Centro Nacional de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso
La atmósfera literaria de Enzzo Hernández (+ Fotos)
Creció entre libros e n la biblioteca familiar. Caminaba por la casa, y se detenía ante imágenes pictóricas, gráficas, que lo hacían fabular. Cuenta que las grandes obras de la historia del arte fueron su primer motor para escribir cuentos. Se sentía conmovido por las atmósferas, los tonos, los colores… Ciertos ambientes le fascinaban y a la vez representaban una zona liminal, una frontera donde el acceso dependía de su imaginación, de sus incipientes recursos creativos y la voluntad de saber y crear.
Enzzo Hernández Hernández es un enamorado de la literatura, la gestión cultural, el patrimonio histórico, la bahía de La Habana y el mar. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y graduado del Centro Nacional de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, ha obtenido diversos reconocimientos por su poesía y narrativa, incluidos el segundo lugar en el premio César Galeano; dos Menciones en el David; la Beca de Poesía del Centro Habana Espacios Creativos, convocada por la Oficina del Historiador; y la beca Fronesis, de la AHS, por su proyecto de novela “Ghosting. Una historia de fantasmas”.
Su municipio natal de Regla es motivo de inspiración constante, parte de su alma literaria. “Quienes hemos nacido en Regla y somos conscientes de su historia y costumbres, sentimos un profundo arraigo hacia esta diminuta península. Mucho se ha hablado del carácter ultramarino del pueblo, de la cultura de su gente y sus originarias tradiciones espirituales y religiosas, pero es un lugar tan fascinante que nos sorprende siempre.
“Recuerdo el primer texto que leí de Pablo de la Torriente Brau. Fue un relato que escribió cuando vivía en Regla, y su prosa no escapa al estilo realista de esos duros años `30 del siglo XX cubano, pero también se experimenta el olor del mar, los reflejos del sol en el agua y los sonidos de las industrias que tanto caracterizan al territorio.
“Alejo Carpentier fue otro que celebró lo sui generis de sus calles, los maravillosos altares domésticos que la fe hacía construir en las salas de la gente común y la curiosa lanchita de Regla, esa alfombra mágica capaz de conectar ambas orillas. También Don Fernando Ortiz visitó este lugar de forma asidua, en busca de valiosa información para sus investigaciones sobre etnografía y acercarse un poco más al origen de lo afrocubano. Y si retrocedemos más en el tiempo, recordaremos el delicioso pasaje de la novela costumbrista Cecilia Valdés, escrita por Cirilo Villaverde, en que Leonardo Gamboa escapa, casi de forma clandestina, a un sarao nocturno en la localidad de Regla, donde se fundían lo mágico, lo prohibido y lo sagrado”, dice con orgullo este joven apasionado que adora la comida con picante.
Agrega que José Martí visitaba igualmente ese sitio, sobre todo para ir a la casa de la familia Coyula, de la cual era amigo, y a la edad de 25 años emitió un discurso en la inauguración del Liceo Artístico y Literario de Regla, donde también declamó sus versos la joven poetisa Luisa Pérez de Zambrana.
«Los antecedentes históricos, los grandes nombres que pueblan la tradición literaria y el sitio de origen, a menudo confluyen en el plano simbólico de mí como autor y conforman una especie de cimiento, de base, que me permite lanzarme a la aventura creativa, a los abismos de la ficción, con la creencia, supersticiosa o no, de que existe una guía espiritual e intelectual que aporta un acompañamiento y un tutelaje invisible, pero que está allí”, refiere quien tiene como libro favorito Las moradas interiores, de Santa Teresa de Jesús.
—¿Cuánto de ti hay en tus historias? ¿Acaso le temes a la posibilidad de que algunos lectores sientan demasiado tus experiencias de vida?
