La escuela de Dorys Méndez

La función concluye y nos acercamos, les pedimos una entrevista a Yanet Carmona y Arazay Suárez, ambas premios Adolfo Llauradó en interpretación femenina. Acceden, pactamos vernos luego del panel «Seis directores en busca de un actor». Cumplimos. Ellas nos conducen al Hotel Don José donde se hospedan, y en el lobby de la segunda planta, sentadas en butacones de madera con tapicería de damasco, conversamos. Son dos actrices que dan alegría por las ganas comunes de hacer Arte.

¿Qué es un premio para un artista?

Arazay Suárez: En nuestro grupo no trabajamos para ser premiados. Nos proyectamos hacia un trabajo que haga sentir feliz al niño, hacerle llegar un mensaje que lo eduque y divierta. Pero, sin lugar a dudas, un premio es importante en la carrera de un actor porque significa ascender un escalón, alcanzar otro estatus, es un reto, una actitud tomada. Es sencillamente eso, una motivación.

¿Qué ritmo asumes como actriz antes de enfrentarte a las tablas?

Yanet Carmona: La directora viene con nosotras. Nos abrazamos, ella tiene un dicho «Sabiduría para cambiar…» Ella nos dice unas palabras, una especie de conjuro, cuando nos quedamos a solas antes de comenzar la función.

¿Cómo es el trabajo con Dorys Méndez?

Yanet Carmona: Es… lo mejor del mundo. Dorys fue nuestra profesora de dirección desde la escuela de instructores de arte, el vínculo con ella viene desde ahí. Pero lo mejor de trabajar con Dorys Méndez es que te hace sentir como en casa, como si fuera una familia, eso es lo primero para nosotras. Primero, somos una familia y de ahí comienza el trabajo.

Arazay Suárez: Ella es exigente, pero talentosa. Y tiene una mezcla de locura con cordura, un afecto maternal con algo así como… endiablado.

Yanet Carmona: Ella siempre nos dice: «Mis niñas, mis niñas, mis niñas». Donde estemos es «mis niñas».

María Victoria Gialli, directora y dramaturga italiana decía en el panel «Seis directores en busca de un actor» que «el actor es el teatro». ¿Se sienten teatro?

Yanet Carmona: Tienes que sentirte teatro y nos sentimos teatro.

Arazay Suárez: Saber entregarte, desdoblarte, sentir cómo te erizas; hay que sentir esa energía. Si no hay química entre los actores que están en el escenario nada funciona, pero si hay ese nivel de trabajo, de confianza, todo fluye. Los públicos son diferentes. En ningún lugar del país el público es igual. El público te transmite la energía, es reconfortante. Como la noche y el día siempre ha tenido muy bueno acogida, buena aceptación de los niños. Siendo un tema tan complejo como la condición racial, los niños son capaces de entender toda la historia, emiten criterios, de hecho, hoy mismo en la función yo escuché como un niño decía: «¡Pero esa vieja está loca! ¿Qué tiene que ver que la abuela sea negra?», y sientes cómo los niños aprecian lo hermoso, no solo en los muñecos sino también en lo demás.

 ¿Qué significa ser actriz?

Arazay Suárez: Para mí es un divertimento. No me imagino haciendo otra cosa.

Yanet Carmona: Para mí es la locura más grande del mundo con la cordura más grande del mundo. Te podría decir así.

¿La actuación para niños tiene características especiales?

Arazay Suárez: No tiene que tener características específicas. Es sentir, nosotras cuando comenzamos en el grupo nunca habíamos trabajado con títeres y es muy duro ver como se subestima este trabajo. Yo misma lo subestimaba antes de comenzar. Una vez que comienzas te enamoras de manera tal que haces otro tipo de trabajos, pero nunca te puedes desprender del títere. La característica es enamorarte del trabajo y, sobre todo, disfrutarlo.

Yanet Carmona: También hay que ser buen comunicador, para llegar al público tienes que saber comunicar.

¿Hacen algún tipo de ejercicio manual o corporal?

Yanet Carmona: Son horas de ensayo y dedicación. Cómo agarrar el objeto que es bien pequeñito, cómo y por qué lo vas a agarrar de esa manera. Y siempre trabajar en equipo.

Arazay Suárez: Es buscar el truco para que se vea limpia la manipulación y los muñecos caminen bien.

Yanet Carmona: Para que se vea lo más real posible. Que de verdad esté agarrando, que de verdad esté tomando.

Arazay Suárez: Dorys es el motor impulsor de todo y nos gusta buscar la exquisitez, la limpieza…

Yanet Carmona: Nos queda bastante. ¡Nos queda muchísimo! Sí, porque cada trabajo es un reto. Al terminar Pepe y la Chata dijimos: «¿Y ahora qué viene?». Y llegó Como la noche y el día. Pensamos que iba a hacer un trabajo mucho más pequeño y cuando vinimos a ver, ya teníamos más de 35 minutos de espectáculo.

¿Cómo asumen el ser titiriteras? ¿Sienten que el prejuicio existe o que las toman en serio? ¿Cómo se sienten respecto a otros actores?

Yanet Carmona: Estamos marcando la diferencia. Desde nuestro primer trabajo con títeres que fue La cuca Martina hemos tenido un trabajo en evolución y cuando el trabajo es ascendente te van tomando en cuenta. Empiezas a participar en los eventos, a ser conocida…

Arazay Suárez: Empiezas a ver lo que se está haciendo a nivel de país, y empiezas a compararte en el mejor sentido de la palabra, todas eso influye en hacer un trabajo mejor.

Yanet Carmona: El hecho de participar en los eventos también es importante para cualquier actor: es un medidor para ver cómo se desarrolla el teatro en Cuba y darte cuenta de qué está bien y qué no.

¿Qué hacen para ser mejores actrices?

Arazay Suárez y Yanet Carmona: Nuestra escuela ha sido Dorys Méndez y el grupo Alas Teatro.

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