Daniel Zayas: «aún estoy desbrozando el camino»

Él es poeta, narrador, director de Ediciones Áncoras en la Isla de la Juventud. Su intenso trabajo desde el compromiso y la seriedad, le han otorgado diversos premios y reconocimientos en el ámbito literario y profesional, pero nada de esto ha echado sombras sobre la humildad que emana de su persona.

Daniel Zayas Aguilera (Isla de la Juventud, 1987,) proyecta en sus cuentos una preocupación por el pasado y la historia, en ella envuelve a sus personajes y va haciendo cómplice al lector que se arrima. Recibe cada laurel con satisfacción y, aunque disfruta el momento, afirma conocer lo engañoso que puede ser la ensarta de premios como medallas, por eso se aferra al trabajo como verdadero estandarte.

Con esta entrevista, ofrezco un acercamiento a un joven autor que no busca hablar sobre los aportes de su obra a la literatura nacional, más bien asegura estar desbrozando el camino todavía, buscando una cadencia, una velocidad y manera peculiar de agarrar la palabra, para que los lectores encuentren sus personajes e historias.

Recientemente fue publicado tu volumen de cuentos La sombra de los almendros (Ediciones Abril, 2016), el cual obtuvo —a consideración de un jurado de lujo— el Premio Calendario 2015, en el género de narrativa infantil. ¿Podrías comentar qué significó para ti como autor haber recibido este lauro, la culminación de tu trabajo en forma de libro?

Fue una agradable sorpresa. Al ganar el Calendario se abren las puertas de una editorial nacional. Sabes que tendrás un libro decorosamente diseñado, editado, que además contará con una tirada de al menos mil ejemplares y, lo más importante, tu libro estará insertado en una red de promoción que lo llevará a buena parte del país, al sábado del libro en La Habana. Sin embargo, al margen de todo lo que te he mencionado, ganar el Calendario también significa hacer que las personas miren hacia Isla de Pinos, es un estímulo tremendo para los colegas que comparten esa doble insularidad mientras maduran obras que yo considero muy interesantes. Trato de que los premios no me suban los humos, los veo como una palmada de aceptación en el hombro pero, al mirar el rostro de ese que extiende su mano en un gesto de aprobación, encuentro un mohín de duda e insatisfacción. Te quiero decir con esto que soy consciente de lo engañoso que puede ser la ensarta de premios como medallas al pecho. Disfruto el momento, como no, pero luego llego a casa y trabajo, trabajo, trabajo.

Aprecio en este conjunto de narraciones un lenguaje sencillo (que no simplista, hueco), portador de intención, de emociones, personajes que logran conmover e incitan mediante la lectura a formar parte de cada historia, de cada trance, lo cual es —desde mi percepción— uno de los mayores aciertos de este libro, pero ¿qué de diferente, de nuevo, conceden estas páginas a tu obra infantil ya conocida? ¿Consideras que esta nueva publicación logra traer algún aporte al género de narrativa infantil en la isla?

Gaviotas en las aceras, mi primer libro para adolescentes, es bastante autobiográfico y por tanto, en sus páginas está la Cuba que yo he visto desde que nací. La sombra de los almendros es mi salto al pasado, mi primer acercamiento a la historia de Isla de Pinos. Esto lo he continuado en libros posteriores, aún inéditos, o sea, que eso que hago en La sombra de los almendros no es un intento aislado sino que ya se ha convertido en una preocupación, ir al pasado, a momentos de la historia de Isla de Pinos, de Cuba y desarrollar allí los conflictos que envuelven a mis personajes. Quizás por ahí encuentre algo que me identifique. Así que creo que hablar de aportes sería demasiado pretencioso de mi parte. Yo aún estoy desbrozando el camino, buscando una cadencia, una velocidad y manera peculiar de agarrar ese objeto filoso que es la palabra para que los lectores se encuentren con mis personajes, mis historias.

Los personajes que cohabitan entre las historias de La sombra de los almendros—aunque creados por el imaginario escritural del autor— son portadores de sentimientos y conflictos inherentes a cualquier sujeto que dialoga e interactúa con el medio circundante. Partiendo de estas consideraciones, ¿son estos personajes en alguna manera parte, reflejo, proyecciones de su propio creador, o son sólo cuerpos erigidos por un narrador que conoce y hace gala de su oficio?

A fuerza de intentarlo uno aprende a fingir decorosamente, pero es cierto que en estos personajes hay mucho de mi peculiar manera de ver, sentir e interpretar mi realidad, la familia, el pasado de mi país.

Desde de tu condición de escritor para niños —sin llegar a etiquetas—, ¿cómo valoras el género de la narrativa infantil en Cuba? ¿Qué autores emergentes llaman tu atención en estos momentos?

Confieso que no soy lo que se dice un devorador de la literatura que hacen mis contemporáneos. Trato de estar en sintonía, por supuesto, pero hay tantos libros buenos escrito por generaciones anteriores, por autores cubanos y foráneos. Igual no dejaré tu pregunta sin respuesta. Por ejemplo, creo que la obra de ElaineVilar es muy interesante. Hay otro autor que me parece muy bueno y aún no ha publicado nada para niños y jóvenes. Se llama Idiel García y tendré la dicha de publicar su primer libro por Áncoras. He leído algunos de sus textos inéditos, son ambiciosos, originales en su modo de contar y de mucha profundidad.

