Milton García: La intensidad de un alma creativa

Los inicios de la carrera de Milton García con el personaje de Pedrito, en la telenovela ¡Oh, La Habana!, lo conectaron inmediatamente con el público cubano, pero su vocación por la actuación comenzó mucho antes, cuando siendo estudiante de primaria, para canalizar su energía, participaba en matutinos y actividades extensionistas.

Desde esa fecha se enamoró de esta profesión y ha “armado” una extensa carrera, merecedora de importantes premios que lo han posicionado entre los mejores actores de nuestro país.

¿Cómo nace la idea de ser actor? ¿Buscaste esta profesión o te llegó por accidente?

– Mi acercamiento a la actuación se fue dando de una manera orgánica, me fui percatando de que me atraía todo lo relacionado con el arte en esta primera etapa de mi infancia, a tal punto que participaba en las actividades extensionistas de la escuela y eso alimentó mi vocación y me motivó a presentarme a las pruebas de selección de programas como Haciendo Camino y Hablemos de Salud, en los que aprendí las cosas elementales de esta profesión. Este primer acercamiento a la pequeña pantalla me fue útil para trabajos que vinieron posteriormente en mi carrera.

La telenovela ¡Oh, La Habana! fue la obra que te abrió las puertas y te dio a conocer ante el público cubano. ¿Qué significado tiene en tu vida profesional?

– Aunque había participado en otros espacios anteriormente, esta telenovela fue una gran experiencia en mi carrera. Debutar en un proyecto de esta envergadura, en el que compartí con artistas que admiraba y tener la oportunidad de codearme con ellos, ha sido de los grandes regalos que me ha dado la vida. En ese momento, a pesar de que era prácticamente un niño, pude percibir que conectaba con la actuación y que debía encauzar mi camino en prepararme para poder dedicarme a esta profesión.

¿Qué cambios sentiste en tu vida a raíz de la salida al aire de este dramatizado?

– Imagínate, en esa época de mi vida, en la que no era consciente de muchas de las cosas que pasaban a mi alrededor, recibí esa avalancha de personas que me reconocían y se me acercaban para hablarme de la telenovela. Desde ese instante comprobé también el rigor y la entrega que convella este trabajo y constaté el impacto que tiene nuestro trabajo en la población.

Milton García también habita en el imaginario de los cubanos por sus interpretaciones en películas como El premio Flaco, Habanastation y La Partida. ¿Cómo evalúas tu participación en estos largometrajes?

– Uno actor siempre anhela hacer una película y si te proponen largometrajes de ese nivel no tengo más que agradecer la confianza que depositaron en mí los directores de estos tres filmes. Disfruté al máximo estas experiencias en el séptimo arte, las cuales me dieron la oportunidad de mostrarme en otras facetas y por las cuales obtuve el reconocimiento no solo del público, sino también del jurado que me otorgó varios galardones, entre los que resaltan el premio Adolfo Llauradó.

Siendo un actor joven has obtenido los premios Adolfo Llauradó y el Caricato, que son dos de los lauros más importantes en Cuba. ¿Qué impacto generaron estos reconocimientos en ti y en la labor que realizas?

– He tenido la dicha de que me hayan premiado con estos reconocimientos que, además de valorar mi desempeño, me han comprometido a seguir trabajando por ser cada día mejor y estar a la altura del significado y la connotación que tienen estos reconocimientos.

 

¿Personajes como el que interpretaste en La Partida son una suerte de ‘examen final’ para un actor?

– Fue un personaje muy bien escrito y desde que me lo propusieron me involucré en el proyecto ya que percibí que podía sacarle partido a la hora de construirlo. En ese momento de mi carrera deseaba desligarme de lo que había realizado anteriormente y con esta propuesta pude demostrar que podía hacer otro tipo de cosas.

¿Cómo viviste la experiencia de estar al lado de la primera actriz española Carmen Maura en la película ¡Oh Mammy Blue!?

