Carlos Manuel Gómez


Perro Callejero no es un búcaro

La cabeza de Martí, una vela encendida y un machete. Una alfombra roja, rosas rojas, margaritas, la flor de la mariposa. Cada uno tenía una flor en la oreja al modo en que las mambisas escribían claros mensajes en sus pétalos, contoneándose y sonriendo pasaban por entre las tropas enemigas. Un patico de goma amarillo hace alusión al canario amarillo, a aquello de lo que no nos podemos desprender aunque quisiéramos. Los bailarines lloran y el sudor de sus cuerpos en movimiento se mezcla con las lágrimas.

Cada viernes en la noche de febrero en Fábrica de Arte Cubano, nave 3, se ha estado presentando “Yellow Cabaret” bajo la dirección artística y coreográfica de Enrique Álvarez, la asistencia de dirección de Cynthia Caraballo y la asistencia coreográfica de Rosario Cárdenas. Lo que este colectivo creativo viene haciendo en el panorama de la danza contemporánea es notable, rompiendo los moldes y dándole a la expresión del movimiento del cuerpo un acento cubanísimo, atrevido y fresco que por momentos nos invita a la reflexión y la polémica. Un colectivo que, sin lugar a dudas, está y estará dando mucho de qué hablar para bien de la danza contemporánea en Cuba.

No está demás decir que “Yellow Cabaret” fue merecedora de la beca de creación El Reino de este mundo 2023 con que la AHS financia los proyectos de los jóvenes artistas. Ni que el Colectivo Creativo Perro Callejero en muy poco tiempo ha revolucionado el concepto y la manera de hacer la danza en Santa Clara, y poco a poco se va abriendo paso y eco en la Isla. Ni que “El baile de las máquinas” recibió el X Premio de Creación Tecnologíasquedanzan 2023, una fuerte crítica a la deshumanización del hombre en el siglo XXI a causa de la enajenación tecnológica, o más bien cabría decir, de la robotización o ida en piloto automático de las emociones.

Quizá lo más representativo de Perro Callejero es la hibridación, la mezcla ‒como el cubano mismo, mestizo, no de pura raza‒ el diálogo en el espectáculo con otras expresiones del arte, lo que le aporta riqueza conceptual y resignifica los temas que trata. En “Yellow Cabaret”, por ejemplo, se escucha la adaptación de un poema de Carlos Manuel Gómez en la voz de Williams Quintana Torres, donde Cristo se pasea por la calle con tacones, y el repentismo de El Kíkiri de Cisneros, de modo que la poesía y la danza se dan la mano con una facilidad asombrosa.

Platón llamó poesía a toda forma de creación y Perro Callejero hace de la danza la poesía del movimiento del cuerpo. ¿Qué es la danza? Poesía en movimiento (diría yo).

En cierta ocasión he escuchado decir a Enrique Álvarez que el arte sin compromiso es un búcaro. ¿Qué es un búcaro? Un adorno ahí, algo como estorbando en medio de la sala. Hay que ser subversivo, irreverente, provocador… pero no podemos perder de vista que el arte es, sobre todo, la tiranía de la belleza. ¡Oye, estás ahí parado como un búcaro! Perro Callejero no es un búcaro. Muévete con Perro Callejero y deja que la danza te contamine.