—No le temo en lo absoluto. Es una posibilidad que me seduce. Cuando un lector se asoma, el escritor también emerge en ese instante y es como un acto de fisgoneo simultáneo en que ambas realidades se enfrentan, como en un espejo. Siempre, o casi siempre, abordo la literatura desde la ficción. Uno de los mayores privilegios que otorga este oficio es crear artificios, invenciones, mundos enteros desde un grano de arena hasta las sociedades más sofisticadas y misteriosas.
“A veces trato de ser muchos sujetos al mismo tiempo, para que no se filtren los vicios, las manías personales y acceder a diversos registros que aporten verosimilitud y efectividad. En otras ocasiones la escritura funge una labor terapéutica, capaz de conjurar o exorcizar la oscuridad interior, la tristeza, las preocupaciones. En esos momentos la escritura se activa como un dispositivo capaz de liberarnos de nosotros mismos, como una herramienta confesional, una desgarradura provechosa”.
—¿Consideras que todavía se puede aspirar a lo verdaderamente nuevo en la literatura…?
—Lo verdaderamente nuevo está sobrevalorado. Es algo efímero, a menudo fugaz. No existe un canon literario por gusto. Debemos conocer muy bien la obra de los grandes maestros. Solo mediante la lectura incesante y el ejercicio escritural, entenderemos mejor quiénes somos como autores. Lo nuevo puede tener muchas caras, no necesariamente lo es aquello que se emperifolla con atributos de vanguardia, así como tampoco envejecen la mayoría de los clásicos.
–Obtener la beca Fronesis de la AHS, por tu proyecto de novela “GHOSTING. Historias de fantasmas”, fue uno de tus buenos resultados en el 2020. El jurado resaltó que es un “proyecto agresivo y ambicioso en su propuesta estética”. ¿Qué podrán encontrar los lectores en esa obra?
—Me propongo explorar el impacto tecnológico en la comunicación social contemporánea. Me centro específicamente en el contexto actual cubano y la transformación de las conexiones interpersonales a través de Internet. Constituye una reflexión propia sobre el universo de las redes sociales, WhatsApp, Instagram, Facebook y la interconectividad entre usuarios y cibernautas. Del mismo modo que se maneja el término ¨ghosting¨ como acepción de ruptura amorosa, también se juega con la imagen de lo fantasmático, del sujeto evanescente que dialoga de forma perenne con la ciudad, en procesos donde intervienen la evocación y la memoria.
“El proyecto indaga entre los vínculos eróticos que se pueden producir en la gran nata virtual, entre sujetos del mismo sexo, personas transgénero y otras identidades subalternas. Los personajes principales constituyen individuos marcados por una sexualidad periférica que se ha visto tradicionalmente asociada a espacios de la nocturnidad y el enmascaramiento.
“La novela se nutre de elementos de intertextualidad de la literatura cubana en función de mi coloquio ante el discurso nacional, en lo cual me propongo una constante revisitación a la vida y obra de Julián del Casal y otros poetas y artistas cubanos. Pretendo propiciar la representación respetuosa de identidades tradicionalmente silenciadas, ocultas, castigadas, fingidas. Mostrarlas para provocar el diálogo entre el pasado, el presente y el futuro de nuestra sociedad, a partir de cambios y categorías generacionales que están tomando lugar en la Cuba de hoy, de ahora mismo”.
—Actualmente también trabajas en un libro de poesía para Ediciones Boloña…
—El poemario Insilios. Apuntes del aislamiento surge de la experiencia del encierro durante la cuarentena. El término insilio define el encierro/destierro dentro de uno mismo, como una forma de irse sin moverse del sitio físico, o de quedarse sin estar en realidad. El sujeto lírico siente nostalgia por la ciudad y anhela escapar, para ello se sirve de la evocación, que le permite ausentarse de su circunstancia inmediata.
“En el poemario existen numerosas citas y referencias a la historia del arte, específicamente con relación a las iconografías de la muerte. El estilo y la forma que mantengo en todo el cuerpo de la obra es la prosa poética como región fronteriza entre la poesía y la narrativa. Exploro estados caóticos de la mente y busco liberar la tensión emocional y física del aislamiento. El poemario pretende ser un viaje interior por la ciudad del recuerdo.
