Armando López


Duende del agua o versos de las esencias (+ Fotos y video)

La magia de las hadas y los duendes será siempre muy necesaria. El encanto de esos seres y su simbolismo nos hace más falta cuan más despiadada se vuelve la sociedad contemporánea. Muchos de nosotros deseamos no crecer jamás, seguir en el abrazo de las abuelas, en sus tonos para contarnos historias y la bondad de cada gesto. Tal vez ellas son hadas de estos tiempos, sentimos sus presencias incluso cuando sus cuerpos ya no están.

Hay maravilla en lo aparentemente simple, en lo cotidiano, en la lluvia que cae con suavidad o fuerza, en las gotas contra el asfalto o la tierra, en el mar y sus olas, en la sonrisa y los sueños.

Cada persona suele tener un mundo íntimo, con personajes de la realidad a nuestro alrededor, con experiencias que despiertan lágrimas o alegría, con olas muy propias y el refugio en seres especiales. El libro Duende del agua, del escritor tunero Armando López Carralero, ganador del Premio Calendario de la Asociación Hermanos Saíz por esa obra en 2022, nos adentra en sensaciones aparentemente comunes, pero que despiertan también lo más interno, lo más nuestro.

Pudiera parecer una propuesta para niños al obtener el aplauso del jurado en la categoría de Poesía para infantes, pero sus páginas brindan un viaje atractivo para lectores de cualquier edad, es un paseo por las sensaciones, un viaje a etapas anteriores de nuestras vidas. Publicado por la Casa Editora Abril en 2023, con edición de Tiurka Prieto Hernández y corrección de Adriana Daniel Aneiros, el libro brinda 30 poemas en un ambiente imaginativo, pero con mucho de realidad.

En cuanto a la estructura posee tres especies de partes, con los títulos Un dibujo de familia (que nos recuerda “La familia es el país del corazón”), Puentes azules (“Hay muros que solo la paciencia derrumba y puentes que solo el amor construye”) y Un cuento que no termina (“Todos los cuentos son ciertos”).

Armando López, o Mandi, como lo llaman cariñosamente los amigos, tal vez escribió estos versos, este ser de papel, en primer lugar para su hijo y sus padres, a quienes menciona en la dedicatoria. Desde el primer poema, Búsqueda; hasta el último, Pequeño valiente; uno siente la presencia del cariño, el deseo de volver siempre a esos momentos y personas que tienen mucho de místicos, aunque estén cerca y ante los ojos de los otros parezcan muy normales.

Me llama la atención la profundidad reflexiva que se siente en los poemas y la fuerza de las imágenes, a pesar de la suavidad de sus tonos. Ojalá cada ser humano buscara la luna que flota, para aprender a nadar de manera permanente, como nos sugieren dos de sus versos, pues cada problema, cada situación, es una especie de océano diferente. Sin dudas los pañuelos bordados por la abuela son los mejores, para secar lágrimas, superar dolores.

La madre palpita una y otra vez en estas páginas. Hay referencias a los juguetes, al padre, al mar, a los árboles, la luna, al zapatero, a las botas, las gaviotas, a los barcos…, hay un Señor Disparate, que asegura “hoy el mundo es una cueva”. El libro termina con versos, que son también enseñanzas: “No le temo a la alabarda/ que se interpone en mi sueño/ ni al cocotazo hogareño/ ni al futuro porque tarda.

Los poemas, que parecen pequeñas historias del presente o la memoria, son enriquecidos por las ilustraciones de Hanna G. Chomenko en este libro, que verdaderamente puede convertirse en una especie de duende de papel, que nos hace el bien y nos recuerda cuales deben ser siempre algunas de las esencias. Tecleo en la noche y por primera vez en mucho tiempo siento a seres pequeños, intranquilos, que entran y salen. Los busco, los miro. Ojalá estén junto a nosotros siempre.