Capítulo #15: Las herrumbres dormidas I

(notas sobre la poética de Dianet Espinosa Barbán)

I

Hay poetas cuyo presunto objetivo es activar nuestras contradicciones y dejarnos en el desasosiego. Hay poetas que la existencia le parece una trampa y juegan a contradecirla, a sufrirla. Hay poetas que interpretan al mundo desde una visión celular de la vida. Las cosas más simples son las más tenebrosas y caen sobre nuestros hombros con esas letras pesadas.

La demarcación del ideal del poeta, por medio de una abstracción en la que subsiste la imposibilidad de llegar a la fuente del deseo, pudiera ser la tarea más importante para el lector que se aproxime a la poética de Dianet Espinosa Barbán (Contramaestre, 1993). Hay algo dantesco en su viaje escritural, tal vez la melodía de fondo, la obviedad del trayecto, lo simple que es para ella sentir y expresarlo, o tal vez sea el concepto de nosotrocidad con el cual nos marca la enfermedad colectiva mediante su libro Las herrumbres dormidas.

Para Dianet, la enfermedad se traduce en existir. Aun cuando todo es luz, cuando todo es materia, estamos sentenciados a caer sobre nuestra imagen enferma. Así nos ahoga en nuestra imagen de felicidad y nos asegura que todo cuanto conocemos está llegando a su fin, y que ni siquiera la memoria podrá salvarlo. Para ella la memoria es una trampa y nos deja ciego.  

El libro que salió bajo el sello Sed de Belleza, editado por Idiel García y con diseño de cubierta de Héctor Artiles en el año 2018, es una respuesta al régimen material del mundo tal y como lo conocemos. La vida es un entrenamiento para aprender a des-poseer. Toda imagen es el fracaso de lo sensible en este mundo. Toda imagen engaña al ojo porque el ojo nunca aprendió a sentir.

El cuaderno posee una estructura externa visible, la cual está compuesta de tres momentos: Otros golpes, Controlarlo todo y Roca de escape

La primera parte del libro (Otros golpes), posee catorce poemas: Fantasmas (1), El fantasma del país…, El fantasma ya no vela, Fantasmas (2), (T)errores, Otros golpes, Principio quirúrgico, Filimor forrado de… , Metamorfosis, Sweet dreams, Segundo piso, Insomnio, Otras sombras y Las sillas.

La segunda parte (Controlarlo todo), es integrada por quince poemas: Meditación de Paul Auster, I, II, III, IV, Impotencia, Sábado, Psicología, Ley fundamental, El Cántico del arco, Controlarlo todo, Campo de espadas, Alcantarillas, Fusilamientos y El roble de los adivinos.

La tercera parte del libro (Roca de escape), tiene quince poemas: 11 de julio, Paisaje, DNI, Amanecer, Ontogenia, Rosarios I, II, III, IV, La hora nona, Kibrot-hataava, Mercado, Roca de escape, Despedida y Regresos.

II

En la primera parte, la autora hace referencia a quien fuera su maestro. La declaración de ponerle a ese segmento del libro “Otros golpes” nos remite al libro “Golpes bajos” de Eduard Encina, poeta y amigo de su Contramaestre a quien le dedica el cuaderno.  

Esta primera parte inicia con el texto Fantasmas (1), el cual nos prepara para una lectura existencialista. La mujer es fuerte, es su propio contrincante. Es capaz de soportar el peso de la poesía y salir entre las zarzas y golpear. Golpea para no perder la fe en Dios, aun sabiendo del enojo que esto pueda causarle al divino, pero golpea. Así como el contexto/la memoria/el sentir la rodea de fantasmas, ella responde con un gesto cuya belleza radica en la violencia de la idea. 

En vez de hablar golpeo.

Golpeo y Dios se enoja.

¿Qué hará tanta gente si mí?

Llego al final del viaje

aún tengo mi vara.

(P .11)

Los golpes del poeta son parte del viaje. Dios vigila ese viaje donde un poeta puede hacerle cambiar de humor. Su otro yo, es una mujer que codicia. Una mujer que sobrevive adherida a un concepto emocional de la existencia. Un concepto que suele hacer vulnerable a los hombres y mujeres, pero que en ella es fortaleza y fe.   

Tener es un privilegio que produce fantasmas.

Producirlos es fácil,

Vivir como ellos para sobrevivir.

(P. 13)

¿Qué puede poseer un fantasma? ¿Para qué ser su igual? ¿Será lo mismo poseer en el mundo espiritual que en la dimensión real de las cosas tal y como la entendemos los humanos? Dianet asume que las posesiones te hacen sobrevivir como fantasma. Aunque para ella las imágenes propias son la proyección de ese conflicto, donde la mujer que ha sido y la que es terminarán por contradecir a quién será.