—Has dicho que el descubrimiento del cómic como expresión artística en ti ha sido algo “bombástico”. ¿Por qué?
—El cómic es un medio muy versátil, tiene un fuerte componente visual pero al mismo tiempo depende de una historia, de ciertos elementos narrativos. Mi incursión en el mundo del cómic fue desde el rol de guionista, y ocurrió de la mano de alguien muy especial en mi vida, alguien que admiro mucho, el arquitecto y artista visual José Ángel Nazabal en el rol de dibujante. Lo disfruto muchísimo.
—¿Qué prefieres: la poesía, la narrativa o ambas?…
—La escritura es uno de esos pocos territorios magníficos donde no estamos forzados a elegir. La literatura es una sola, por lo tanto mi relación con las palabras no está seccionada o parcializada por ningún eje, más bien existe complementariedad en ese todo que representa la creación desde diversos estilos, formas y manifestaciones.
“La narrativa establece un contraste con las estructuras mentales que me conforman, estructuras que tienden a la lógica y a la racionalización. En cambio la poesía me permite entrar y salir de mí continuamente, me rescata de todo lo que no quiero ser. Tengo el afán de preservar el espíritu irrefrenable, la osadía que se necesita para manchar el blanco de la hoja”, expresa quien estudia Licenciatura en Gestión y Preservación del Patrimonio Histórico y Cultural del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana en la especialidad de Museología.
—¿Qué tan difícil ha sido esta etapa de Covid-19 para ti, y a la vez cuánto la has aprovechado en lo creativo?
—Ha sido un tiempo lleno de retos. No solo en el orden individual, sino desde el punto de vista macro, pues ha generado mucha incertidumbre y caos a mi alrededor. Sin embargo he sabido sacarle el lado provechoso a la crisis del aislamiento, para leer, estudiar y escribir mucho. De esa experiencia también surgió Mellotron Magazine, un blog de música y artes gráficas nacido a partir de escritores jóvenes, del cual soy uno de los miembros fundadores.
“En estos momentos el blog se publica de manera semanal en Instagram y siempre promovemos la música, la literatura joven revestida por la crónica cultural y las artes gráficas. Incluye ilustraciones de los arquitectos y artistas visuales José Ángel Nazabal y Katiana Martínez”.
—¿Cuáles son tus principales sueños en el mundo creativo?
—No parar de escribir nunca y superarme cada vez más en todo lo posible. Mantener la transparencia que considero indispensable para expresarme de forma elegante como artistas y creador. Nunca cesar en la búsqueda y reinvención de mí mismo como autor.
*Publicado originalmente en el blog Mira Joven
Premio colateral de la AHS en Concurso de Minicuentos 2020
Emigración
Por: Robin
El pulóver gris, el pantalón, la camiseta blanca…
-¿Y a María Eugenia?
– Ahora no cabe, me la llevo después.
El cinto carmelita, el abrigo rojo, la revista de…
-Oye, ¿y a tu mamá?
-Ahora no cabe, me la llevo después.
El pasaporte, el seguro, los documentos de…
-¿Y tus sueños?
-Ahora no caben; allá yo compro más.
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Datos del autor
Nombre: Legna María Caballero Pérez
Seudónimo: Robin
- Breve currículum literario
Estudiante de Periodismo de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz
Premios y Reconocimientos:
- 2015: Premio en Concurso Leer a Martí a nivel nacional
- 2019: Gran Premio en Festival Temático 60 segundos en la categoría Relato escrito por los cuentos “Regresar” y “Cambiar el mundo nunca fue fácil”.
- 2020: Gran Premio en Festival Temático 60 segundos en la categoría Relato escrito por el cuento “El sonido del miedo”.