– La propuesta de trabajar en esta película vino a raíz de mi participación en La Partida, el director Antonio Hens me vuelve a convocar en esta ocasión para una comedia que se inscribe en la categoría de película de carretera y en la cual tuve la dicha de compartir con la gran Carmen Maura, quien me acogió como si fuera su nieto en la vida real.

“Estar en un escenario alrededor de este gran elenco fue un privilegio que permitió nutrirme de sus conocimientos y adaptarme a sus modos de hacer el cine”.

Háblame de tu participación en la serie Mucho Ruido. ¿Consideras valiosa esa experiencia y aprendizajes?

Mucho Ruido fue un fenómeno a nivel de masas, los jóvenes cubanos estaban necesitados de una serie de ese tipo, en el que se vieran reflejados y que contara historias afines a ese segmento poblacional. Constituyó un gran reto porque en nuestro país se han realizado grandes series juveniles y trabajamos para que esta propuesta tuviera una gran aceptación, y se logró ese objetivo que nos planteamos desde el inicio de la misma.

“Fue un largo proceso de trabajo, en el que tuvimos que sacrificar nuestras vacaciones, pero todo ese sacrificio estuvo compensado con la acogida que se le dio a la serie posteriormente.

“Estando en el proceso de grabación comencé a prepararme para entrar a la Escuela Nacional de Arte (ENA), y formar parte de este elenco me reafirmó que hace falta transitar por la academia para nutrirse de los conocimientos necesarios para entender a profundidad esta carrera”.

En la pequeña pantalla también te vimos en la telenovela Latidos Compartidos. ¿Cómo llegas a formar parte del elenco de este dramatizado?

– Esa ha sido mi última participación en ese espacio tan seguido por el público y fue una experiencia que disfruté al máximo como casi todo lo que hago en la vida. En esta ocasión interpreté el personaje de Mauricio, que era un joven que tenía sus conflictos y que en el transcurso de la misma telenovela va encontrando su horizonte en la vida.

Has interpretado a lo largo de tu carrera muchos personajes. ¿Te cuesta trabajo salir de uno para entrar en otro?

– Siempre que uno encarna un personaje se traspasan cosas hacia ti por el hecho de que son muchos meses poniéndote en la piel de otra persona, pero normalmente no tengo problemas para desconectar de los personajes que he interpretado a lo largo de mi carrera.

Además de la experiencia personal, ¿cuál es la base de la interpretación?

– Los actores nos nutrimos de todo lo que nos rodea, en ocasiones no siempre podemos construir los personajes solo con nuestras vivencias, necesitamos reflejarnos en otras personas que han experimentado las emociones que queremos reflejar en un personaje. La interpretación tiene un poco de todo y es por eso que es algo extraordinario porque puedes llegar a representar los conflictos de varias personas a la vez y, al mismo tiempo, darle voz a gente que no tiene cercanía contigo.

No hemos tenido tantas oportunidades de verte recientemente en el teatro, el cine y la televisión. ¿Influye esto en la decisión de enfocarte en la música?

– Quería ser músico desde pequeño, realicé las pruebas del conservatorio Alejandro García Caturla y no me aprobaron, de ahí en adelante seguí preparándome por mi cuenta con profesores particulares, hasta que en mi estancia en la Escuela Nacional de Arte creamos una agrupación con los compañeros que se llamó Café con Crema.

“Ese objetivo de hacer música tiene continuidad en estos momentos en los que me encuentro liderando la banda Monkyou, con el apoyo de la Asociación Hermanos Saíz (AHS). En estos momentos nos encontramos en el proceso de grabación de un EP de cinco canciones, titulado Quítate el Caco, y tenemos colaboraciones con Etián Brebaje Man y Francis del Río. Este proceso ha sido documentado con un material audiovisual en el cual interpreto un personaje que es el hilo conductor de esta historia, la cual refleja todo el proceso creativo de esta producción.

“La música ocupa una gran parte de mi tiempo, pero quiero alternar esta pasión con la actuación, anhelo poder llevar las dos cosas al mismo tiempo y que me sigan llegando propuestas atractivas para continuar aportando y cultivando el arte desde estas dos manifestaciones”.

(Autor Abel Castillo Noriega)

 

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