Nostalgia por un lugar que canta

Realizar un álbum que posea a la vez calidad sonora, un bello diseño gráfico y una notable presencia autoral e interpretativa, puede considerarse una tarea difícil en la actualidad. Sin embargo Nostalgia Cubana —que constituye la más reciente entrega de Ariel Brínguez— reúne todas esas características.

Se propuso mostrar en el disco un abrazo entre modernidad y tradición, un rescate a algunos de los temas antológicos cubanos más arrolladores y a la vez una revisión a sus armonías y melodías desde un punto de vista jazzístico y contemporáneo.

Como es evidente, incluso desde el punto de vista visual, el eje rector en el discurso del CD es Cuba, como isla llena de talentosos cantantes así como reconocidos géneros y sonoridades musicales alrededor del orbe. A modo de homenaje, y desde una nostalgia, positivista (diría yo), se asumen estos códigos, y se traducen de modo que pueden conmover al más exigente de los melómanos.

Los músicos que acompañan a Ariel son igualmente virtuosos instrumentistas. Es el caso de Pepe Rivero en el piano, Michael Olivera en el drums y la percusión menor, Chema Saíz en la guitarra, la vibrante voz de Ángela Cervantes y el experimentado Javier Colina en el contrabajo, entre otros… También quisiera destacar la intervención literaria de Isamara Hernández, otra sutil colega y activa colaboradora de este proyecto.

En los temas sobresalen los interesantes arreglos a piezas antológicas como Belén, Alma con alma, Novia mía, Si me comprendieras, La sitiera o Verdad amarga… arreglos que mantienen la estructura original sin desafueros de virtuosismo innecesario o ansiedad sonora. Todas las piezas se encuentran pensadas y plasmadas con una sobriedad sonora y un respeto que traslucen una madurez musical realmente sorprendente en alguien de la edad de Ariel Brínguez, aunque es bien sabido el amor y la entrega que le ha puesto a su carrera.

El fonograma que ahora llega a nuestras manos videntemente nos regala la nostalgia de vivir lejos de la tierra amada, una nostalgia que se percibe en cada compás, tonalidad, frase, acorde… que rinde tributo a lo añorado, y a la herencia musical que se porta con orgullo, como bien rezan las palabras de Isamara, reafirmadas por el solo de Ariel: “yo soy de un lugar que canta por la garganta del cielo”.

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