La mujer de la foto no soy yo:

es mi fantasma.

(P. 13)

Esa mujer es la misma que padece de insomnio, que intenta salvarnos junto a Gastón cada noche. Que ha descubierto que la paz de su país es la supervivencia, sin importar si eres un fantasma o las piedras que constituyen la salvación.

El segundo poema Fantasmas (2), es una consecuencia del anterior. En este las posesiones son los miedos, los recuerdos y los deseos. Algo que si podemos trasportar al mundo espiritual, y tal vez la razón por la que los fantasmas continúan viniendo para asustarnos, amenazarnos y recordarnos que ellos ya no están.

Anoche vinieron. No los sentí llegar ni supe si eran reales.

(P. 14)

Dianet Espinosa parece asumir que los fantasmas la acompañan en silencio como si todo estuviera dicho. Pero aun así, los convierte en figuras y espera respuestas, acción, y movimiento. Espera no dudar cuando se convierta en uno de ellos.

(T)errores es el tercer poema. Es tal vez uno de sus textos más oscuros, donde se anuncia una vida ente sombras. Rodeada de muerte y vida en una búsqueda donde ambos elementos son complementarios a sus deseos.

A veces

siento

el dolor

de ir

 

más allá

de mis orillas.

(P. 15)     

En este poema también hay vasos comunicantes con otros del cuaderno. El tema de las sombras, monstruos o fantasmas dentro de su ideario, denota un desasosiego por construir imágenes ausentes, perdidas en el mundo terrenal y que aún no encuentran formas de cicatrizar. Ese es el tema de Otros golpes, donde las sombras que la rodean son imposibles de evitar.

Personas vivas

me enseñan a no hablar

con los fantasmas.

(P. 16) 

Consecutivos a estos textos llegan otros que introducen nuevos elementos a converger con los anteriores. La autora empieza a utilizar un lenguaje afín con los términos empleados en la medicina y que forman parte de su vocabulario como estomatóloga. En Principio quirúrgico el país adquiere la connotación de Patria, lugar donde habitan héroes falsos. Héroes de viajes terrenales que no liderarán ninguna cabalgata por la fe colectiva.

He visto la patria dar a luz

héroes podridos.

(P. 17) 

Entre sus perturbaciones también está la supervivencia colectiva de la nación. Donde algunos discursos no son de su apetencia. Donde despertar a diario duele y desgasta. Donde el viaje es más lento y sombrío.

¿Es la Patria también un lugar espiritual?

¿Pueden los hombres renunciar a ella?

¿La enfermedad de nuestro viaje es también la de la Patria?

¿Dónde y cuándo amanece para los fantasmas de la Patria?

He despertado.    

Soy fémur/ occipital/ metatarso

la dermis se agotó tratando

de salvar hijos muertos.

(P. 17)

Luego llegan los poemas: Filimor forrado de…, Metamorfosis, y Sweet Dreams. En ellos el silencio es utilizado como símbolo y recipiente para la poesía. La rareza asume un rol común en las distintas imágenes y se anuncia un nuevo peregrinaje. Una búsqueda distinta de las imágenes, una que permita a la poesía y al deseo ensancharse.

Segundo piso, Insomnio, y Otras sombras, son los textos que introducen al sexo como vivencia necesaria. Dianet Espinosa Barbán es de carne y hueso. Es un cuerpo dentro del diseño social histórico del mundo y no puede renunciar a ello. No puede evadir los deseos instintivos, ni a la educación civil que les hemos dado a ellos. 

me llama puta,

pero él está debajo

y esa posición

no es ventajosa.

(P. 22)

La autora empieza a explorar al acto sexual desde el cuerpo femenino. Mujer que persiste en tomar riesgos, buscar sombras y en restaurar la confianza. Después todo es funcional para el cuerpo y los objetos del mundo real. Es entonces cuando llega Las sillas, el poema que cierra este segmento del libro y donde Espinosa hace una comparación entre los objetos y sus funciones aplicadas a su mundo/cabeza.

Treinta sillas

Como treinta monedas

No caben

En mi cabeza.

(P. 25)

Dianet Espinosa busca interpretar la realidad desde elementos no-reales. La comprensión de estos, está dada por sus recuerdos, que introducen desde lo sensorial la necesidad de abolir un falso presente. Buscaba construir su identidad o al menos la imagen más honesta de ella. Se trata de una mujer que respira aunque los muros se le vengan encima.

¿Cómo tolerar la construcción hechas por otros sobre mi imagen?

¿Cómo rehacer la realidad de los objetos que me circundan?

¿Este es un viaje para la locura o la poesía?

¿Quiénes son los fantasmas?

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