Malena Salazar: «Me conformo con ser parte de los sueños» (+Fotos, video y tuit)
- “Actualmente, siento que he crecido como escritora y mi literatura ha cambiado, pero pienso que ese primer libro, aunque no sea una obra maestra, siempre va a ocupar un lugar especial en mi lista personal de logros”, asegura esta joven con brillo especial en los ojos.
—¿Cómo logras construir seres tan diferentes a ti o es que no lo son tanto?
—¿Qué podrán encontrar los lectores en el libro Secretos en lo alto de ciudad Ventosa, ganador del premio Regino Boti (2020)?
—¿Qué nos puedes adelantar sobre La otra casa, por la cual obtuviste la beca La Noche (2019)?
—¿Todavía te sorprendes cuando lees…?
—¿Qué tal la etapa de aislamiento en casa, como consecuencia de la COVID-19…?
—¿Qué significó para ti pasar el curso de técnicas narrativas en el centro Onelio Jorge Cardoso?
—¿Qué importancia le concedes a la Asociación Hermanos Saíz como aglutinadora e impulsora de sueños de jóvenes escritores y creadores en general?
—¿Principales sueños en el mundo creativo?
Escritor con alma de pez (+Fotos, video y poesía)
La literatura circula por la marea de sus venas. Desde niño se alimenta del ambiente creativo reinante en su familia, entre versos e improvisaciones. En sexto grado escribió sus primeras redondillas, coplas y cuartetas, las cuales aprendió de su madre a la luz de una vela durante un apagón. En esa etapa ya redactaba también algunos cuentos.
Licenciado en Comunicación Social, instructor de arte en la especialidad de Teatro y egresado del Centro Nacional de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, Roly Ávalos Díaz ya tiene dos libros publicados y una lista de premios como poeta y narrador. Miembro del grupo Ala Décima y de la Asociación Hermanos Saíz, es uno de los directores del grupo poético-teatral-musical RolleX.
Textos suyos de diversos géneros aparecen en revistas y antologías de países como España, Colombia, México, Argentina, Ecuador, Estados Unidos, Venezuela e Italia. Entre sus reconocimientos se incluyen el primer premio en la categoría Lengua Castellana del concurso internacional St. Paul’s School, en Barcelona (2003).
También, el premio en el certamen internacional de décima Espinela Tuineje, en Santa Cruz de Tenerife (2011); premio en el Certamen Poético de la Orden Literaria Francisco de Quevedo (España, 2014); premio Ala Décima (Cuba, 2018); el de Décima Escrita Francisco Riverón Hernández (Cuba, 2018) y el premio Toda Luz y toda mía (Cuba, 2019).
Autor de los libros Mundo pañuelo y Boca de lobo, este joven inquieto recuerda con agrado su infancia en Alamar y Guanabacoa, en La Habana, cuando jugaba ajedrez y béisbol. Sin embargo, sus mejores travesuras fueron imaginarias, según narra. Se disfrazaba de personajes célebres, y le fascinaba leer.
«Sabía que tenía un tío poeta y famoso, quien cantaba unas vertiginosas seguidillas y enseñaba a improvisar décimas, Alexis Díaz-Pimienta. En las visitas a su casa, siempre aprendía algo junto a mi primo Axel, su hijo mayor. Hasta las rifas en los cumpleaños había que ganarlas mediante juegos de rimas. Recuerdo la explosión de creatividad, las ocurrencias, la alegría y el ingenio constantes, que solían terminar en guateques y controversias entre mis tíos», rememora quien también se desempeña como editor y corrector.
—¿Cómo asumes el proceso creativo?
—Busco siempre el equilibrio. Jugar mientras creas es un acto muy serio. Me exijo la consagración a esa ambivalencia. En mi opinión, un creador llega a la verdadera madurez cuando se integra tanto al proceso creativo que, incluso en las horas de mayor incertidumbre o angustia, escribe sin pensar demasiado, pinta, baila, canta, graba, le improvisa a la posteridad un destello, un rasguño de luz.
