Jóvenes asociados a la AHS de Camagüey y una obra singularmente necesaria

“El 4to jinete de mi apocalipsis”: el mío, el tuyo, el nuestro; ¿cómo veo/ ves/ vemos el fin de los tiempos… o el recomienzo en el presente futuro, tal vez? Es la propuesta teatral de Leonardo Leyva y Teatro D’ Luz para un noviembre camagüeyano que despertó vestido de arte.

Leyva, director artístico y guionista de la puesta, propone “una reflexión como ser humano y repensar el mundo en que vivimos”. La obra resulta un acercamiento a la génesis, consolidación y destrucción de la propia existencia donde las personas protagonizan las certezas y desaciertos de su andar por la tierra.

Foto: Oscar Alejandro Viña

En este propósito de las tablas en Camagüey resalta la interpretación actoral de cuatro miembros de la AHS en la provincia y un amigo cuya juventud también estuvo unida a una de las asociaciones del arte joven cubano: Evelyn Echazábal Antúnez (la Geisha o actriz kabuki); Aidel Pelegrín Rodríguez (Mujer Naufragio); Yuriel Sánchez (El Hombre Pájaro ); Linet Romero Ibáñez (Mujer de la Luz); Raúl Horta Naranjo (Faquir); y Armando Ronquillo Castañeda (Abadón).

Así, al estilo crédito, boletín, plegable, audiovisual… membresía artística, presento a estos artistas de las tablas, la escena en su fulgor real maravilloso. Seis protagonistas de una obra teatral justamente para sentir, “una experiencia en su totalidad sensorial”, como definiera su creador.

Pero vivirlo no es como contarlo, así lo asegura el refrán y se demuestra cuando ocupas un asiento en este pequeño teatro de luz, justo cuando los seis, sin apenas palabras, a golpe de interpretación performática, te hacen sentir cada gemido, un parto, cada graznido, risa, dolor, cada farol, ceguera imposible, cada nobleza de este mundo o toda la oscuridad también, lo peor de las miserias humanas, y un mar andrógeno hecho de fe; todas ellas juntas y a la vez, lo que nos une y salva: el amor.

Foto: Oscar Alejandro Viña

Geisha o actriz kabuki (Evelyn Echazábal Antúnez) es el personaje del inicio del mundo, de la maternidad, de la creación. Evelyn define a su personaje: “representa la paz, el equilibrio, la introspección”.

El Hombre Pájaro (Yuriel Sánchez) representa la búsqueda de los orígenes, la ambivalencia de la psicología terrenal, la paradoja de la vida; “es la representación humana de cómo nos enfrentamos tanto a lo que amamos, lo que necesitamos, lo que odiamos. Esa contradicción que nos define, que nos destruye y salva”, aseguró el joven actor.

Mujer de la Luz (Linet Romero Ibáñez) es el dolor en lo existencial, el amor, lo sensible, los sentimientos, y aunque ciega, lo siente todo; a pesar de los contratiempos, de la incesante oscuridad, no deja de brindar su luz; “da luz a la humanidad, a la esperanza, al amor”, define Linet.

Faquir (Raúl Horta Naranjo) es de aquellas personas que no se rinden, perseverante, irreverente, filantrópico: “es la esperanza del mundo, el personaje que representa lo bueno de la naturaleza humana”, cuenta Raúl.

Foto: Oscar Alejandro Viña

Mujer Naufragio (Aidel Pelegrín Rodríguez) simboliza la fe en su existencia paralela e imbricada desde las diferencias culturales e idiosincráticas. Es andrógeno, personifica la existencia más allá de las razas, los géneros, la imagen, simboliza la aceptación a lo diverso, lo diferente, lo auténtico. Aidel “es la esperanza de la humanidad”.

Abadón (Armando Ronquillo Castañeda) es el personaje que recoge todas las miserias humanas, la manipulación, el cinismo y la hipocresía tartufiana: “representa lo peor de la humanidad, sus tinieblas”, asevera Armando.

Decir que “El 4to jinete de mi apocalipsis” es un fruto teatrólogo, una puesta en escena, una fusión teatral, sería engañarlos/nos; supera los propósitos de su creación, del arte en sí mismo.

Vi pasar la historia de la humanidad en 50 minutos, sentí el dolor, la risa, el quejido, el llanto, el placer, la furia, la maldad, la fe: mi/ tu/nuestro apocalipsis como un final con posible recomienzo si es que queremos, si acaso lo intentamos, si ojalá lo logramos. Gracias a Leonardo Leyva y a los talentosos actores de Teatro D’ Luz por la realidad y la experiencia. Justo como lo proyectaron, las imágenes de Kevin Carter lo revelan todo.

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