mucha gente que me enseña a diario, que me apoya y ayuda a diario. Maestros y amigos. Personas con las que estoy y siempre estaré en deuda. Escritores como Marié Rojas, Luis Amaury Rodríguez, Raúl Aguiar, Alberto Peraza Ceballos, Jorge García Prieto, Alberto Guerra Naranjo, Frank David Frías y todos los miembros de Espacio Abierto y de la Generación Ariete. Todos ellos me han enseñado, de un modo u otro, a escribir, amar y respetar la literatura.

Y, como no tengo como devolverle lo que han hecho por mí, hago lo mismo por otros. Es una sensación placentera y magnífica. Sobre todo, cuando se aparece alguien y me dice: gané tal premio, me publicaron tal cuento, terminé tal texto: gracias. Ese “gracias” vale todo el trabajo y las energías invertidas en ayudar al prójimo.

Ayudar no es algo que haga por obligación, lo hago por necesidad.