—¿Cuánto de tus vivencias hay en las historias?
—Casi todo (por la biografía que autorizo cuando me desnudo o se desnudan a través de mí los personajes), y casi nada (porque también hay distancia y fría inteligencia). Igualmente robo ademanes y sicologías a las vidas de los otros. La realidad puede ser más ancha y más ajena que la imaginación. Preferiría que mi estilo y mi voz mutaran de libro en libro, aun cuando el cambio sea leve. Lo contrario se parece al estancamiento y la mediocridad.
—¿Todavía se puede aspirar a lo verdaderamente nuevo en la literatura o los autores deben conformarse con dominios de técnicas y abordajes de historias de alguna manera reflejadas por otros?
—Lo verdaderamente innovador suele ser un enigma. Y en los tiempos actuales todo parece ya escrito, refrito… No obstante, nunca debemos conformarnos, a no ser que rendirse sea también una acción poética, un acto creativo. Mientras vivamos debemos explorar nuevos abismos, leer y estudiar con atención el arte que se gesta en otras latitudes, alimentarnos de otras miradas, darle otra vuelta a la búsqueda.
«Aun cuando parezca que vivimos en permanente fase de alarma apocalíptica, cada autor puede traer un nuevo universo, el suyo, por muy minimalista que parezca, y defenderlo con las fuerzas de su talento y audacia. Toda aldea puede volverse un cosmos».
—¿Cómo surgió la idea de RolleX? ¿Cuáles son sus dinámicas y sueños?
—Mi primo Alex Díaz Jr. y yo somos amantes y defensores del repentismo, por convicción, por necesidad y tradición familiar. Lo consideramos una riqueza siempre en peligro de extinción, y no de extensión, como debería ser. Muchos no valoran la fuerza de la oralidad y la improvisación poética, que tan vitales son para el alma de la humanidad.
«RolleX surgió por el deseo de revertir esa realidad, y oxigenar, a través de vías frescas, joviales, dinámicas y espectaculares, ese arte que en cierta medida se ha empolvado, por infinitas razones, en todos los niveles, desde algunos repentistas hasta las instituciones.
«Favorecemos la transmisión de décimas a través de puestas en escena, acompañadas por géneros musicales, poemaciones, performances y diversas modalidades de la improvisación. Insistimos en el término neorrepentismo y sus múltiples usos, para potenciar un sistema poético que debe llegar a las mayorías. Pretendemos maximizar su alcance, mediante shows y también a través de métodos más docentes: conferencias y talleres intensivos, por ejemplo».
—¿Te preocupa el futuro de la poesía improvisada en Cuba?
—Hay buena salud en la poesía improvisada aquí, pero necesitamos expandirnos y potenciar eventos como Oralitura, realizado por primera vez en el año 2019 con el apoyo de la AHS y de diversas instituciones. Necesitamos más iniciativas que consigan el cambio de percepciones erróneamente incrustadas, por prejuicios, en el imaginario popular. Es imprescindible la convivencia entre artistas de varias manifestaciones en una gran fiesta del idioma y a favor del buen gusto.
—Algunos consideran que la literatura cubana no vive un buen momento. ¿Comparan a los autores actuales con los de otras generaciones? ¿Qué piensas?
—Los problemas de la literatura cubana son otros, y muy diversos. Las comparaciones existen para bien y para mal. Resulta esencial una crítica más abundante, más ética y profunda, así como la edición o reedición de algunos autores cubanos y extranjeros, cuyas lecturas fomentarían bases más enriquecedoras.
«Necesitamos incrementar los intercambios y un plus más atractivo en los espacios literarios. Una tertulia no tiene por qué ser solo para minorías muy interesadas: periodistas, poetas, editores, narradores, ensayistas, dramaturgos… Debemos preguntarnos por qué no predominan más lectores comunes, ajenos a la intelectualidad. ¿Es demasiado utópico aspirar a eso?