Hace algún tiempo te desempeñas como director de Ediciones Áncoras, en la Isla de la Juventud, entidad que ha venido ganando espacio y preferencia tanto por parte de los lectores, como por autores del país. Considerando esta realidad, ¿cómo ha logrado Áncoras, desde sus propuestas —entiéndase humana, de edición, diseño, corrección, ilustración, etc…—, ganarse este sitio entre el resto de las editoriales cubanas? ¿Qué opinión sostienes acerca de la labor que en general realizan nuestras editoriales?

Nosotros llegamos a Áncoras justo cuando se preparaba la extremaunción. Éramos y aún somos bastante inexpertos, pero le pusimos muchas ganas. Fuimos atrevidos y nos propusimos devolverles esta editorial a los escritores y lectores del país. Trabajamos tanto, pero tanto, que las personas e instituciones a nuestro alrededor no tuvieron más opción que ofrecernos su apoyo y respeto. Entonces, los sueños empezaron a hacerse realidad. Cambiamos la imagen de la editorial, buscamos un balance entre frescura y sobriedad. Tratamos de ser muy serios, cuidar la edición de cada texto como se cuida a un hijo propio. Sobre todo evitamos anclar en esa zona de confort que luego te impida apostar por lo polémico, lo novedoso. Eso sería como volver a quebrarle las piernas a esta editorial para que se quede quieta, maquillada y con mejor cara que antes, pero quieta.

¿Cuáles esencias, características —independientemente de su género— deben asumir o proponer esos libros que publica Ediciones Áncoras?

A la hora de conformar un plan editorial hay que tener en cuenta muchos aspectos. Tratamos de cumplirlos sin que ello se convierta en una camisa de fuerza. Te pongo un ejemplo: se supone que una editorial como la nuestra favorezca la aparición mayoritaria de autores jóvenes en dichos planes. Sin embargo, ha habido años en los que no hemos recibido buenas propuestas de autores jóvenes y ello no nos ha llevado a publicar malos libros, sino que hemos abierto las puertas a otros. Calidad, eso es lo que buscamos cada año. También nos gustan las propuestas arriesgadas e innovadoras, nos gustan esos libros que generan varios proyectos a partir de sí mismos, como lo fue la antología Retoños de almendros publicada por ediciones La Luz.

Eres graduado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, sin embargo, ¿consideras que tus premios, tus publicaciones, son en alguna medida resultado, consecuencia, de haber formado parte de esta casa admirada por muchos, anhelada por otros?

El Onelio fue una escuela y una experiencia tremenda en la que gané muy buenos amigos. Es un punto intermedio. Digamos que primero estuvo la vocación, la necesidad de escribir. Luego, llegaron esas tres semanas en el Centro Onelio, las clases magistrales y demás. El Onelio te cambia la manera de ver la literatura, te da armas, te orienta, lo otro es trabajo y lectura, trabajo y lectura, trabajo y lectura, y aún más trabajo y lectura. En fin, creo que los modestos logros se los debo sobre todas las cosas a que lo intento hasta el cansancio y el cansancio no llega nunca porque es esto lo que quiero: escribir.

En el magnífico libro El principito, del escritor francés Antoine De Saint-Exupéry, se puede leer la frase: «Todos los mayores han sido primero niños. (Pero pocos lo recuerdan)». Aferrándome a esta cita pregunto, entonces, ¿conserva todavía Daniel Zayas algún pedazo —pequeña brizna al menos— del niño que en su momento fue?

Conservo mucho. De lo contrario habría demasiada pose y dolor y alegría fingida en mis historias para adolescentes. Te digo más, el contexto que me ha rodeado durante los últimos quince años sin dudas ha traído nuevas inquietudes y necesidades. Me aportó la dosis de rabia, alegría, desilusión, morbo con que he condimentado cada página, de poesía y narrativa, escrita para adultos. Sin embargo, el conflicto esencial, casi siempre puede rastrearse hasta esa primera década de vida.

Si fueras niño, uno que disfrute la buena lectura, esas historias capaces de conmover, de despertar emociones, ¿a cuál de tus cuentos regresarías siempre, cuál de ellos ofrecerías más tarde a tus propios hijos?

Tengo textos inéditos de los que estoy verdaderamente enamorado. Sin embargo, Gaviotas en las aceras, es el libro que ofrecería a mis hijos. Por ser el primero, cuenta con esas manchas que impone la inexperiencia, pero, como te decía anteriormente, es bastante autobiográfico. Me ahorraría horas de conversaciones para explicarle a mis hijos de dónde vienen, de dónde vengo.

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  • Muy buena entrevista de mi amigo Milho, como siempre, y buena las respuesta de su entrevistado, otro amigo Daniel. Una suerte que su libro la sombra de los almendros esté entre los lectores, bella la historia. Abrazoa a ambos…

  • Solo me queda agradecer a la AHS, a Daniel, a los amigos que comentan por tanta amabilidad y buenos deseos. Esta entrevista demoro mas de lo que hubiera querido, sin embargo, aun es un placer saberla al alcance de los lectores. Un abrazo a todos.

    Milho

  • Felicitaciones a ambos por esta entrevista, tanto al autor como el entrevistador. Es bueno siempre tener información actualizada del quehacer literario de los jóvenes de nuestro país.
    Saludos y éxitos.

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