«En ese sentido se asemeja al repentismo. Parece que hay un desdén social ante el arte, pero sabemos que no es así. Somos muchas voces abriéndose paso e inaugurando caminos y mundos que a veces se entrecruzan y otras veces ni siquiera llegan a conocerse. Hay grupos, subgrupos, sectas, saraos, exclusiones, electrones sueltos, una flora y una fauna, y en general el mundillo literario, o artístico, puede llegar a ser competitivo, selvático, un auténtico nido de serpientes.
«Pese a ello, el panorama tiene aspectos positivos, ciertas alianzas, eventos, festivales, editoriales (aun con crisis de papel), concursos, pocos lectores pero fieles, creadores de pura raza, de talento indiscutible y oportunidades para crecer. De esos asideros nos sostenemos desde dentro. Con innumerables escollos (tangibles y subjetivos) crece y se construye el corpus de nuestra literatura. Y hay zonas salvables, recomendables. Lo peor que veo es cierta imposibilidad de darnos a conocer a un gran público, y no digo internacional, sino primeramente nacional».
—¿Cuán difícil o fácil es publicar hoy en Cuba para los jóvenes, más allá de la falta de papel?
—Depende del vaivén de muchos factores. En teoría parece fácil, en la práctica puede suponer un jeroglífico, salvo para unos pocos privilegiados que obtienen los premios en los certámenes que incluyen la publicación. Gracias a que gané un concurso pude publicar mi primer libro en Cuba. La vía de enviar a los planes editoriales es sencilla: la espera del dictamen y la impresión es un poco más engorrosa y una carrera de obstáculos. Requiere de armarse de una paciencia, en ocasiones, sobrehumana.
—¿Cómo te defines como escritor y persona?
—Pez de ciudad, ratón de biblioteca y librerías, animal civil, soñador impenitente, «letraherido». Soy un curioso ávido de sensaciones, rincones y destellos, un aprendiz eterno en busca de la palabra exacta, alguien que quiere continuamente mejorar como persona y escritor.
—¿Referentes en la literatura, cubanos y extranjeros…?
—Los menciono en el orden caótico de los recuerdos y las nostalgias de sus lecturas: José Martí, César Vallejo, Eliseo Diego, Alejandra Pizarnik, Jorge Luis Borges, Cervantes, Rainer María Rilke, Hemingway, García Márquez, Carpentier, Pessoa, Cortázar, Lorca, Vargas Llosa, Oscar Hahn, Ricardo Piglia, Roberto Juarroz, Enrique Vila-Matas, José Emilio Pacheco, Luis García Montero, Anne Carson, Alexis Díaz-Pimienta, David Mitrani, Alberto Guerra, Andrés Neuman, Natalia Litvínova…
—¿Sueños en el mundo creativo?
—Que mis textos sean buscados, leídos. Terminar mis novelas, los libros de cuentos, mis proyectos de otros géneros. Viajar por varios escenarios. Sorprenderme, superarme, consagrarme en cuerpo y alma, aprender siempre.
Afrorretrato
Yo
poeta negro
con 1,81 de estatura
62,5 kilogramos de peso
con ojos negros
manos negras
pies negros
espalda negra
de abuelos y padres negros
hermanos negros
novia y exnovias negras
yo
negrito
negrón
pasudo
bembón
tinto
retinto
nigger
black
yo
vestido de negro
soy un papel en blanco
Líneas de tiempo desde las letras de Elizabeth Reinosa
*Tomado de Cubahora
La vida es un conjunto de líneas o una sola, a veces enrevesada, confeccionada por nosotros mismos y las circunstancias, una sucesión de pasos y decisiones, sueños, metas que no siempre se alcanzan.
En estos tiempos de coronavirus y aislamiento en las casas, leer es una de las opciones que salva, por eso les proponemos la novela Líneas del tiempo, de la joven escritora granmense Elizabeth Reinosa Aliaga (Bayamo, 1988), miembro de la Asociación Hermanos Saíz y graduada del Centro Nacional de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso.
Desde la ficción, ella nos hace reflexionar sobre el significado de la vida misma a través de este libro, ganador del Premio Calendario 2019 y publicado por la Casa Editora Abril en 2020, en el cual hay tristezas, anhelos y desesperanzas con el reflejo de la existencia de su personaje protagónico desde la infancia hasta el fin.
Compuesta por 82 páginas, esta novela, se estructura en cuatro capítulos o líneas del tiempo, denominadas Infancia (1939-1955), Juventud (1956-1970), Adultez (1971-2000) y Vejez (2001-2016), con una armónica narración que presenta relatos breves, muchos de los cuales podrían funcionar de manera aislada, pero en verdad van creciendo con la trama.
Desde Patio (1943), fecha en la cual asumimos que el personaje tenía 4 años, hasta Retrospectiva (2016), el lector encuentra tristezas, miedos, golpes, sueños y también dolor y pesimismo, como en Estragos (1978), con la certeza de que “la felicidad solo dura unos minutos. Al final todo es sangre, todo raja la piel de un modo irreparable”.
Como expresó Rafael de Águila, integrante del jurado que otorgó el Calendario de Narrativa en 2019 junto a Francisco López Sacha y Ahmel Echevarría, Líneas del tiempo es “rotunda, dura, telúrica, viñética, angustiosa, escrita como a zarpazos tristes”.
La autora nos presenta un ser humano que conoce el sufrimiento desde pequeño, cuando es abandonado por su madre con el pretexto de un suicidio, crece y trabaja en el lugar que deseaba, pero no logra su mayor propósito. Elizabeth consigue una especie de doble sentido entre el título general, los de los capítulos, las partes de la narración y el ferrocarril y los trenes, pues estos dos últimos elementos atraen a su personaje desde la niñez, un ser que no tiene apellidos ni es ubicado en ciudad o poblado específico.
El lugar de los sucesos pudiera ser cualquiera, pero se siente mucho el sabor a Cuba, el ambiente de este país y el vínculo con algunos hechos de la historia nacional, incluidos Balseros (1994) y Presagios (1998). Esta es la vida de un hombre, que pudiera transcurrir en etapas sin definir, más allá de los años marcados. En su estilo preciso y limpio, la novela tiene también poesía; sin dudas una obra que despierta sensaciones agradables durante y después de su lectura.
Ganadora de diversos reconocimientos, como los internacionales de poesía Voces Nuevas (España, 2016) y Décima al filo (Cuba, 2015); y los nacionales Francisco Riverón (2015) y Ala Décima (2017), Reinosa Aliaga es también autora de los libros Formas de contener el vacío (Samarcanda, España, 2016), Striptease de la memoria (Ediciones Montecallado, 2016), Las seis en punto (Editorial Sed de Belleza, 2017) y Brújulas (La Luz, 2018).
“Mi Karate Literario es de una práctica constante”. Los sacrilegios de Alejandro Martínez Sánchez
Mi entrevistado Alejandro Martínez Sánchez (Cabaiguán, Sancti Spíritus, 1985) les prometió a sus padres literarios que no los defraudaría. Haciendo uso de sus habilidades como Cinturón Negro 2do DAN en Karate-Do, Shotokan, desafía la ficción y la realidad cotidiana, maltratando a la literatura a golpe de teclas. Egresado del “Templo” de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, Alejandro asegura haber encontrado su gran Dojo, y asimilado con facilidad las técnicas aprendidas, logrando aplicarlas en su primer libro El sacrilegio de los puros, publicado en su tierra natal por Ediciones Luminaria.
Making of y el misterio de un seudónimo
Dazra Novak es una escritora y una mujer interesante. Lo primero lo supe desde que leí su cuento “Té de coca” en la revista El Cuentero. Lo segundo lo descubrí en pocos encuentros en La Habana. [+]